miércoles, 14 de enero de 2015

"FUE AMOR. CDM".

Seguramente, el martes 13 de enero (nada menos) de 2015, con el correr de los años será incorporado como una de esas fechas difíciles de olvidar, tanto por la simbología del calendario, como por los hechos sucedidos durante su transcurso.

En efecto, este cabalístico martes 13, quedará marcado a fuego como la jornada del adiós (definitivo?) del último gran ídolo que vistiera la casaca del Gallo, por prepotencia de la estadística y las hazañas acometidas dentro de un campo de juego, en algo más de una década, como lo será siempre, y por lo siglos de los siglos, Damián Emilio Akerman.

Testigos privilegiados de la contemporaneidad, con el mayor goleador histórico de nuestra divisa y, al mismo tiempo, recordman en cantidad de presencia representando al Deportivo Morón, con la "nueve" en la espalda, Damián Akerman habría de abandonar "su lugar en el mundo", poco menos que por la puerta de servicio.

Tras rubricar su rescisión al contrato que aún lo ligaba con la institución, hasta diciembre del corriente año, nuestro último emblema y orgullo futbolístico, debió alejarse del Gallo, muy a pesar suyo, ante las evidencias de un cuerpo técnico que ya no lo quería (y no hacía nada para disimularlo) y una dirigencia que no quiso defenderlo, optando en la dicotomía absurda generada adrede por Blas Giunta, en favor del DT.

En el caso de la dirigencia, quizá Akerman haya sentenciado su suerte a mediados del año pasado, cuando su "faltazo" a la cena (para pocos) de presentación del plantel, por entonces dirigido por Salvador Pasini, originara la ira de más de un directivo, afectos a la verticalidad irredenta de sus empleados, máxime en presencia de compromisos sociales, donde el manual básico de la lógica política, siempre indica que deben asistir todos para "cerrar filas".

"Políticamente incorrecto", auténtico (para bien y para mal) y de perfil extremadamente bajo, Damián Akerman debió emigrar con un doloroso silencio, sólo apenas cortado por un frío y escueto comunicado de prensa, de una institución a la que le diera tanto y tan bueno, y viceversa, al punto que hoy, luego de once años de mutua relación, hablar de Akerman es también hablar de Morón, de igual modo que referirse a Morón es asimismo referirse a nuestro máximo goleador.

Entre traiciones, ingratitudes y "waffles" de todos los sabores, Damián Akerman llevará sus goles a Gimnasia y Esgrima de Mendoza, que en la venidera temporada intervendrá en la "B" Nacional, dejando tras de sí y en el Oeste, un cúmulo de insospechados detractotes que, fuera de los adláteres y voceros de interés prosaico y la "vendetta", parecen no perdornarle el "salirse del molde" futbolístico, dentro y fuera de la cancha y, al mismo tiempo, adjudicarle su responsabilidad en el peor de los pecados futboleros: NO ser "vendehumo", hipócrita ni "tribunero".

Por una cruel e injusta mueca del destino y los "desaguisados" humanos en la gestión, Damián Akerman se aleja del Deportivo Morón rompiendo absolutamente todos los récords y, sin embargo, sin haber podido coronar tanto éxito personal y tantas alegrías colectivas, nada menos que con un ascenso.

Eso sí, al igual que TODOS y cada uno de los dirigentes, directores técnicos y jugadores que "desfilaran" por nuestra institución, durante el último cuarto de siglo, sin dudas el más fatídico, futbolísticamente hablando, de toda nuestra maltratada historia.

Por eso, es que sin lugar a dudas, este martes 13 (nada menos) de enero del corriente año, pasará a transformarse en una de aquellas jornadas imborrables, tanto por la superstición de la fecha calendario, como por la supina estupidez humana.

Dado que, y por si no fuera suficiente, hasta habrían de faltarle gratuitamente el respeto, también a la hora del inducido adiós, generando de manera pública y con escasas horas de diferencia, la firma de su sucesor, en una adaptación local e inadecuada, de "a rey muerto, rey puesto".

Obviamente, en este último acto de ingratitud y grosería, NADA tendría que ver Diego Barrios Suárez, de regreso al Deportivo Morón, para cumplimentar su segundo ciclo en la institución, tras el gran recuerdo que dejara en su anterior paso.

Lo cierto es que, si algún día debíamos vivir una etapa de transición goleadora post Akerman (y cronológicamente debía suceder), y romper entre ambos una relación tan simbiótica como sin precedentes de éxito, es seguro que esta NO era la forma más justa, correcta y soñada por ambas partes, en aquellas épocas gloriosas de mutuo amor incondicional, en que creíamos románticamente que "el amor es más fuerte"..., y para siempre.

Se alejó Damián Emilio Akerman, nomás..., y por la puerta de servicio, en silencio y sin los honores típicos de los grandes y míticos gladiadores.

Y en cierta medida, en mayor o menor grado..., todos fuimos un poco responsables.

Que la historia nos juzgue, cuando nos invada la culpa del ingrato y la infelicidad de quien ha perdido a su amor verdadero.

"FUE AMOR. CDM".


Gustavo Adrián Requelme
@elgallogustavo.




                               Fotos: gentileza, Eduardo Fabián Acuña.

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