El Deportivo Morón llegaba a Floresta, luego de once años de no frecuentar la "casa" del "Albo", sin dudas en una de las pruebas de carácter más importantes, que el calendario de la "B" Nacional le deparaba en las ocho jornadas finales del campeonato, nada menos que ante un clásico contendiente de toda la vida, como All Boys, y por si fuera poco, un rival directo en procura del objetivo primario y primordial de la permanencia en la categoría.
Y fiel a la grata costumbre evidenciada en múltiples ocasiones, tanto en la "B" Metro como en el Nacional, este plantel de temple y actitud únicas, volvería a "sacar pecho" en "rodeo ajeno", para traerse tres puntos "bañados" en oro, a fin de aproximarse a cinco o seis puntos de ese objetivo fundamental, trazado a principios de temporada por un cuerpo técnico laborioso y de enorme sapiencia táctica.
Por si fuera poco, el triunfazo del Deportivo Morón en el escueto y complicado reducto de la calle Mercedes, en el límite histórico y nunca debidamente resuelto, entre los barrios porteños de Floresta y Monte Castro, extendería a ocho los cotejos sin derrotas, y a cinco desde el reinicio del certamen, con cinco triunfos y tres empates, alcanzando asimismo su tercera victoria consecutiva fuera del Oeste, todas ellas por uno a cero y conseguidas en esta segunda parte del torneo, donde evidentemente el equipo de Walter Otta habría de adaptarse a la categoría, luego de una primera rueda titubeante y de resultados y rendimientos preocupantes, tanto es así que en apenas cinco jornadas desde la vuelta del Nacional en 2018, ya ganó tantos encuentros como en las doce primeras jornadas del actual campeonato, acopiando nada menos que 18 de los últimos 24 puntos en juego, contabilizando los tres cotejos de cierre de 2017, cuando se iniciara ese ciclo virtuoso que hoy lo tiene fuera de la zona del descenso y tercero en la tabla de posiciones, metido de lleno en la pugna "de reojo" para clasificar al Reducido por el segundo ascenso a la Superliga.
Ya en el análisis de lo ocurrido frente a All Boys, un Morón sin Emiliano Méndez suspendido, por haber alcanzado el límite de cinco amarillas en el empate bárbaro 3 a 3 ante Aldosivi, del domingo pasado, y con la ausencia significativa por lesión, del uruguayo Mauricio Alonso, de gran nivel en los cuatro encuentros oficiales en que le tocara intervenir, desde su arribo al club como refuerzo para este segundo semestre, Damián Toledo y Cristian Lillo habrían de reemplazarlos en Floresta, pensando en un desarrollo de mucha lucha en el mediocampo, dadas las reducidas dimensiones del campo de juego, que invariablemente determina que, quien domina esa zona del terreno, tiene muchas más chances de imponer condiciones y manejar los tiempos del encuentro.
Y así ocurriría con el Gallo en el primer tiempo, luego de unos diez minutos iniciales en que a ambos les costaría entrar en partido, para que a partir de algunos destellos de la calidad siempre vigente de Rodrigo Díaz y fundamentalmente, el gran partido de Emmanuel Giménez, quien viene mejorando ostensiblemente su rendimiento en este 2018, Morón se adueñaría de la pelota y maniataría por completo al dueño de casa, clausurando su línea de fondo con la buena y pareja labor de todos, pero en especial, la contribución sustancial de Sebastián Martínez Aguirre (nuevamente en el podio de los más destacados, junto a "Emma" Giménez), la visita controlaría el trámite del partido en el medio y no pasaría sofocones en defensa, merced también al aporte generoso de los volantes de marca (Toledo, Giménez y Lillo), desdoblándose permanente para duplicar la marca en terreno propio, cada vez que All Boys tuviese la pelota en las proximidades del arco de Milton Alvarez.
Por eso, aprovechándose de un primer tiempo inteligente y bien jugado, ante un "Albo" sin respuestas futbolísticas, mérito excluyente de un Morón que que le ganaría en todos los sectores, a los '23 del primer tiempo, el "laboratorio" de Walter Otta y Félix Benito daría sus mejores frutos, cuando ante un tiro de esquina desde la derecha ejecutado por Emmanuel Giménez, la pelota iría directamente hacia el borde el área, donde un solitario Maximiliano Paredes ensayaría un derechazo preciso y furibundo que habría de "romperle" el arco a Nahuel Losada, para establecer la ventaja parcial de la visita y la justicia en el marcador en Floresta.
De allí y hasta el final de la primera etapa, el Gallito no sufriría en su última línea, con la gran tarea de una defensa que regresaría a la solidez habitual, y como contrapartida, en ofensiva, a punto estaría de ampliar la ventaja, cosa que no hubiera estado mal, en atención a la superioridad manifiesta de la visita en los primeros '45, cuando luego de un pelota recuperada en el área de All Boys, por un Facundo Pumpido un tanto solitario, como ya es costumbre en el sistema táctico preferido de Otta, pero nuevamente de buen partido, puesto que habría de demostrar una vez más, sus condiciones para bajar la pelota, "pivotear" y preocupar a toda la defensa local, aún en permanente inferioridad numérica, para en esta oportunidad habilitar a un Nicolás Ramírez recuperado en el juego e inspirado para el arco, cuyo remate angulado de zurda "estallaría" en el travesaño de Losa, que a la sazón mantendría en partido al local, de cara la segundo tiempo.
Ya en el complemento, entre las necesidades de un All Boys obligado a buscar el empate y el cansancio paulatino de los jugadores del Gallo, de enorme desgaste en aquella gran primera parte, en el marco de una tarde de marzo "asfixiante" de 33 grados en las tribunas, el local se apoderaría del control de las acciones y de a poco, con más voluntad que ideas, habría de "apretar" a Morón contra su arco, donde habría de erigirse una vez más la figura siempre presente de Milton Alvarez, para ahogar las situaciones de riesgo más comprometidas que generaría el "Albo", sumándose a ese podio de los más destacados, dentro de un gran y parejo nivel colectivo de todo el equipo, junto a Sebastián Martínez, Emmanuel Giménez y Facundo Pumpido.
Por desgracia, el apresuramiento de Pablo Dóvalo, en una acción intrascendente, en el adicional del primer tiempo, terminaría con una amonestación innecesaria y mal avenida para el enorme "1" del Gallo, razón por la cual habrá de hallarse ausente el venidero sábado, desde las 17, cuando el Deportivo Morón reciba a Mitre de Santiago del Estero, en el Nuevo Francisco Urbano, por la 18° fecha del Torneo de la Primera "B" Nacional.
Sin demasiado "oxígeno" disponible para "lastimar" en ataque, Morón aguantaría a pie firme los embates finales de un All Boys con poco fútbol, pero muchas ganas, y haciendo un uso intensivo de los laterales, dentro de las módicas dimensiones de un terreno que conoce de memoria, debiendo soportar hasta el último suspiro del descuento, por un tiro libre al borde del área, sólo vislumbrado por el inefable Pablo Dóvalo,
Pese a ello, y al remate de riesgo que se perdería cerca del palo izquierdo de Alvarez, la sensación de apremio resultaría más propia de los nervios del afuera, que de las acciones de real peligro generadas en el complemento por el local, dado que el equipo de Otta habría de controlar bien a su rival, solidario y concentrado durante los '90, en un terreno que cualquier distracción hubiese implicado la posibilidad del empate.
Triunfazo merecido del Deportivo Morón, en un estadio "chivísimo" y ante un rival directo en la pugna por la permanencia, para demostrar una vez más que este Gallo es cosa seria y puesto a demostrar su temple en pruebas de carácter como la del sábado en Floresta, le sobra actitud y "espolones" para imponer condiciones a cualquiera, en el escenario que sea.
Y a seguir soñando despiertos, que para este plantel y cuerpo técnico toda hazaña es posible.
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