Y Morón suma y sigue.
Sostenido en sus argumentos de la solidaridad, la prodigalidad, el sacrificio y ahora también, el protagonismo y la contundencia, el equipo de la "dupla", Sebastián Sibelli y Sergio "Chino" Lara, cosechó su segundo triunfo consecutivo, luego de largo tiempo, para sumar siete puntos de nueve posibles en este 2020, despegándose cada vez más de la "tabla del fondo", para empezar a mirar con renovada ilusión la zona del "Reducido" por el segundo ascenso a la Superliga.
En efecto, reafirmando las virtudes evidenciadas en las primeras dos fechas del año, frente a Nueva Chicago y Brown de Puerto Madryn, y minimizando semana tras semana el margen de error, en todas sus líneas, pero especialmente en el fondo, el Gallo consolidó un nuevo triunfo trabajado con la dedicación de un "orfebre", para vencer a Alvarado de Mar del Plata, en el Nuevo Francisco Urbano, en un partido parejo y "luchado", donde los pequeños "detalles" marcarían la diferencia, "detalles" subrayables en la eficacia en los últimos metros y la solidez recuperada en la línea defensiva.
Con la presentación "en sociedad", como titular, de Dylan Glaby en el sector derecho del mediocampo, en reemplazo de Matías Nizzo, sustituto, a sus vez, de Lucas Pérez Godoy en Puerto Madryn, hace una semana, ausente por acumulación de tarjetas amarillas y en la noche del sábado, por un desgarro grado uno en su isquiotibial derecho, más el regreso al "once" de inicio de Nicolás Ramírez, por un Damián Akerman que hasta el viernes iba a ser de la partida, pese a su molesta tendinitis en la rodilla izquierda, pero un cuadro febril lo marginara a último momento de los "18", el Gallo salió ante su gente, con la intención de asumir el protagonismo ante el "Toro" marplatense, dirigido por Juan Pablo Pumpido, el mismo que estaba destinado a ser el entrenador del Gallito, a fines del certamen pasado, y que la "bravuconada" presidencial, del entonces mandamás, Alberto Meyer, lo hiciera salir "espantado" del club, en uno de los mayores papelones sin precedentes en la historia del Deportivo Morón, que ha tenido de todo, de lo bueno, de la malo, de lo feo y hasta lo "bizarro", con los mismos "mariscales" del fracaso, repetidos hasta el hartazgo en los últimos treinta años, pese al "reciclado" interminable de "rostros" y "amontonamientos" sin rumbo ni convicciones, siempre con fines puramente electorales.
Desde el inicio, Morón pretendió imponer condiciones en terreno rival, sin descuidar a los "peligrosos" del "Alva", tal el caso de su goleador, Germán Rivero, y su compañero de ataque, Santiago Giordana, ambos bien controlados durante toda la noche, por Matías Cortave y Emiliano Mayola, el primero, la figura indiscutida del partido, y el segundo en el podio de los mejores, como su escolta.
Ya a los '3 de juego, del "laboratorio" de la "dupla", en la semana, Matías Cortave quedaría "cara a cara" con Emanuel Bilbao, arquero visitante, pero su remate de zurda, siendo diestro, se iría apenas alto, luego de un gran centro impulsado por Fabricio Alvarenga, otro de buen rendimiento, que minutos más tarde habría de "coronar, con su segundo gol en la temporada (el anterior, precisamente ante Alvarado, en el 4 a 2, en el "José María Minella" de Mar del Plata).
Tras esa primera aproximación de peligro del Gallo, la visita contaría con un remate desde afuera, del "inoxidable" Pablo Ledesma y Morón con un centro de Kevin Gissi, otra vez de buen partido y "generoso" despliegue, hasta que un enguince de tobillo lo sacara del juego, en el complemento, mal conectado por un impreciso Nicolás Ramírez, el encuentro se tornaría "chato" y con más "lucha" que juego, prestándose la pelota en el medio y sin opciones claras frente a los arcos.
Hasta que a los '35 del primer tiempo, apareciendo de derecha hacia el centro, como en el cuarto gol frente al propio Alvarado, en la tercera jornada, en Mar del Plata, Ezequiel D' Angelo "frotaría" la "lámpara" y generaría una gran "triangulación" ofensiva, bien prologada en Cristian Broggi, otro de buen rendimiento, que llegando hasta el fondo y con "cabeza levantada", habilitara por el medio del área a Fabricio Alvarenga, quien abriendo el empeine de su botín zurdo, la colocara de primera, bien lejos del alcance del arquero, sobre el poste derecho del arco visitante.
Hasta el cierre de la primera mitad, Alvarado no podría recuperar la "vertical" ante la ventaja parcial local, y el Gallo no lograría hilvanar alguna contra que le diera tranquilidad, y comenzara a "liquidar" el pleito, como ocurriera hace una semana atrás en Puerto Madryn.
En el complemento, la visita, por imperio de la necesidad, adelantaría sus líneas y se dispondría a jugar en terreno contrario, ante un Morón que se replegaría, pero no tanto como para jugar cerca del arco de Julio Salvá, del mismo modo que lo hiciera en el segundo tiempo del triunfo ante Guillermo Brown.
Más allá de un par de minutos, en que Alvarado, de tanto ir, aún sin ideas, le generaría alguna zozobra a la última línea del Gallo, bien resuelta por Salvá, Cortave, Mayola o Nicolás Martínez, o en otras, mal definidos por los extremos visitantes, el equipo de la "dupla" lograría controlar el trámite del cotejo casi sin sobresaltos, pese a la inquietud que generara, dentro y fuera de la cancha, la "escasez" del resultado.
En la jugada en que habría de lesionarse, Kevin Gissi tendría de cabeza el segundo del Gallito, pero una gran tajada de Bilbao mantendría a la visita en partido, y en la caída, el tobillo izquierdo del suizo-argentino le diría "basta" al punta de Morón, de inmejorable 2020.
De allí hasta el final del partido, con Agustín Lavezzi por Gissi, Matías Nizzo en lugar de D'Angelo y Agustín Mansilla en sustitución de Nicolás Ramírez, Alvarado no podría "lidiar" con su ausencia de ideas y Morón con su escasa profundidad, por lo cual el partido se volvería previsible, de no mediar la mínima diferencia hasta el pitazo de Mariano Negrete, de correcto arbitraje.
Ganó Morón, por primera vez de local, en 2020, y comienza a dejar de mirar la "tabla de abajo", para empezar a observar con renovada ilusión, los cuatro puestos de Reducido, con "boleto" a la Superliga.
Suma y sigue.
Ahora que se venga Belgrano, en Córdoba, con Caruso, Vegetti y cía.
¡Hay equipo!.