domingo, 29 de septiembre de 2024

Cambio de imagen y punto.

Morón cambió la triste imagen de la jornada pasada, en la derrota con Mitre de Santiago en el Oeste y se trajo un buen punto de Salta, que bien podrían haber sido tres, de no mediar una vez más, las desatenciones que lo acompañan en cada partido, principalmente, durante los minutos iniciales de cada tiempo.

En la previa del enfrentamiento con Gimnasia y Tiro, en el Norte del país, César Monasterio "pateó el tablero" y cambió bastante de los nombres y posiciones habituales del equipo: con el debut absoluto de Agustín Rufinetti en el arco, en lugar de Juan Martín Rojas, el regreso de Agustín Gómez como primer marcador central, acompañando a Fernando Moreyra, flanqueados por Brian Machuca e Iván Vaquero en ambos laterales, sumados a la vuelta de Gastón González (en reemplazo de Thiago Lauro), con Mariano Bracamonte más adelantado, en lugar de Santiago Sala y el ingreso desde el inicio de Matias Romero por Matías Castro, el Gallo comenzó el partido "sufriéndolo" por el sector derecho de su defensa, que el local supo usufructuar para preocupar a Rufinetti y cía, con envíos largos al área, siempre con destino al segundo palo.

Más allá de un rechazo providencial de Moreyra y alguna otra acción mal finalizada por el sector opuesto, del desborde a Machuca, Gimnasia y Tiro no había sido capaz de "arrinconar" a Morón contra su arco, pese a tener el monopolio del balón, salvo cuando el mismo podía ubicar a Gastón González o Lautaro Disanto, entre los medios de la visita.

En un primer tiempo sin emociones, con destino inexorable de cero a cero, casi en la única acción de peligro generada por el Gallo en aquella anodina primera mitad, de un tiro de esquina desde la derecha, ejecutado por González y ante la pasividad de la defensa local, Brian Machuca lograría empalmar el remate de primera, para que la pelota pegue en el poste derecho y se introduzca en el arco, para el impensado uno a cero de Morón, a los 37' de iniciado el pleito.

De allí y hasta el final del primer tiempo, Morón aprovecharía el "golpe" anímico para ganar en confianza, quitándole la pelota al dueño de casa y generando sus mejores minutos en el partido, ante un Gimnasia y Tiro que acusaría el impacto, incapaz de sobreponerse a la desventaja parcial y sus propias limitaciones.

Por desgracia, uno de los tantos "karmas" que han acompañado a Morón en esta pobre campaña, volvería a manifestarse para facilitarle las cosas a un local que venía complicado: a los cuatro minutos del complemento y a partir de un tiro de esquina casi idéntico al del gol de Morón, el remate también desde la derecha de Walter Busse, buscaría una vez más el palo más lejano, donde Moreyra perdería en el "forcejeo" con el "9" local, Tomás Attis, que con una "pirueta" poco ortodoxa, pero efectiva, casi cayéndose, clavaría la pelota lejos del arquero, sobre el palo opuesto, para el empate a uno salteño, una vez más, en el "amanecer" de un tiempo y en la primera acción seria de peligro.

Una pena, porque con el correr de los minutos, Gimnasia y Tiro demostraría que sus ganas y ánimo retemplado, no vendrían acompañados de ideas, provocando algunas aproximaciones al arco del Gallo, bien conjuradas o mal definidas.

Como contrapartida, un Morón que no quiso arriesgar demasiado, ni salirse del "libreto", tuvo alguna "corrida" de contra, para soñar con algo más, pero no pudo siquiera terminar un intento con acierto.

El pitazo final de Carlos Córdoba, mal árbitro del partido, encontraría a Morón satisfecho con el punto en Salta, para cortar la racha consecutivas de derrotas y volver a sumar en lo númerico y lo anímico, a salvo del descenso y casi de la reválida, de no mediar una catástrofe futbolera: le sacó 12 puntos a Brown de Adrogué, a falta de la misma cantidad de unidades en juego.

En Salta, con sus errores de siempre a cuestas, pero con otra actitud, el Gallo pudo cambiar su triste imagen de los últimos encuentros.

Y no es poco, para la realidad de una campaña paupérrima.


@elgallogustavo.


      📷: Fabián Acuña.


domingo, 22 de septiembre de 2024

Cada vez peor...

Morón volvió a perder y por tercer fin de semana consecutivo, sus “horrores” defensivos lo condenaron tempranamente a otra caída, con dos goles plagados de “licencias”, que su rival de turno, en este caso, Mitre de Santiago del Estero, aprovechara para ponerse 2 a 0, en el Nuevo Francisco Urbano, antes de los 15 minutos del primer tiempo.

Quinta derrota, de ocho encuentros, en el breve ciclo de César Monasterio, pese a ello, resulta evidente que el responsable no es el actual DT (a cargo de un plantel que vio pasar cuatro cuerpos técnicos en la misma temporada), pero al mismo tiempo, deja en evidencia que, por lo menos hasta el momento, no ha podido ser tampoco la solución, para un equipo que difícilmente la tenga y menos la encuentre en los cinco juegos que faltan para el final del torneo.

Con varias modificaciones tácticas, en especial en la defensa, con los ingresos de Mariano Bracamonte, Brian Machuca e Iván Vaquero, en lugar de Rodrigo Arciero, Agustín Gómez y Nicolás Henry, respecto de la última línea que “hiciera agua” en Mar del Plata, en la jornada pasada, sumados a la vuelta como titular de Gonzalo Berterame por el mismo Vaquero, que ante Aldosivi jugase más adelantado y ante Mitre regresara a su posición original de lateral zurdo, sin embargo, ninguno de los cambios nominales lograron cambiarle el pálido “semblante” al equipo, con actuaciones individuales para el olvido, incluso de algunos que habían mostrado un mejor nivel, como el caso de Fernando Moreyra o Julián Vitale.

Tras el “espejismo” de algunas aproximaciones en los primeros instantes del partido, en la primera acción “seria” de la visita, Matías Kabalin, el volante diestro de Mitre, ingresaría sin oposición por su banda, hasta quedar “cara a cara” con Juan Martín Rojas, que en principio podría rechazar el remate, pero de su rebote largo (una vez más, el Gallo perdiendo las “segundas pelotas”) Cristian Díaz, el “once” santiagueño impulsaría un pase “filtrado” para otro ingreso solo, en este caso por el medio, de David Romero, para que el “nueve” la “puntee” al gol ante la salida del arquero, mientras sus compañeros de defensa se quedaban “atornillados” al piso y pidiendo posición adelantada.

Iban apenas nueve minutos de juego, la visita se ponía 1 a 0 y como si no resultara suficiente “golpe”, apenas un par de minutos más tarde, otra pelota con destino al punto del penal, del área de Morón, Thiago Lauro que pifia el rechazo alto y Moreyra que cierra tarde, dejándole el espacio ideal a Kevin Isa Luna, el “10” visitante y la figura del partido, para meter un remate seco al palo derecho de Rojas y sellar el 2 a 0 de Mitre, casi sin “despeinarse”, en dos llegadas y apenas 14 minutos del primer tiempo.

Lejos de reaccionar y acercarse siquiera al descuento, antes del final de la primera mitad, el equipo de Mario Sciacqua podría haberse ido al descanso con uno y hasta dos goles más de ventaja, uno evitado por Rojas y otro increíblemente malogrado por David Romero, el autor del primero.

La pregunta subyacente es: Mitre fue demasiado bueno en esos primeros 45’ o Morón todo lo contrario?. La respuesta resulta clara, ante un mediocre conjunto santiagueño que supo aprovechar cada “horror” local, para marcar tanta diferencia, en apenas un tiempo.

Ya en el complemento, Monasterio buscó torcer la historia, con Matías Romero, Patricio Núñez y Gastón González (de regreso, tras su desgarro) en reemplazo de Matías Castro, Santiago Sala y Lauro, generando un poco más de “asociación” en el medio, con Lautaro Disanto (de lo poco rescatable del primer tiempo) y en especial, el empuje de Mariano Bracamonte, el “abanderado” de la búsqueda, siempre marcando el camino a sus compañeros y que tendría su “premio” personal a los 12 de la segunda etapa, con un zurdazo desde afuera del área, que marcaría el descuento con complicidad del arquero visitante, Joaquín Ledesma.

Pero si Morón colabora siempre de manera indispensable con sus adversarios ocasionales, en su propio arco, no recibe idéntica reciprocidad en el contrario, razón por la cual la posibilidad de alcanzar el empate resultó menos que una quimera futbolera, pese a los 33 minutos por delante y las vulnerabilidades de Mitre.

En el horizonte venidero asoma la visita a Salta, para enfrentar a Gimnasia y Tiro, el próximo domingo y luego el “Lobo” mendocino de local y Nueva Chicago en Mataderos.

En este marco, el único deseo posible es no pasar una vergüenza histórica ante el actual puntero de la zona.

Ojalá lo entiendan dentro de la cancha y puedan redondear un partido a la altura del desafío clásico, para no generar más tristeza en el afuera.

Un afuera que requiere de un 2025 con mayor competencia en los tomadores de decisiones. O repetiremos la debacle, con otros nombres.

 

@elgallogustavo

 



      📷: Deportivo Morón.

 

domingo, 15 de septiembre de 2024

"Todo pasa"...

Entre tantas peculiaridades que ha evidenciado esta penosa temporada del Deportivo Morón, una de ellas, ha sido la resucitación sistemática (y metafórica, claro está) de “muertos” futbolísticos.

Sin ir más lejos, este último sábado, el Gallo “revivió” a un Aldosivi que no ganaba desde hacía seis fechas, y le permitió además conseguir su mayor diferencia de gol en toda la competencia: 3 a 0.

En efecto, tras el “espejismo” del pasado fin de semana, el equipo de César Monasterio volvió a la “normalidad” y cayó 3 a 0 en su visita a Aldosivi, en el José María Minella de Mar del Plata, en otro partido que empezó perdiendo desde el “vestuario”, cuando poco y nada había pasado, pero esta vez no pudo revertirlo, como en la fecha pasada ante Estudiantes de Río IV.

Con Iván Vaquero como externo por izquierda, en lugar del suspendido Mariano Bracamonte y el regreso de Nicolás Henry como lateral zurdo, Morón una vez más se complicaría solo, perdiendo una pelota en el medio, para que el “Tiburón” facture el “regalito” prematuramente: Lautaro Disanto que intenta jugar hacia atrás con Julián Vitale, que mal ubicado o sorprendido no logra retener el pase y en su defecto, lo “rebota” para que Alan Sosa, el “7” local se acerque al área sin oposición y saque un remate “teledirigido” al fondo del arco de Juan Martín Rojas, apenas cumplidos los seis minutos de juego.

Tras algunos minutos de incertidumbre, en los cuales Aldosivi pudo y estuvo cerca de usufructuar el gol tempranero, para aumentar la ventaja, paulatinamente Morón volvió a ponerse en partido y a “merodear” el arco local, claro que fiel a su costumbre, todo se redujo a centros sin destino, para un Matías Castro que “choca” sin sentido y no gana ninguna, ni de alto, ni por abajo, y el resto de sus compañeros que evidencian igual de voluntad, pero con idénticas carencias de “herramientas” futbolísticas para torcer un destino de derrota, que parece marcado de antemano, ante la impotencia de un Morón que roza la lástima.

Sin embargo, en aquél pobre primer tiempo, una mano insoslayable para todo el estadio mundialista, menos para un reconocido caradura como Luis Lobo Medina, privaría a la visita de la posibilidad del empate, por un penal clarísimo no cobrado, que para este  Gallo deshilachado no resultaría garantía de nada, pero tal vez hubiese modificado el devenir de las cosas.

Ya en el segundo tiempo, en poco más de cinco minutos Aldosivi definiría el pleito de manera increíble, con otros dos goles casi calcados: desbordes por el lateral de Vaquero, devenido otra vez a marcador de punta, por el ingreso en el entretiempo de un disminuido Gonzalo Berterame, en lugar de Henry, ambos con despejes a medias de Rojas y la ausencia de toda la defensa en los rebotes, para que Elías Torres, el “11” local, “facture” por duplicado y se convierta en la insospechada figura del partido, con sus dos goles (a los 4’ y 11’ del segundo tiempo), con la inestimable complicidad (como todo el torneo) del arquero y su última línea.

De allí y hasta el final, con el resultado definido desde los albores de la segunda mitad, las mejores chances de descontar estuvieron en los pies de Matías Romero, que con sus conocidas limitaciones a cuestas, generó en 15 minutos bastante más que Castro en 75’.

Ahora será tiempo de recibir a Mitre de Santiago, para intentar sumar esos tres puntos que nos “salven” matemática y definitivamente de reválida y descenso.

Ya sólo faltan seis partidos para que termine este calvario de torneo.

Y no bastan los ensayos de autocrítica de los responsables primarios y principales de tamaño papelón y desastre, en los micrófonos de los medios partidarios.

El daño infligido a Morón es cruel y es mucho. Máxime cuando la hipocresía se apodera del discurso público, mientras en privado aflora la verdad inconfesable e incómoda (como las "goteras" del gimnasio).

“Todo pasa”, rezaba el paradigmático anillo de Julio Humberto Grondona.

 

@elgallogustavo.



      📷: Ilustrativa.

 

lunes, 9 de septiembre de 2024

Ganó Morón y es noticia

Por fin... Volvió a ganar Morón.

Debieron pasar 57 días para que el Gallo volviese a sonreír y a sumar de a tres, desde el sábado 13 de julio, por la fecha 23, en la victoria 1 a 0 ante Chaco For Ever, en el Nuevo Francisco Urbano, con el gol de Mauro Schönfeld (29’ ST).

O cuatro meses y once días, desde la última vez que dio vuelta un resultado y convirtió dos goles en un mismo partido, desde el 28 de abril, por la fecha 13, también en el Oeste, tantos de Gastón González de penal (10’ ST) y Patricio Núñez (29’ ST), ante Aldosivi, casualmente el próximo rival del equipo de un César Monasterio, que además consiguió su primera victoria como entrenador del equipo.

Por fin volvió a ganar Morón, pese a comenzar perdiendo desde los "vestuarios", con el gol de Luis Abraham a los 3 minutos de iniciado el juego, luego de un tiro de esquina desde la derecha, el centro que rebota en el punto del penal, sin que nadie la toque y desde afuera del área, con total liberad, sin cobertura de la "segunda pelota",, el lateral zurdo de Estudiantes de Río Cuarto "clavara" un "zapatazo" a media altura y al palo más lejano, de un Juan Martín Rojas que nada podría hacer, para evitar el 1 a 0 de la visita, en su primera aproximación "seria".

Con este panorama prematuro de por medio, la posibilidad de sumar, no sólo un triunfo necesario, sino tan sólo un punto, parecía menos que una quimera, para un equipo que sólo una vez había revertido un resultado y que venía de convertir apenas cuatro goles en los últimos siete juegos sin triunfos, con tres derrotas en fila.

Sin embargo, más allá de una buena atajada del propio Rojas, ante un remate a distancia de William Machado, un par de minutos más tarde de la apertura del marcador, Morón comenzaría a evidenciar esa positiva respuesta anímica que esbozaria una semana antes, en la caída en el final ante Colón en Santa Fe, que le permitiría acercarse a un empate que mereció, en los cinco minutos agregados.

Con el juvenil Thiago Lauro como "abanderado", la figura excluyente de la tarde-noche en el Oeste, bien acompañado por un Lautaro Disanto activo y "picante" cerca del área rival, más el orden ya acostumbrado de Julián Vitale (un auténtico "técnico" dentro de la cancha) y un recuperado Santiago Sala, con todas sus limitaciones a cuestas y sin sobrarle nada, el Gallo demostraría rebeldía para modificar su suerte y personalidad para ir al frente, con fútbol o sin él, generando un par de aproximaciones al arco visitante, siempre en los pies o la cabeza de Lautaro Disanto.

Hasta que a los 31 minutos del primer tiempo y luego de un lateral largo desde la derecha, a cargo de Rodrigo Arciero (de mejor "semblante" en los últimos dos cotejos), la pelota "picaría" en el centro del área, sin que nadie la tocase, hasta que Vitale lograra apenas "peinarla" hacia atrás, donde llegaría sólo Lautaro Disanto, para impulsarla al fondo del arco, para un enorme grito de gol y desahogo dentro y fuera de la cancha.

Con el envión anímico del merecido empate, el Gallo aprovecharía su momento, como muy pocas veces en el presente torneo, valiéndose de una sucesión de errores visitantes, para que el mejor de la noche, Thiago Lauro, se emocionase y nos hiciera emocionar a todos, con su primer gol como profesional, a los 43 minutos de la etapa inicial.

Estudiantes de Río IV que intenta salir jugando por su lateral izquierdo y ante la buena cobertura de Morón, emprende el camino de regreso hasta su arquero, Juan Strumia, que dentro de su área grande y simulando preparar un remate largo, le marca el pase corto por el centro, a su compañero, Marcio Gómez, que mal perfilado y presionado por Matías Castro (sin chances de gol, pero una vez más, de encomiable voluntad para ir a todas y "fajarse" con los defensores rivales), perdería contacto con el balón, para que Thiago Lauro la dominara fuera del área e ingresando a ella, el joven de 19 años, con inferiores en Cambaceres y su primer contrato profesional firmado en el Gallo, definiera con serenidad y categoría junto al poste zurdo de Striuma, para las lágrimas contagiosas del pibe y el 2 a 1 de Morón, antes del cierre de los 45' iniciales.

El complemento casi que estuvo de más, con un Morón que prefirió resguardar la diferencia, esperando a su rival en campo propio y un Estudiantes de Río IV, sin ideas ni variantes, que jamás supo complicar a la defensa del Gallito, generando entre ambos un segundo tiempo sin situaciones de gol, entre la necesidad local de atesorar el demorado triunfo y la impotencia visitante.

Debieron pasar demasiadas semanas y hasta meses, para volver a gritar no uno, sino dos goles, para revertir un resultado adverso y sumar de a tres, luego de ocho fechas "eternas".

Ojalá sea un nuevo comienzo, para ganar en confianza y puntos extras, necesarios para alejarse definitivamente del fondo de la tabla y comenzar a pensar en la próxima temporada.

Ganó Morón y vaya si es noticia.


@elgallogustavo.



      📸: Deportivo Morón.


lunes, 2 de septiembre de 2024

Lo perdió sólo...

Morón volvió a perder, hilvanando su tercera derrota consecutiva, en una visita a Colón en Santa Fe, que a priori resultaba un partido "perdible", dada la disímil actualidad de ambos, pero con el 0-1 puesto y a la luz del desarrollo de un encuentro chato, parejo y disputado, el equipo de César Monasterio debió traerse un punto, pero otra vez, le facilitó las cosas a un rival que no sabía cómo romper el cero, hasta complementar su insólita inoperancia en el arco ajeno, con sus infaltables y decisivas "contribuciones" en el área propia.

Con todas sus debilidades a cuestas, ya conocidas, referidas y padecidas hasta el cansancio, el Gallo llegaba a este pleito ante el “Sabalero”, con un “mal de ausencias” extra, a partir de las lesiones de Gonzalo Berterame, Gastón González, Nicolás Henry y Agustín Curruhinca, sumadas a la suspensión de Fernando Moreyra, el más regular de la defensa, expulsado en el final de la caída frente a Almirante Brown.

Con Brian Machuca por Moreyra, acompañando en la zaga a Agustín Gómez, Iván Vaquero en lugar de Henry, Mariano Bracamonte reemplazando a Patricio Núñez, Thiago Lauro por González y Santiago Sala en lugar de Curruhinca, Morón supo llevar a Colon a su juego, bajando el ritmo y la intensidad a las urgencias del “Sabalero”, redondeando un buen primer tiempo, con la tenencia del balón, sin pasar sobresaltos en su última línea y generando un par de chances de peligro, como el anticipo de Matías Castro, apenas iniciado el partido, que terminaría en la cancha de Unión (por lo alto y desviado del remate) y la más clara de la primera mitad, con la media vuelta de Bracamonte, dentro del área, despejada al tiro de esquina por Manuel Vicentini, en el único intento visitante en todo el cotejo, con destino cierto de arco.

Con buenos rendimientos de Thiago Lauro, hasta que “aguantara” físicamente, de Lautaro Disanto (el único capaz de aportar algo de claridad, en ausencia de Gastón González), de Bracamonte, “obligando” permanentemente, más allá de su “barullo”, de Julián Vitale y el correcto desempeño de toda la defensa, en particular de los laterales, con Vaquero en buen nivel y tal vez, el mejor partido de Rodrigo Arciero, desde su debut con gol incluido, en el “espejismo” del 3-0 de la primera fecha con Brown de Adrogué, Morón llevaba con acierto y sin sufrimiento en su arco, el desarrollo de un cotejo en el que Colón buscaba, pero sin ideas, e incluso dejando “huecos” en su retroceso, algunos aprovechados por Morón, en el complemento, como en aquél desborde y centro de Vaquero, que Bracamonte en el punto del penal, remataría al arco con zurda y la pelota rebotaría en su pierna derecha, para irse desviada por encima del travesaño.

Hasta ese momento, el equipo de Rodolfo de Paoli sólo había inquietado con un remate fuerte, bien contenido por Juan Martín Rojas y un par de remates “envenenados” de Brian Farioli, el “10” del “Sabalero”.

Pero en apenas dos minutos, entre los 38 y 39 del segundo tiempo, todo lo bueno hecho por el Gallo, dentro de sus limitaciones, que le alcanzaban para “maniatar” y controlar a Colón ante su gente, se esfumaría en beneficio de las incapacidades locales, entre malas decisiones, errores repetidos y hasta ingenuidad en acciones puntuales.

Como en la jugada de la expulsión de Emilio Lazza, que había ingresado diez minutos antes por Sala y en su pretensión de anticipar de cabeza a su rival, en una acción intrascendente, pegada al lateral izquierdo, saltara de manera evitable e imprudente con la rodilla en alto, provocando la falta y la roja directa de Fabricio Llobet.

Y de ese tiro libre, mal ejecutado en principio, tanto que parecía pelota recuperada por la visita, la escasa y tardía reacción de los jugadores de Morón, permitirían recuperar el control del balón largo y del intento de rechazo “al bulto” en la puerta del área grande, la pelota con algo de fortuna se introduciría dentro de la misma, entre el amague y “recule” de Rojas en salir a cortar, el rechazo defectuoso de cabeza de Gómez, que terminaría con Fernando Barrientos habilitando (involuntariamente) de "pecho" a Nicolás Talpone, mal cerrado por los defensores y con al arquero a mitad de camino.

Uno a cero a falta de seis minutos para el final de un partido, que de no mediar tamaña cantidad de “licencias”, dudas y errores por parte de Morón, tenía destino irremediable de empate sin goles.

Pero habría más, en los cinco minutos agregados, porque el Gallo apretaría como nunca a su rival, contra su área y lo lograría, pero su conocida inoperancia ofensiva, lo privarían de un empate justo, en dos acciones tan claras como emblemáticas de su incapacidad irremediable de llegar al gol: en la primera, Matías Romero, mal ubicado, se interpondría de manera insólita, en el remate al arco de Rodrigo Arciero rechazando su intento, y en la última “bola” de la noche, Iván Vaquero tomaría un inmejorable rebote en el área y con el arco a su merced, la mandaría… a Rosario.

No lo ganó Colón. Lo perdió Morón.

A falta de ocho fechas, trece puntos nos separan del descenso y la reválida.

Ojalá no lo suframos más de la cuenta. Ya la decepción es demasiada para terminar penando por la permanencia.

 

@elgallogustavo.



        📸: Deportivo Morón.