Todo comenzó aquel lejano 5 de agosto de 2012, en el cual el
gallo fue local ante Los Andes. El resultado fue un 0 a 0, pero durante el
encuentro, se mostró por momentos, buenos pasajes de fútbol, lo que era
sumamente importante, después del paupérrimo torneo pasado, en el cual Morón
obtuvo la menor cosecha de puntos en el campeonato a lo largo de su historia.
Un equipo prácticamente nuevo, encendía nuevas luces de
esperanza en el alma de los hinchas del gallo. Tal es así, que en las primeras
fechas fue un conjunto arrollador, hambriento de gloria, que manejaba a su
antojo cada segmento del partido. Claros
ejemplos, fueron las victorias frente a San Telmo (3 a 1) en la segunda fecha
del torneo (se ganó de visitante después de 1 año de sequías victoriosas) y
ante Estudiantes de Caseros (3 a 0), en
cual el Urbano cumplía 1000 partidos, nuestro "Chiche" 200 encuentros
con la casaca del gallo, y el eterno goleador cordobés Damián Emilio Akerman,
llegaba a la “módica” suma de 100 goles con la camiseta del gallo.
A esta altura uno pensaba que
estábamos ante un equipo ganador, que no sólo ganaba y aplastaba a sus rivales,
sino que también mostraba muy buen juego, deleitando e ilusionando a los
hinchas del gallo. Todo era color de rosas, hasta que llegó Villa Dálmine
(equipo recién ascendido de la Primera C). En este encuentro, Morón comenzó a
evidenciar graves fallas y desatenciones defensivas. Horrores, perdón, errores
que serían denominador común a lo largo de todo el campeonato. Por cierto, el
partido frente al "Viola", lo perdimos 3 a 1 (la sacamos barata). Luego llegaría Defensores de Belgrano de local, logrando una
ajustada victoria por 3 a 2. La defensa ya empezaba a mostrar sus graves
problemas.
Durante la primera rueda, nos encontrábamos con un Morón muy
irregular, capaz de propinar verdaderas palizas a sus rivales (Estudiantes de
Caseros, Platense), como perder ante rivales increíbles como Flandria de local (El Canario venía último sin
ganar ni un partido), aquella noche de semana, en el cual el gallo perdió por 3
a 2 ante el equipo de Jáuregui.
Morón de mitad de campo para arriba, era un equipo temible,
goleador. De mitad de campo para atrás, un verdadero desastre. El gallo se hacía fuerte de local, pero a la hora de visitar
a sus rivales, hacía agua.
Las fechas seguían pasando y a pesar de ser un conjunto
irregular, no perdíamos las esperanzas de lograr el tan ansiado y necesitado
campeonato. Pero fecha tras fecha, las ilusiones iban mermando debido a las
flojas actuaciones de Morón.
Así transcurrió la primera rueda del campeonato. Un equipo
capaz de ganar a cualquier grande de la categoría, pero de perder ante el rival
más humilde del torneo.Tras el receso de verano, Morón (que hizo una exigente
pretemporada en Mendoza), trataba de empezar con todo la última y decisiva
etapa del torneo.
Los resultados ya empezaron a decaer, al igual que el
rendimiento colectivo del conjunto de Salvador Daniele. A esta altura, la
continuidad del "Gato", ya estaba cada vez más cuestionada. Desde la
primera rueda, se venía cuestionado su puesto como entrenador del gallo, pero a
medida que los resultados no eran los esperados, su permanencia, cada vez se
discutía más.
Morón ya venía mal, se veía a un equipo desgastado, que ya
no podía poner en práctica, las indicaciones tácticas impartidas por el
"Gato" Daniele. El principio del fin para el DT y para Morón, fue el
partido contra Chacarita (En el partido de ida, el equipo de San Martín, le
propinó una verdadera paliza futbolística al “Gallo”, a pesar de ganar tan sólo
1 a 0) .
El encuentro comenzó con un Morón que se quería reivindicar
de sus malas e irregulares actuaciones, con claras intenciones de llevarse por
delante a su clásico. De hecho así fue durante los primeros 20 minutos del
primer tiempo. Un Morón hambriento, salió a "comerse" a Chaca. Tal es
así, que en menos de 20 minutos ya ganábamos por 2 a 0 con goles de Akerman.
Pero no se sabe si fue exceso de confianza u horrores
defensivos (o una mezcla de ambas cosas), que antes que finalizara el primer
tiempo ante el "funebrero", los de San Martín dieron vuelta el
marcador y se fueron a los vestuarios 3 a 2 a su favor.
En el estadio (lleno como siempre) se vivía una especie de
confusión y asombro total. No se podía creer como se le estaba escapando de las
manos el partido a Morón. El segundo tiempo de dicho encuentro, el gallo salió con
mucho amor propio, a tratar de emparejar y revertir el resultado. Tal es así,
que a pocos minutos del final del partido, Cabrera lograría marcar el tanto de
la merecida igualdad. Ya en tiempo de descuento, uno pensaba que el punto no
era lo ideal, pero era un punto valioso.
Lo que ocurrió segundos más tarde, nadie lo iba a creer. Lo
que parecía un empate clavado, la defensa de Morón se encargó de hacer lo imposible
en posible. Una distracción defensiva (de las tantas que tuvo durante el
campeonato), hizo que Chacarita se quedara con el triunfo.
Ese partido fue el golpe de knock out para Morón. Desde
aquel encuentro, el equipo entró en una racha realmente adversa, cayendo fecha
tras fecha, motivando la retrasada salida de Salvador Daniele, el cual nunca
pudo o supo (por caprichos propios y por ineficiencia de la mayoría de los
jugadores) encontrarle la vuelta a este caído y abatido equipo.
Así transcurrió la segunda parte del campeonato, con
tristezas y decepciones continuas. Un equipo que se formó para lograr el
ascenso, se desvió totalmente de su camino, y por falta esfuerzo y respeto por
esta camiseta, (por parte de algunos de sus integrantes) terminamos sumergidos
en el fondo de la tabla (17º de 21 equipos participantes) y de lo que es más
importante, hundidos en la tabla de promedios.
Ni la llegada de Mario Grana, originó un cambio en la
mentalidad y juego del equipo. Sólo algunos resultados positivos (como ante
Temperley, Comunicaciones y porque no Tristán Suárez) no lograron reavivar a un
esquipo desganado, carente de amor propio.
Lo único bueno que se puede rescatar de esta paupérrimo
campeonato, es la actuación en la Copa Argentina, (a pesar de quedar eliminados,
salimos invictos), en especial frente a San Lorenzo, donde vimos a un Morón
motivado, un Morón que se pareció a las primeras fechas del campeonato y sólo
pudo ser vencido por el equipo de Boedo, a través de lo penales.
Lo último que quedaba por hacer, era despedir al Urbano como
se merece, y tratar de conseguir como sea, la mayor cantidad de puntos para
enfrentar el duro y difícil torneo venidero.
Ni siquiera se pudo despedir al Francisco Urbano con un
triunfo. Por más que la derrota no fue justa, los goles no se merecen, se
hacen. A falta de tres minutos para finalizar el encuentro, unos energúmenos
(por ser respetuosos con Ud, señor lector) invadieron el campo y privaron al
gallo de un posible empate. Tal vez no se iba a modificar el resultado, pero
quien sabe si por esas cosas que tiene el fútbol, no hubiéramos conseguido un
empate??? No lo sabemos..
Por unos inadaptados, ni siquiera
se pudo despedir como se merece al querido Urbano. Ni el tiro del final nos
salió. Las casi 20.000 almas que se hicieron presentes para despedir nuestra
segunda casa, se quedaron con las ganas de ver el último triunfo del equipo en
este entrañable estadio, y a su vez, sin poder festejar como se hubiera
querido: En paz, con emoción, tristeza y nostalgia por aquellas personas que ya
no están más con nosotros. Ni eso se pudo hacer.
Un campeonato para el olvido, una despedida con sabor a poco
y nada.... ¡Cuánta injusticia, decepción y tristeza acumulada, en las espaldas de
los verdaderos hinchas de Morón!...
Por: Marcos Ruiz Carrizo.