Morón llegaba al "Estadio Guillermo Laza", en el Bajo Flores, para visitar al Deportivo Riestra, luego de muchísimo tiempo, más precisamente desde los '80, cuando el Gallo se despidiera por vez definitiva de la primera "C" (por entonces, la tercera categoría de nuestro medio, al igual que ocurre hoy con la "B" Metro, en ausencia de una "B" Nacional, "inventada" varios años más tarde), con emblemas futbolísticos de la talla de Atilio Romagnoli (papá de Leandro, el "Pipi" de San Lorenzo), nacido en esa misma cancha y que luego se transformase en el goleador histórico del Gallito, hasta la llegada de Damián Akerman, y el último máximo artillero del Deportivo Morón, en un torneo oficial de AFA.
Al mismo tiempo, el equipo de Blas Armando Giunta llegaba al propio reducto del sorprendente Riestra, con un importante desgaste físico a cuestas, producto de un cronograma de encuentros innecesariamente "apretado", tanto es así que provenía de disputar tres partidos en una misma semana, desde el triunfo "especial" ante Almirante, en Isidro Casanova, hasta llegar al empate en cero frente al "Pincha" de Caseros, este último sábado por la mañana, en el Nuevo Francisco Urbano.
Sin embargo, con los ánimos retemplados y el envión de una mini-racha positiva de tres cotejos sin derrotas, el Gallo adoptaría desde el pitazo de inicio, a cargo de Lucas Di Bastiano, una actitud y predisposición de preeminencia en el campo de juego, a partir de la solidez confirmada de su última línea (la cual incluye al propio arquero), y el gran nivel que atraviesa Cristian Lillo y que, indudablemente contagia a sus compañeros de la línea de volantes, la cual contaría con el importante retorno de Jonatan Páez, aunque seguiría "extrañando" la restringida cuota de fútbol presente (a cuenta gotas) en este equipo, y que depende exclusivamente del aporte de Federico Domínguez y de Adrián Peralta (ambos ausentes "con aviso", por suspensión y lesión, respectivamente).
De este modo, y como ocurriera en Jáuregui, Casanova y hasta en Adrogué (más allá de la derrota final, en el último caso), el Gallo volvería a erigirse rápidamente en dominador de las acciones, superando paulatinamente al dueño de casa, haciéndose "patrón" de balón y territorio, a partir de un renovado sector medio del equipo, compacto, batallador y solidario en lo individual y colectivo, permitiendo al mismo tiempo, el asentamiento de una línea defensiva, que nuevamente habría de "disfrutar" de otra tarde controlada, tranquila y sin sobresaltos significativos.
Sin embargo, este buen momento de conjunto, tanto de los defensores como de los volantes del Gallito, no viene siendo acompañado por un rendimiento parejo de sus delanteros, que a pesar de manifestarse inconexos entre ellos, durante los cotejos pasados hubo de disimularse y en gran medida, en virtud de la sorprende actualidad de Junior Mendieta, principal factor de desequilibrio ofensivo en los últimos encuentros.
Por desgracia, frente a Riestra, el chajariense no repetiría actuaciones precedentes, lo cual no implica que halla jugado un mal partido, sino que la merma en su rendimiento, tal vez por razones físicas ante la seguidilla de partidos, hubo de evidenciar con meridiana claridad, el magro momento de una delantera del Gallo incapaz de generar acciones de riesgo ante el arco rival, salvo por alguna iniciativa individual, en especial de sus medios y en particular de Cristian Lillo o Cristian Yassogna, en alarmante ausencia de encuentros hilvanados y sociedades ofensivas.
Así las cosas, y a pesar de los enormes inconvenientes manifestados para arribar peligro concreto al arco de enfrente, durante el primer tiempo, el Deportivo Morón se las arreglaría para generar aproximaciones en ataque, haciéndose merecedor de alguna diferencia a su favor, al cabo de la etapa.
Por si fuera poco, a dos minutos del final de los primeros '45, la expulsión del volante central local, por una agresión sin pelota en perjuicio de Emiliano Mayola, hacían preveer la posibilidad de un complemento muy favorable para los intereses del Gallo, que habiendo sido superior a su rival, once contra once, bien podría terminar de inclinar la balanza del partido a su favor, en superioridad numérica.
Al reinicio del juego, y con una lectura similar desde el banco, Blas Armando Giunta haría ingresar a Santiago De Ossa, en reemplazo de Cristian Broggi (quien, además, estaba amonestado), evidenciando una ambición ofensiva y pretensión de llevarse los tres puntos del "Guillermo Laza", no tan presente en los encuentros anteriores, donde sin ir demasiado lejos y con el mismo protagonista de por medio, el propio DT hubo de hacerlo ingresar en tiempo de descuento, cuando el equipo necesita vencer a Estudiantes de Caseros, el último sábado y frente a su público.
Apostando decididamente a ganador, con línea de tres en el fondo y otros tantos puntas en los últimos metros (Leonel Altobelli, Junior Mendieta y el mismo De Ossa), contrariamente a las intenciones y las saludables búsquedas, lejos de arrimar peligro al arco contrario, las zozobras habrían de sufrirlas los defensores visitantes, a partir de rápidas contras encabezadas por los hábiles e interesantes delanteros locales, valiéndose para ello, del adelantamiento posicional de la última línea del Gallo, ya decididamente instalada en inmediaciones del círculo central.
Precisamente, en uno de esos contragolpes, sobre los '18 del complemento, Jonathan Herrera, ese prometedor atacante que defiende la camiseta negra de Deportivo Riestra, terminaría con su incontrolable carrera y posterior remate en el palo, cuyo rebote Mauricio Soto capitalizaría con oportunismo, para determinar la injusta apertura del marcador, en favor del local, aún con un jugador menos.
Redoblando la apuesta desde el banco, Blas Giunta dispondría primero, el ingreso de Diego Barrios Suárez, por un Jonatan Páez también amonestado, y con inminente peligro de doble amarilla, dentro del partido físico y friccionado (al límite del reglamento), que evidentemente propone siempre el equipo del Bajo Flores, y minutos más tarde la salida de un recuperado Mauro Montenegro, para permitir la entrada al juego de Lucas Nanía, quien en su mejor rendimiento desde que llegara al Gallo, habría de aportar el poco fútbol disponible y un pase en cortada "Riquelmeano", para que el propio paraguayo defina con precisión ante la salida del arquero, a los '25 del segundo tiempo.
De allí y hasta el final del encuentro, el trámite del partido habría de tornarse abierto y atractivo, con un Morón empeñado en llevarse los tres puntos, aunque no sabiendo bien el cómo, y un Riestra siempre inquietante en las contras, con sus veloces y potentes hombres de ataque.
En dicho lapso, el Gallo sería incapaz de usufructuar el hombre de más, desde los '43 del primer tiempo, tanto es así que generaría solo un par de jugadas de peligro, en especial, a poco del final del partido, cuando de una asistencia de Cristian Lillo, Junior Mendieta quedara mano a mano con Gustavo Ruhl, golero local, pero entre un control complicado y un pase un tanto exigido, el entrerriano terminaría por definir incómodo y muy paralelo a la línea de meta, facilitando el despeje de los defensores locales a metros de un arco desguarnecido, que a poco estuviera Barrios Suárez de empujarla y festejar por duplicado.
En definitiva, el Gallo habría de traerse para el Oeste un punto que, a priori, no hubiese resultado nada despreciable, pero que en virtud del desarrollo de los '90, de su dominio en casi todo el encuentro y de su superioridad numérica, por algo más de un tiempo, sin dudas que provocaría una sensación generalizada de "sabor a poco".
Como sea, este Morón de Giunta que, indudablemente y fecha tras fecha, viene "levantando puntería", volvió a merecer más de lo obtenido y a redondear otro rendimiento para el "aprobado", al tiempo de sobreponerse a una inmerecida desventaja, factor que en otro momento de este mismo campeonato, hubiese sin dudas condenado la suerte final de un resultado adverso.
Una actuación convincente y "energizante", en especial en lo colectivo, aunque el triunfo no haya viajado finalmente para el Oeste.
"En el camino" (correcto).
Gustavo Adrián Requelme.
@elgallogustavo.
Foto: gentileza, Osvaldo Abades (h).
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