domingo, 20 de mayo de 2012

Afuera una FIESTA, adentro una LAGRIMA...., crónica de una derrota anunciada.

En definitiva, la tabla de posiciones no supo mentir y los 34 puntos que Nueva Chicago nos sacó a falta de una jornada (casi ha doblado la magra cosecha de unidades del Gallito, que tan sólo reúne 35), se vio claramente reflejado en el campo de juego del Urbano, ante una concurrencia y una fiesta impresionantes regaladas desde la tribuna y la platea, por una hinchada del Deportivo Morón que sin lugar a dudas merecía una final claramente distinto, de un equipo que ni siquiera en el clásico y sin la presión de la promoción, fue capaz de devolverle una alegría, a cambio de lo mucho y malo que deberieron soportar durante 41 fechas (39 partidos disputados), los sufridos y consecuentes hinchas del Gallo.

En el mediodía del Urbano y por la 41° fecha de este inolvidable (por lo penoso y vergonzante) torneo de la primera “B” Metropolitana, temporada 2011/2012 y en la despedida de este paupérrimo plantel que pasará rápidamente al olvido de la piadosa memoria colectiva del Pueblo de Morón, ante su maravillosa gente (que concurrió en el impactante número de más de diez mil almas, cifra inusitada para un equipo que habita el anteúltimo escalón de la tabla de posiciones), se cumplió inexorablemente lo lógica y en el esperado clásico ante Nueva Chicago, se impuso claramente el mejor conjunto de los dos, es decir el de Mataderos por 3 a 2, con goles de Christian Gustavo “Gomito” Gómez (ya nos había “embocado” en el 0-2 de la ida), a los '5 PT, igualando transitoriamente Sebastián Antonio “Mono” Pérez, de cabeza, a los '33 de la etapa incial.

Alegría que duraría realmente poco entre la verdadera multitud que llevó el Gallito, puesto que sólo cinco minutos más tarde, a los '38 PT, Chicago conseguiría rápidamente una nueva ventaja, a través de Samuel Catalino Cáceres. Ya en el complemento, darían cifras definitivas al resultado, Leonardo Ezequiel Carboni, el “nueve” del “Torito”, a los '10 de la segunda mitad, descontando por segunda vez a favor del Deportivo Morón, ya en el descuento, Gastón Ada con un golazo ('93 ST), a partir de una apilada de rivales en jugada personal, en un bonito tanto que tan solo serviría para la estadística y para hacer un poco más digna en la placa final, una victoria visitante que debíó haber sido por una mayor diferencia, de acuerdo a los merecimientos y lo mostrado en lo individual y colectivo por ambos equipos, al cabo de los '90 de juego.

Porque Chicago ganó cómo y cuándo quiso, manejando los tiempos a su antojo, bastándole cinco minutos de presión para alcanzar la apertura y luego algunos breves lapsos de “enojo” futbolístico, manejados discrecionalmente a voluntad, para desnivelar y ampliar el marcador a su favor, ante el empate transitorio o la distancia mínima en el tanteador.

Al márgen del resultado nuevamente adverso para el Gallo (la vigésimo segunda derrota en el campeonato, en treinta y nueve cotejos efectivamente jugados, tercera caída consecutiva y tercera en la que le convierten de a tres goles, tras el 1-3 ante Acassuso en el Urbano, el 0-3 del último sábado en Munro y ante Colegiales y el 2-3 del mediodía del último sábado, en Brown y La Roche), el Deportivo Morón sufrió una nueva expulsión de Gerardo Daniel Martínez (la segunda consecutiva), en el segundo tiempo, por doble amarilla, quien precisamente regresaba de cumplir la fecha de suspensión aplicada tras la roja anterior, en la derrota 1-3 con “Susso” (también por doble cartón amarillo), de un volante del Gallo que ya no resiste el más mínimo análisis, por redundante e improductivo en la crítica ante un profesional incapaz de actuar como tal dentro del terreno de juego, que a pesar del enorme talento que innegablemente posee y va camino a despilfarrarlo por completo, prefiere cambiar el “fulbito” por el fútbol y en lugar de modificar las actitudes personales que lo han hecho fracasar una y otra vez a la fecha, decide insistir con las mismas actitudes previsibles y repudiables en cancha, sin parecerle importar las consecuencias individuales y de conjunto de sus repetidas acciones negligentes e infantiles. En definitiva, “harina” más propia de la psiquiatría o el psicoanálisis que de una mera crónica deportiva.

Resulta hasta gracioso imaginar, en este punto, la reacción de sorpresa y estupor que podrían llegar a tener los miembros integrantes del Tribunal de Disciplina de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), cuando el próximo martes y por segunda semana consecutiva reciban el descargo y las posibles disculpas de un Gerardo Daniel Martínez que a nuestro humilde entender, ya no tiene más retorno en la institución.

Al mismo tiempo y de cara al último cotejo de este eterno y tortuoso torneo quer finalmente toca a su fin, para su visita del próximo fin de semana, donde el Gallo visitará a Tristán Suárez en el estadio “20 de octubre” de Ezeiza, el Deportivo Morón irá con las bajas confirmadas del referido Gerardo Martínez y de su capitán y emblema, Alejandro Esteban “Chiche” Migliardi, quien llegó a la quinta tarjeta amarilla, tras el reclamo a otro muy pobre arbitraje, como el de Carlos Stoklas, tras un segundo gol de Nueva Chicago, presumiblemente viciado de nulidad por posición adelantada del autor del tanto.

Asimismo, habrá que aguardar por los diagnósticos de las lesiones de Sergio Ariel Viturro, Damián Emilio Akerman y Cristian Leandro González, todos reemplazados por molestias (en el caso del goleador histórico, fue sustituído por Leonardo Andrés Iglesias ya en el primer tiempo). En particular, habrá que seguir con especial atención la gravedad de las lesiones sufridas por Akerman y González, el primero de ellos, que tuviera que pedir el relevo con lágrimas en los ojos y el segundo, quien a consecuencia de una maniobra sobre el mismo final del partido, debiera abandonar el campo de juego en camilla, jugando los últimos minutos del cotejo con nueve hombres, un Morón ya diezmado por la exclusión de Martínez y que habría agotado los tres cambios reglamentarios.

Menos mal que una semana atrás, nuestro nuevo “santo” de cabecera y novel devoción del Pueblo del Gallo, Villa “San” Carlos, escuchó nuestras súplicas y operó el milagro del empate en Ciudad Evita, ya que de no haber existido aquella intervención “divina”, y con la derrota en el clásico, hoy estaríamos viviendo el “infierno” de dirimir una fatídica promoción de visitantes, en la última fecha del torneo, cuando estamos a punto de soplar la velita de todo un año de sequía lejos del Urbano.

Ya que, para variar, este Morón versión 2011/2012, lógico y previsible en la derrota, una vez más resultó vencido en el intento de sortear con esfuerzo y vergüenza deportiva, lo que la gran mayoría de sus protagonistas fueron incapaces de generar desde lo futbolístico.

Y porque, como de costumbre, una vez más la fiesta PROPIA estaría dada sólo en las tribunas, mientras la AJENA únicamente tendría lugar dentro del campo de juego. A expensas nuestra, claro.


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