En la noche del martes y ante su público, el Deportivo Morón procuraba ganar por primera vez en el Nuevo Francisco Urbano, en lo que va de 2018, para asegurarse de una vez por todas ese objetivo que desvela desde principios de temporada a todo el Oeste: la permanencia en una categoría, cuyo regreso implicara una ingrata espera de 17 largos años.
De esta forma. y con 28 unidades en el torneo, en la previa del cotejo ante Boca Unidos, tres nuevos puntos le darían esa tranquilidad definitiva para respirar hondo y satisfecho ante el principal "norte" alcanzado, y a partir de allí, canalizar las energías en la clasificación al torneo Reducido y por qué no, soñar con el primer ascenso directo a la Superliga, puesto que con 31 puntos, este último anhelo quedaba a tan sólo tres del único líder, tras la jornada 21°, Aldosivi de Mar del Plata.
Y en esos términos soñaría todo el Oeste, en el Nuevo Francisco Urbano o frente al televisor, cuando a los '13 del primer tiempo, y tras un tiro de esquina en favor de la visita, el equipo de Walter Otta construyera una contra fantástica, a partir del rechazo defensivo de Cristian Lillo, la corrida y fenomenal primer pase ofensivo de Emmanuel Giménez, y la posterior asistencia "quirúrgica", sobre la derecha, de Rodrigo "Rengo" Díaz, para habilitar por el segundo palo de una defensa en retroceso, a un Javier Rossi que sólo debería empujarla a la red de Hilario Navarro, para desatar el "carnaval" en en Pueblo del Gallo.
Hasta ese momento, poco y nada había pasado en un partido parejo y sin emociones, con un ligero predominio del balón por parte del visitante, y un Morón que sin lucir, ni mucho menos, cada vez que conseguía hacerse del dominio de la pelota y "depositarla" en la suela diestra del "Rengo", daba la sensación de poder generar algo bueno, con la reaparición de Nicolás Ramírez por la derecha y la peligrosidad siempre latente del "Bicho" Rossi, que en un par de acciones demostraría hallarse físicamente al ciento por ciento, incluyendo la jugada del desnivel para los vestidos de "azul".
Luego de la ventaja parcial, Boca Unidos intentaría recomponerse y buscar el empate, aunque carente de fútbol e ideas, habría de resumirse a procurar el desnivel por la bandas (con Cristian Broggi por derecha y el regreso de Nicolás Martínez por el lateral zurdo), en búsqueda de "apuntar" sistemática y repetidamente a la cabeza de Pablo Vegetti, aquél "9" longilíneo que "sufriéramos" con la camiseta de Villa San Carlos (campeón de la "B" Metro, con "La Villa", en 2012/2013) y que más tarde tuviera pasos sin tanta trascendencia por Ferro, el fútbol chileno, Colón de Santa Fe y Gimnasia y Esgrima de La Plata.
Controlado hasta allí por la dupla central del Gallo, nuevamente conformada por Valentín Perales y Emiliano Mayola, ante la ausencia obligada y repetida del uruguayo Sebastián Martínez Aguirre, las pocas y claras opciones que habría de otorgar el primer tiempo, serían del Deportivo Morón, como aquél cabezazo inmejorable de Javier Rossi, sobre los '34, apenas sobre el travesaño, tras el tiro de esquina de Giménez, y otro remate desde afuera del propio Emmanuel, de lo mejor de Morón, mientras tuvo resto físico para correr, cortar y jugar la pelota con destino cierto.
En el complemento, uno de los cambios que mandaría al "billar" del "Carlos Castellón", Carlos Mayor, el técnico de los correntinos, resultaría decisivo para modificar la actitud de sus dirigidos en los primeros '20 del segundo tiempo y, en definitiva, constituiría el hecho "clave" para que la visita se llevara un empate final del Oeste, no tan alejado de la realidad desde los merecimientos, pero que nos dejara a todos un regusto amargo en la boca, teniendo en cuenta que, por lo menos ópticamente y desde la distancia de la observación, el trámite del encuentro parecía controlado, salvo alguna distracción defensiva, como ocurriera ante Mitre de Santiago del Estero..., y lamentablemente nos volvería a pasar.
En efecto, el ingreso del "Malevo" Osmar Ferreyra (ex River e Independiente, entre tantos otros clubes), le daría a Boca Unidos un mayor y mejor control del balón en el medio, propiciado por un Morón que tal vez si sintió cómodo con el trámite de un partido, donde los correntinos resultaban claramente incapaces de lastimar, salvo que la pelota le cayera en la "sien" a Vegetti para facturar, y por entonces el "lungo" centrodelantero visitante, andaba más en off side que habilitado.
Por desgracia, la única variable posible de empate para la visita, habría de confirmarse sobre los '17 de la etapa final, cuando luego de un buen desborde y mejor centro del referido "Malevo" Ferreyra, por izquierda, el balón le cayera en la cabeza a Pablo Vegetti, para que el "9" de los correntinos la ubicara bien lejos del alcance de Milton Alvarez.
Al igual que ocurriera frente a los santiagueños, la zaga del Gallo habría de perder la marca del único "marcable" de Boca Unidos, quien habría de cabecear con demasiada soledad, tranquilidad y facilidad dentro del área chica de Alvarez, estableciendo una igualdad "cara" en la única distracción importante de la última línea, que sin dudas extraña la solvencia de Sebastián Martínez Aguirre.
Los minutos siguientes al empate de Boca Unidos, mostrarían lo peor de Morón en el partido, puesto que la visita habría de detectar las señales de confusión local, para "apurarlo" como nunca antes en el encuentro y generarle alguna que otra situación de desequilibrio y zozobra, tal como el mano a mano que Milton Alvarez le ahogaría al propio Vegetti, en una de esas acciones que caracterizan al "uno" del Gallo en la categoría de gran arquero: ante un cotejo de poca exigencia, responde con acierto y reflejos para "salvar" a su equipo de una derrota impensada, sólo un par de minutos antes.
Los ingresos de Matías Pardo y Gerardo Martínez (el primero ausente desde el 20 de noviembre, recuperado de una fractura de peroné, y el segundo de regreso de una rotura del menisco externo, con cirugía incluida, desde el 28 de octubre pasado), además de constituir dos grandes y esperadas noticias en sí mismas, repercutieron en una actitud mucho más decidida y ofensiva del equipo, máxime con la posterior inclusión de Damián Akerman en cancha, sin embargo, más allá de algún nuevo cabezazo del "Bicho" que a punto estaría de volver a poner al Gallo en ventaja, la visita lograría aguantar el uno a uno hasta el final, aún con un hombre de menos (por la correcta expulsión de Tomás Charles, por doble amarilla, a los '15), igualdad que de poco le serviría a una visita que, debiendo aún quedar libre en dos jornadas, debe ganar los tres partidos que le restan y "rezar" para que aún así le alcance para conservar la categoría.
Por el lado del Gallo, y más allá del referido "sabor amargo", ante un partido que, de no mediar aquella distracción de los '17 del complemento, se encaminaba lenta y paulatinamente hacia la primera victoria en "casa" en 2018, la "bronca" lógica de los minutos posteriores al final del encuentro, no debe desenfocarnos de varios datos significativos de la realidad: con este empate, el equipo de Otta reúne 29 en el campeonato y se halla a sólo dos o tres del objetivo tan deseado de la permanencia, habiendo ya quedado libre y con cuatro cotejos por delante, mientras que lo ubica en la décima posición en la tabla, a sólo una unidad del último conjunto que hoy estaría clasificando al Reducido por el segundo ascenso, y por si fuera poco, habiendo hilvanado su undécimo juego consecutivo sin derrotas (seis empates y cinco triunfos), puesto que no pierde desde la novena fecha, el 20 de noviembre de 2017, en la caída por la mínima ante Juventud Unida en Gualeguaychú, hallándose asimismo invicto en lo que se lleva jugado de este año.
En una semana, el martes 10 de abril, a las 21:05, el Deportivo Morón tendrá la ocasión de sumar los tres puntos (o menos) que le restan para consolidar matemáticamente su salvación definitiva, cuando visite a un más que comprometido Quilmes, en el "Estadio Centenario", para tal vez, triunfo mediante, virtualmente condenar al "Cervecero" a su segundo descenso consecutivo.
Más allá de la bronca..., lo importante es sumar, y máxime cuando el objetivo se halla tan cerca que comienza a reconfortar.
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