El "Cartero llamó dos veces" y el Gallo se "desmoronó"... Como frente a Platense y en una de sus expresiones colectivas más pobres (sinó la más), en lo que va del torneo, Morón cayó sin atenuantes por dos a cero, ante Comunicaciones en el "Alfredo Ramos", con la practicidad de un planteo sencillo y un par de puntos altos, tal el caso de Nicolás Ibañez, un ignoto delantero centro del conjunto de Vivaldo, que habría de abrir el marcador y convertirse en una "tortura" permanente para la muy vulnerable defensa visitante.
Con el único cambio de Junior Mendieta, en lugar del suspendido Gerardo Martínez (expulsado el último martes, en el cero a cero ante Flandria, en el Oeste), el equipo de Walter Otta habría de afrontar su primer partido en el campeonato, sin uno de los "caballitos de batalla" tácticos del cuerpo técnico del Gallo: el "doble enganche", conformado por el mismo Gerardo Martínez y el "Rengo", Rodrigo Ezequiel Díaz.
Y en rigor de verdad, más allá de la discreta actuación individual de Díaz, quien no lograría escapar a la mala tarde colectiva, evidentemente, el "Rengo" habría de "extrañar" a su "compadre" creativo, tanto es así que muy pocas veces el Gallo hubo de manejar la pelota, tal cual lo prescribe su idea general de juego y, como lógica consecuencia, el equipo carecería por completo de peso ofensivo, generándole una sola opción manifiesta de gol, al "reposado" golero del "Cartero", mediante un cabezazo de Javier Rossi, a los '5 del complemento, que pudo ser el empate y sin embargo, volvería a toparse con el palo contrario (al igual que sucediera con el "Canario").
Por si fuera poco, una defensa que hace rato viene dando renovadas muestras de una debilidad manifiesta e increscente, en la tarde de Agronomía, viviría sin dudas su peor expresión individual y de conjunto, con bajísimos rendimientos en los habituales cuatro del fondo, y hasta en su arquero, aunque este último habría de redimirse en el segundo tiempo, evitando en un par de "mano a mano", que el "Cartero" obtuviera un resultado más abultado.
En ese sentido, el primer gol de Comunicaciones resulta un claro ejemplo, a los '14 de iniciado el partido, luego que de un despeje largo, desde el fondo local, el balón le cayera en el área chica a Nicolás Ibáñez, quien aprovecharía la "siesta" de Gásperi y Mayola, así como la indecisión de Alvarez, para "puntear" el balón, con llamativa soledad y facilidad, al fondo del arco visitante.
Con la desventaja a cuestas, sin volumen de juego en el medio, y con graves falencias en el fondo (algunas veces, creemos que potenciadas por la tendencia recurrente a "tirar el achique"), Morón recién arrimaría algo de peligro al arco local, a los '18 de aquél primer tiempo, a través de una buena acción individual del "Bicho" Rossi (a la postre, de lo poco rescatable del equipo), que sin embargo finalizaría con un remate débil y cruzado, fácil para el lucimiento del arquero.
Con el correr de los minutos, el nerviosismo se iría apoderando de un equipo, al que no le salían para nada las cosas, viendo la amarilla, tanto Giménez como Minici, en apenas sesenta segundos, y antes de la media hora de juego. Y es que el Gallo no lograba hacerse de la pelota y, cuando la conseguía, se mostraba lento, predecible y repetido, trasladando demasiado el balón, sin claridad ni precisión, todo lo contrario de su rival que, más tranquilo con la diferencia inicial, apostaba a la practicidad de un juego sencillo y ordenado, a unos o dos toques, hasta apuntar a la cabeza del "9", de tarde inspirada y justo frente a nosotros...
Y en ese clima de nerviosismo e incomodidad ante la certidumbre de una muy mala tarde, antes de un córner a favor del Gallo, en el descuento del primer tiempo, un jugador local habría de acusar una agresión de Nicolás Minici, para que un Martín Gonaldi más cercano a la acción y mejor ubicado, decidiera expulsarlo, para complicar aún más un resultado próximo, en un desarrollo más lejano.
Ya en el complemento, y con la salvedad de un breve lapso de diez minutos, en los que el Gallo habría de salir con otra decisión en busca del empate, mostrando una mejor "cara" con diez, que con once jugadores, de a poco volvería a "desinflarse", de modo de no generar nada de peligro real, más que aquél cabezazo al poste de Rossi, a los '5, tras un buen centro de Cristian Lillo.
A partir de los veinte del segundo y con las ventajas lógicas de una línea de tres en el fondo (Broggi ingresaría por Ferreira, en el entretiempo), Comunicaciones retomaría el control de las acciones y en un puñado de minutos justificaría un segundo gol, que habría de arribar a los '23 del complemento, luego de una gran jugada individual de Federico Barrionuevo, que solo y de izquierda a derecha, hubo de "limpiar" a los centrales para definir con precisión y dejar sin chances a Milton Alvarez.
Con el dos a cero en contra y un jugador de menos, sólo podía apostarse a evitar el tercero (cosa que haría el propio Alvarez, por duplicado) y fundamentalmente, a procurar que no hubiese algún nuevo expulsado.
Al término del encuentro y con una nueva caída consumada, el futuro inmediato del equipo asoma como un enorme interrogante, entre actuaciones que invitan a entusiasmarse y otras, como la de este sábado, que "desmoronan" ilusiones.
Como sea, y salvo un "milagro" futbolístico (a falta de nueve partidos, y dependiendo tanto de la adquisición de un equilibrio propio, como de la combinación de demasiados resultados adversos ajenos), el campeonato parece una utopía recurrente, como desde hace 26 años, a cumplirse el venidero 14 de abril.
"Desmoronados"... Una vez más.
Gustavo Adrián Requelme.
@elgallogustavo.
Foto: Osvaldo Abades (h).