El Deportivo Morón necesitaba sumar de a tres, luego de la derrota con regusto a "despojo", en el "Centenario" de Quilmes, para alcanzar finalmente la línea de los 32 puntos y con ello, alcanzar el primer y gran objetivo de la temporada: asegurar matemáticamente la permanencia, a falta de tres encuentros para el final del torneo de la "B" Nacional, con independencia de la cantidad de unidades que cosechen sus antagonistas, en la antipática y ansiosa lucha de eludir los seis descensos con que castiga en la presente temporada, una categoría que vive pagando "puertas adentro", los delirantes "laboratorios" puestos en práctica, para la disputa de los últimos campeonatos de la Primera o "Superliga", de acuerdo a su última y novedosa denominación.
Claro que para ello, necesitaba conseguir su primer triunfo en lo que va del año, en el Nuevo Francisco Urbano, condición de local en la que aún no había ganado, aunque tampoco perdido en 2018, con un puñado de empates que podrían haber sido más que ello, pero que habrían de escaparse por pequeños lapsus de concentración, luego de ponerse en ventaja (frente a Mitre de Santiago del Estero y Boca Unidos de Corrientes, especialmente) o en virtud de mínimos detalles futboleros, dentro de un certamen de la "B" Nacional caracterizado por una sorprendente paridad entre sus participantes, tanto que entre el actual líder (Aldosivi de Mar del Plata ) y el decimocuarto (el referido Mitre), sólo los separan diez puntos.
Encima, por si fuera poco, enfrente lo aguardaba Sarmiento de Junín, que de comenzar el presente año complicado en la tabla de los descensos, al igual que el Gallito, con una racha de cuatro sin perder y 33 unidades en la tabla, de acceder a una nueva victoria en el Oeste, hubiese podido situarse en la tercera posición, a sólo dos puntos del "Tiburón" marplatense.
Sin embargo, este Deportivo Morón acostumbrado a demostrar pruebas de carácter, en infinidad de "batallas" recientes, durante su histórica campaña de campeón en la "B" Metropolitana, hace poco menos de un año, y en varios partidos del presente y exigente torneo "Nacional", en especial durante el último semestre, sería capaz una vez más de sobreponerse a la bronca del "sospechoso" cotejo ante el "Cervecero", y por enésima vez a una contingencia de fuerza mayor, como las ausencias por una "enfermería" empeñada en evitar que el cuerpo técnico del Gallo, pudiese repetir equipo en dos partidos consecutivos desde hace un largo rato.
Así las cosas, y dentro de un desarrollo en el cual había comenzado mejor, en los primeros '20 de la etapa inicial, con el regreso de Sebastián Martínez Aguirre en la zaga, para potenciar a un recuperado Valentín Perales, luego de su flojo desempeño en Quilmes, y ante una nueva ausencia obligada del capitán, Emiliano Mayola, y con el ingreso de Facundo Pumpido en sustitución de Rodrigo Díaz, para procurarle mayor compañía al "Bicho" Javier Rossi, el Deportivo Morón comenzaría apretando al "Verde" de Junín contra su última línea, hasta que la visita ajustara las marcas y emparejara el trámite, por virtudes de sus propios medios y el cansancio del exigente despliegue de los volantes del Gallo.
Sin embargo, y con Nicolás Ramírez como el "abanderado" de la búsqueda del arco de enfrente, con decisión para ganar en el "uno a uno" y vocación para encabezar todas las iniciativas ofensivas de un Morón con escasa generación de fútbol, dentro de un trámite parejo y disputado, el Gallo intentaría una y otra vez, en procura de ese triunfo tan necesario, generando las pocas y mejores opciones de desnivel en la etapa, tales como el remate desviado de Pumpido, luego del lateral de Paredes y la asistencia de Martínez Aguirre en el área, sobre los '30, o el remate apenas alto de Rossi tras el "pivoteo" de Pumpido a los '38 y la más clara de todas, en tiempo cumplido, con el buen remate de Leandro Guzmán, con destino de red, que un botín visitante se interpondría para enviarla al tiro de esquina.
Ya en el complemento, el equipo de Walter Otta regresaría de los vestuarios con la misma actitud de los primeros minutos de partido, propiciando un par de buenas aproximaciones, merced al buen partido del "Chaco" Guzmán y a un "Bicho" Rossi que empezaría a sacar diferencias en el "mano a mano" con los defensores de Sarmiento, preanuncio del desahogo enorme que sobrevendría unos cuantos minutos más tarde.
Promediando la segunda etapa, y a pesar de la ausencia de ideas de ambos lados, Morón no cejaría en su búsqueda del desnivel tan esperado en la noche del Oeste, aunque comenzando a padecer las contras de un Sarmiento ordenado y peligroso, que sobre los '17 a poco estuviese de amargar a todo el Nuevo Francisco Urbano, ante el remate de Nahuel Estévez que Valentín Perales rechazaría en la misma línea de gol.
Cuando el desarrollo parecía "achatarse" y la visita dar síntomas de comodidad con el punto, especulando con la necesidad local, para hallar espacios decisivos con el correr de los minutos, el ingreso de Gerardo Martínez por Leandro Guzmán, le otorgaría la cuota de pausa y fútbol de la que el Gallo adoleciera hasta su ingreso, a los '28 del segundo tiempo, mostrando con un par de "pinceladas" de su talento único, que podía resultar determinante para acompañar a Nicolás Ramírez, el mejor de la cancha, y abastecer a Facundo Pumpido y, fundamentalmente, a un "Bicho" Rossi que con su "olfato" goleador y su despliegue generoso de siempre, en poco minutos se subiría al podio de los más destacados de la noche.
Hasta llegar al anhelado minuto 29 del complemento, cuando tras un tiro de esquina desde la derecha, ejecutado por Ramírez, Facundo Pumpido la peinara en el primer palo, y ante cierta demora de la defensa en el rechazo, Javier Nicolás Rossi se la llevara de "Bicho" para ponerla a la diestra del alcance del arquero visitante y con su grito (el noveno en la campaña), desatar el desahogo atragantado en tantas gargantas dentro y fuera del estadio.
Con el uno a cero del Gallo, y lejos de conformarse con el desnivel, retrocediendo en el terreno, el equipo de Otta contaría con chances para liquidar el pleito, siendo la más clara de todas, el golazo convertido otra vez por Rossi, anulado de manera insólita por Luis Alvarez, a instancias del árbitro asistente, por un presunto off side tan infundado como los penales en la noche del "Centenario", hace casi una semana.
Ya cerca del epílogo, con Damián Toledo y Cristian Broggi en cancha, en lugar de Facundo Pumpido y Nicolás Ramírez, para sostener la "resistencia" del Gallo, un Morón acostumbrado a sufrir, casi por designio del destino, debería soportar en sus "arterias" cuatro minutos adicionados y el remate apenas desviado de Lucas Passerini, cuando el reloj marcaba con exasperante cadencia los '47 del segundo tiempo.
Hasta que Luis Alvarez pitara el final del partido y con él, el alivio contenido de todo el Oeste, hecho grito de triunfo y felicidad, para festejar por la primera victoria de local, nada menos que en el partido más trascendente, desde el 2 a 1 ante Platense, del 6 de junio de 2017, que decretaría el ascenso a la "B" Nacional: los tres puntos restantes para alcanzar la línea de los 32 puntos y, con ellos, asegurar el primordial objetivo de la permanencia en la categoría.
Ganó Morón y sigue siendo "Nacional", y encima ya despojado de la "mochila" del descenso, se ilusiona de pleno derecho con ingresar al Reducido, por el segundo cupo a la Superliga, a falta de dos encuentros para el cierre de la temporada.
Costó 17 años y 32 puntos... Cuesta escribir estas líneas con tanta felicidad en el corazón y el alma.
Más "Nacional" que nunca, ahora el Gallo va por un sueño de "yapa", que (¿casualmente?) anda cumpliendo nada menos que medio siglo.
32 de 32... Se acabó la cuenta regresiva (¡al fin!).
Y para este Morón nada es imposible, hasta el anhelo que creímos (durante casi tres décadas) más inalcanzable.
¡Salud, Gallito "Nacional"!.
@elgallogustavo.
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