Por previsibles y repetidos, los comentarios de los partidos de este Morón, tan penosamente devaluado, se vuelven cada vez más difíciles de escribir (algo que, con absoluta sinceridad, no nos ocurriera en más de diez años de intentar reflejar las actuaciones del Gallo, fecha a fecha, torneo tras torneo, año a año) y suponemos también, el cansancio de los lectores, al reiterarse los argumentos y las razones de esta paupérrima actualidad, casi hasta el hartazgo, sin siquiera poder esbozar algún hecho objetivo de la realidad, que por lo menos "encienda", en uds y nosotros, al menos una pequeña "llama" de ilusión a futuro.
Y es que Morón igualó 0 a 0 en el Nuevo Francisco Urbano, con Almagro, otro de los muy flojos conjuntos de la zona y de la categoría en general, como ocurriese el pasado fin de semana con Brown de Adrogué, sumando su cuarto cotejo en fila sin triunfos y lo que es aún peor, sin convertir goles.
Y es que resulta muy complicado pensar en convertir, cuando Morón es incapaz de generar algo de juego asociado, que permita colocar a uno de sus delanteros o mediocampistas "cara a cara" con el arquero rival y la vez que ese "milagro" se produce, por una error grosero de algún defensor contrario, como ocurriese en el inicio del segundo tiempo frente a Almagro, Matías Romero definiría tan, pero tan mal el "regalo" ajeno, que nos exhime de mayores comentarios, de tan sólo ver las imágenes.
Y es que Morón, apenas acercó peligro al arco "Tricolor" en dos o tres ocasiones durante todo el encuentro, las más claras, una de "pelota parada", por un tiro libre de Santiago Sala, de otro partido, en la primera mitad, que le sacaría "astillas" al vértice superior derecho del arco defendido por Christian Limousin y el referido "horror" de Andrea Falabella, central visitante, que al intentar dominar el pase atrás de un compañero, entre su escasa ductilidad y quizá un "resbalón" propiciado por un terreno de juego cada vez más intransitable, le permitiera a Romero quedar solo de cara al arquero y definir cruzado al cuerpo del "1" de Almagro.
Por fortuna, y al igual que una semana atrás en Adrogué, al rival no le sobraron "luces" para complicar a la defensa local, más allá de un remate al travesaño de Diego Vásquez, en el primer tiempo y una tiro libre esquinado y "venenoso", desde la izquierda del ataque visitante, a la altura del área chica, apenas desviado por Juan Martín Rojas, en primera instancia y luego sí contenido por el "1" de Morón, casi sobre la línea de gol.
Después de eso, nada de nada. Como diría un viejo mago de kermesse popular: " nada por aquí, nada por allá".
Solamente lamentar la grave lesión de Juan Manuel Olivares, que lo mantendrá alejado de las canchas por varias meses, intuímos que también con algún grado de responsabilidad de un campo de juego impresentable, que ya no sólo conspira contra cualquier intención de juego, sino también contra el físico de los protagonistas.
Y es que la triste imagen que devuelve el equipo dentro de la cancha, y el deplorable estado del campo de juego, constituyen la extensión más visible de una actualidad institucional que preocupa, con un club nuevamente coptado por la política partidaria, de un municipio que vuelve a utilizar al Deportivo Morón como su "búnker" y "polideportivo" municipal (pese a contar ya con uno, pero mal ubicado, como el "Gorki Grana"), tal como ocurriese en la semana previa al partido con Almagro, con el acto de promesa a la bandera, de los alumnos de todas las escuelas del distrito, en el propio césped raleado del "poceado" terreno del Nuevo Francisco Urbano.
A priori, y sin haberlos visto aún en cancha, parece complicado que apenas dos jugadores, como los últimos refuerzos de este mercado de pases de invierno, es decir, Lautaro Disanto y Matías Castro, pendientes de debut, resulten capaces de modificar de manera tan sustancial, la realidad de un equipo que parece ir olvidándose del Reducido, para acumular puntos que lo mantengan a prudencial distancia de la Reválida.
Otra alternativa a futuro inmediato, hoy parece más propia de un "milagro", que de un proceso de posible mejora continua, de un equipo que no ofrece "señales de vida" dentro de la cancha, "punta del iceberg" de una crisis que se inicia y extiende fuera de la linea de cal, en las decisiones y rumbos dirigenciales, deportivos e institucionales.
Según parece, dependeremos más de las "desgracias" ajenas, que de las propias virtudes.
Ojalá se opere el "milagro" (por lo menos, dentro de la cancha).
@elgallogustavo.
📸: Deportivo Morón.