domingo, 25 de agosto de 2024

A la deriva...

Dentro de una temporada de pesadilla, la peor por lejos desde el regreso a la Primera Nacional, el Gallo no pudo siquiera "salvar" mínimamente un año futbolístico paupérrimo, regalándole a su gente y obsequiándose a sí mismos, dentro de la cancha, una "alegría" en casa, frente a un clásico rival como Almirante Brown, que con menos puntos que Morón y una crisis en la semana aún más profunda (tras su derrota en Casanova, frente a Nueva Chicago), apenas le bastó con la jerarquía de Brian Fernández y Ramiro Martínez, para definir el pleito en ataque y sostener el arco en cero, las contadas veces que Morón logró hilvanar una jugada de peligro.

Como contrapartida, el equipo de César Monasterio sólo logró imponer condiciones promediando el primer tiempo, lapso en el que pudo elaborar las únicas jugadas claras del encuentro, ambas en los pies de Gastón González (la segunda y más nítida, una hermosa "chilena" con destino de gol de la fecha, que el "Mono" Martínez, con problemas en una rodilla, pudo contener de manera magistral), para luego ir "desinflándose" minuto a minuto, al igual que la enorme mayoría de los partidos precedentes, dejándose incluso "copar la parada" por un Almirante limitado como Morón, pero "bicho" para manejar los tiempos de este tipo de pleitos y sacar provecho de esa escasa diferencia de jerarquía a su favor, en puestos vitales, a la postre fundamental para llevarse el triunfo.

Y es que también, el conjunto de Daniel Bazán Vera disputó el partido con la tensión y el rigor necesarios de un clásico, más allá de las necesidades compartidas de sumar puntos, algo que este Morón muy contadas veces ha logrado ofrecer como virtud, o cuanto menos como atenuante, a lo largo de esta temporada interminable e insufrible, que lo mostrara como un conjunto anémico crónico de goles, ausente de fútbol y vulnerable en todas sus líneas, pero también carente de fortaleza anímica para afrontar contratiempos y en definitiva, de la mínima cuota de rebeldía y vergüenza deportiva para revertir situaciones y torcer el rumbo de paulatina pero irremediable decadencia.

Y fue esa, una vez más, la triste imagen que dejara este Morón, durante el segundo tiempo, a partir del tempranero gol de Brian Fernández, el único al que había que controlar con atención y concentración permanentes, y al igual que en el cotejo de ida en Isidro Casanova, le "regalaran" ese metro de distancia para que imponga su jerarquía individual y una "pegada" que le "rompería" el arco a Juan Martín Rojas.

Iban apenas dos minutos del complemento y todos, inconscientemente, sabíamos que el partido se terminaba, a pesar de la diferencia mínima, porque ya hemos presenciado hasta el hartazgo y la resignación, que este pobre Morón es incapaz de sobreponerse a la adversidad y mucho menos ir a buscar el resultado, ofreciendo nuevamente lo peor de sí mismo, sin importar los que entraran o salieran, dado que esta misma, repetida y triste "película", la hemos visto y sufrido a lo largo de toda la temporada.

Un Morón sin ideas, confundido en la cancha (en mejor o peor estado, ya que ese demérito extra pasa a un segundo plano), desalmado y desangelado, a tal punto de generar la amarga sensación de poder intentar torcer su suerte durante dos o tres días seguidos, sin resultar capaz de convertir un gol para modificar su destino.

Ni los clásicos. Ya a este triste Morón no le queda nada que lo redima.

Y lo que es aún peor, la patética imagen dentro de la cancha, es apenas la "punta del iceberg" del afuera.

A la deriva, sin timón... 

A la deriva.


@elgallogustavo.



        📸: José Luis Carioli.


martes, 20 de agosto de 2024

Sólo quedan los clásicos...

Con la derrota en Villa Crespo, Morón comenzó a despedirse de una temporada para el olvido, a falta de diez fechas para el final del torneo y a diez puntos de distancia de un Reducido, tan utópico como las promesas de campaña de un "proyecto" a tres años que nos llevaría a Primera.

Si algo le faltaba a un equipo incapaz de generar zozobra en el arco contrario, era facilitarle las cosas a un rival tan impotente como Morón en su ofensiva, al punto de ofrendarle el "regalo" inestimable de un gol en contra, de Agustín Gómez, con la ayuda imprescindible, de Juan Martín Rojas, para permitir que Atlanta se quedara con un triunfo, que "blooper" visitante mediante, tenía destino irremediable de igualdad "acero".

Otra vez con Gonzalo Berterame en "una pierna", que involucraría un cambio evitable en menos de 25' de juego, el primer tiempo entre Atlanta y Morón se extinguiría con un 0 a 0 tan grande como el lindante "Movistar Arena", apenas interrumpido el bostezo generalizado por un remate desde afuera de Gastón González y una remate al travesaño de Julián Vitale, ingresando por el segundo palo, tras un tiro de esquina desde la izquierda del propio González.

Como contrapartida, una buena jugada colectiva y el remate posterior de Erik Bondencer, rechazado apenas por el botín derecho de Juan Martín Rojas, cerrarían una primera etapa con supremacía territorial del local, pero mejores chances de Morón, merced al buen partido de Lautaro Disanto (el mejor de la visita), bien complementado por Mariano Bracamonte, desde su ingreso por Berterame.

Ya en el complemento y cuando el desarrollo pintaba para más de lo mismo, de ambos lados, un centro desde lejos de Pablo Rosales, el lateral derecho del "Bohemio", buscaría en el área a Carlo Lattanzio, el "11" local, que hallaría la "gentileza" de un Rojas "atornillado" a la línea de cal y un Agustín Gómez, que en lugar de rechazarla a la tribuna vacía, buscaría cabecearla contra su propio arco, no haciendo más que impulsar el balón al fondo del arco, contra el palo zurdo del arquero, para facilitarle de manera inverosímil las cosas a un Atlanta, tan impotente de generar peligro en el área rival, como el mismo Morón.

Y tal como era de esperar, apenas a los ocho minutos del segundo tiempo, el partido comenzaría a definirse irremediablemente a favor del local, en presencia de un equipo de César Monasterio, absolutamente incapaz de llegar siquiera al empate, más allá de los cambios y de alguna buena jugada de Patricio Núñez, sin ningún compañero capaz de empujarla al gol en el área chica o el muy buen remate de tiro libre de Bracamonte, a la postre, la más clara del partido, bien resuelta por Alejandro Sánchez, el "1" de Villa Crespo.

A falta de diez fechas para el cierre de la peor temporada desde el regreso a la "B" Nacional en 2017, "suavizada" por las paupérrimas campañas de descenso y reválida, de Brown de Adrogué y Rafaela, respectivamente, proporcionan la "tranquilidad" impagable de aguardar con tristeza, pero sin sobresaltos un final de campaña, que a esta altura sólo puede aspirar a no perder los "clásicos" que se avecinan, comenzando por Almirante el próximo domingo.

Nunca es (tan) triste la verdad... Si se ganan los clásicos.


@elgallogustavo.



      📸: Deportivo Morón.


domingo, 11 de agosto de 2024

Ilusiones "reducidas"

Morón le ganaba 1 a 0 a Defensores Unidos de Zárate, de manera merecida, al cabo de un buen primer tiempo, volviendo a gritar un gol, con el penal convertido por Gastón González, hasta que en el complemento recuperara su mala memoria habitual, que le costara tantos puntos en el presente torneo, permitiendo el empate de la visita, en un contragolpe, a partir de una historia repetida: una pérdida de balón en el medio, sumada a un retroceso defensivo defectuoso, para propiciar el 1 a 1 final, antes del primer cuarto de hora del segundo tiempo.

Con el ingreso de Agustín Curruhinca como titular (en su mejor partido desde su arribo, desequilibrante por la banda izquierda y sacrificado en la “vuelta”, para dar una mano en la marca a Nicolás Henry) en lugar de Mariano Bracamonte y de Matías Castro por Matías Romero, desde el pitazo inicial de Jorge Broggi, Morón salió decidido a imponer condiciones, a partir de los buenos rendimientos del referido Curruhinca, de un recuperado (futbolísticamente) Gastón González y un más participativo e incisivo Lautaro Disanto, sumados al de rendimiento más regular desde hace varias fechas: Julián Vitale, pieza indispensable en el círculo central.

Tras un par de buenos intentos a distancia de Disanto, bien conjurados por Fabricio Henricot, el “1” visitante, un buen desborde e ingreso al área de Curruhinca, por izquierda, sería detenido con infracción por Fernando Arebálo, para el penal bien sancionado por Broggi y mejor ejecutado por González, alto y al centro, con el arquero jugado sobre su poste zurdo, para el justificado 1 a 0 de Morón, a los 15 minutos del primer tiempo.

Pese a no demostrar la solidez defensiva de cotejos anteriores, con un cabezazo apenas desviado, en plena área chica y un remate bien contenido con los pies, por Juan Martín Rojas, el Gallo se iría al descanso con una ventaja merecida, que incluso podría haber sido más amplia, de haber tenido mejor puntería, un luego lesionado Gonzalo Berterame, que elevara su remate por sobre el travesaño, ingresando solo por el segundo palo, en una inmejorable chance de gol, tras otro buen desborde y centro de Agustín Curruhinca.

Ya en el complemento, la necesidad obligaría al CADU a adelantarse unos metros en el campo de juego, permitiéndole a Morón apostar a recuperar la pelota e intentar manejarla con criterio, en la búsqueda de los espacios que le permitieran liquidar el pleito.

Por desgracia, una pelota perdida en mitad del campo, por uno de los mejores valores en la tarde del Oeste, como Disanto, un mal retroceso y una defensa estática le permitirían al CADU armar su mejor jugada del partido, con Rodrigo Juárez por izquierda, cuyo centro pasado encontraría a Maximiliano Ortigoza, sin oposición por el lado opuesto para habilitar a Martín Giménez en el área chica, con tiempo y sin marca para impulsar la pelota al gol y su innecesario festejo desafiante, de cara a la tribuna local.

Con el 1 a 1 impensado, a los 12’ de la segunda mitad, Morón acusaría recibo del golpe y paulatinamente, con el correr de los minutos, volvería a convertirse en la peor versión de sí mismo, esa que tantas veces se repitiera a lo largo del campeonato, con voluntad, aunque sin fútbol y absolutamente impotente en ofensiva, sin importar los nombres propios (fue tan pobre lo de Matías Castro de entrada, como lo de Matías Romero o Pablo Cáceres y Mauro Schönfeld viniendo desde el banco).

Sin ideas ni chances claras para ganar el partido, el CADU con demasiado poco se llevaría un punto del Nuevo Francisco Urbano, que no le serviría demasiado a ninguno, pero fundamentalmente a Morón, que lleva ocho fechas sin derrotas, pero con siete empates y una victoria, con cuatro empates 0 a 0 y apenas cuatro goles.

Y, en definitiva, la sensación de una clasificación de chances e ilusiones cada vez más “reducidas”.

 

@elgallogustavo.



       📸: Deportivo Morón.


sábado, 3 de agosto de 2024

Trabajo y velas...

Luego de una semana agitada, con el imprevisto alejamiento de Cristian Díaz y su reemplazo en el cargo con Cesar Monasterio, el Gallo afrontó un largo viaje a Puerto Madryn, con nuevo cuerpo técnico, pero idénticas carencias y otro empate en cero, su resultado predominante y que diríamos, casi que lo define dentro de la cancha.

Como era lógico presumir, poco podía esperarse con apenas un puñado de entrenamientos, ahora bajo las órdenes de Monasterio, de manera que el equipo resultó más de lo mismo (o menos, respecto de partidos como ante Defensores y San Telmo), con el único saldo positivo, de los casi dos meses de Cristian Díaz, que se ve un Morón más sólido en defensa, aunque con unas carencias ofensivas alarmantes, repetidas y hasta ahora insolubles, con una cuota de fútbol esporádica, espasmódica o directamente inexistente, según la tarde, el rival de turno y el escenario.

Frente a Deportivo Madryn, Morón volvió a jugar decidamente mal, como en el primer tiempo del pasado cotejo frente a Rafaela y se trajo al Oeste un punto, pero también otro 0 a 0 que cafifica su mejor ensamble defensivo, pero también su impotencia manifiesta para generar juego y muchísimo menos, opciones de gol frente al arco contrario.

Con la vuelta de Julián Vitale como volante central, tras cumplir la fecha de suspensión, en reemplazo de Bahiano García y el reingreso de Matías Romero en lugar de Santiago Sala, respecto del último once de Díaz, hace una semana, Morón no pudo hacer pie en un flojísimo primer tiempo, complicado también por un fuerte viento en contra, al que Deportivo Madryn supo sacarle algún rédito, conocedor de esos pequeños detalles climatológicos propios de su geografía.

En un partido en el que no pasaba nada, más allá de las urgencias y las mejores intenciones del elenco local, a los 15' de la primera mitad, un "viejo conocido" del Gallo, por lo "tristemente célebre", como Luis Lobo Medina, le "regalaría" a Deportivo Madryn la posibilidad de abrir el marcador, con la sanción de un penal insólito, por el contacto del balón con el brazo derecho de Agustín Gómez, apoyado en el césped para no caerse de espaldas, en su intento por evitar un remate, yendo al piso.

Por fortuna, Nicolás Sánchez, el "9" de Madryn, desviaría el penal sobre el poste izquierdo de un Juan Martín Rojas que, de todos modos, si se hubiese acertado al arco, queda la sensación que lo hubiera contenido, puesto que adivinó palo y altura del envío.

Ya en el complemento (porque en los primeros 45' no pasaría nada más), al igual que frente a Rafaela, Morón se mostraría mejor parado en el terreno, sufriendo poco en su última línea y luchando contra sus limitaciones ofensivas, pese a las cuales lograría llevar algo de peligro en un par de ocasiones.

Como en la pelota robada por Mariano Bracamonte, dentro del área y su remate apurado, ante la salida desesperada del arquero, cuando tenía mejores opciones de haber dado el pase atrás. O su envío muy alto, en otra buena recuperación en tres cuartos, pero mal gestionada de cara al arco.

En contrapartida, Deportivo Madryn "empujaría" con decisión, aunque sin ideas, pero con mucha gente en ofensiva, lo que generaría un par de contras clarísimas para traerse los tres puntos, pese a todas las falencias ya referidas y conocidas, lástima que cada una de esas posibilidades con superioridad numérica de la visita, serían desperdiciadas una a una, de manera increíble.

A falta de dos minutos para cumplirse el tiempo reglamentario, entraría en escena nuevamente Lobo Medina, expulsando con roja directa al ingresado Santiago Sala, por razones que aún desconocemos y que seguramente, deben haber respondido al compromiso arbitral con algunos "localismos" de turno, en especial, en el interior del pais.

Sin embargo, lo mejor que pudo hacer en todo el partido, el propio Lobo Medina, fue pitar el final de un partido para el olvido (otro más en la presente campaña), que podríamos catalogar como pobre y aburrido, para no caer en adjetivos más duros.

Mucho, pero mucho trabajo para Monasterio. Y cada vez menos tiempo, a falta de doce fechas.

Trabajo y velas.


@elgallogustavo.



       📸: Deportivo Madryn.