Tras el descanso obligado de la fecha libre, el último fin de semana, el Deportivo Morón debía volver a la actividad del certamen de la Primera "B" Nacional, nada menos que visitando a uno de los líderes del torneo, Atlético de Rafaela, y tal vez el aspirante más serio al campeonato y por ende, al primer ascenso a la Superliga 2018/2019, por la calidad de un plantel que trasunta nombres propios de Primera División, más que de Nacional "B".
Así las cosas, y pese a que la "Crema" no se halla atravesando uno de sus mejores momentos en este corto y parejísimo campeonato, al igual que su inmediato perseguidor y principal oponente, por lo menos desde la potencia de los apellidos, a dicho ascenso directo a la referida Superliga, como lo es el súper competitivo Aldosivi de Mar del Plata, el equipo de Walter Otta sin dudas que asumía el viaje más riesgoso desde el reinicio de la competencia en 2018, y sin lugar a dudas uno de los desafíos más comprometidos de todo el fixture, una vez conocido el mismo, allá por julio del año pasado.
En consecuencia, y a sabiendas de constituir uno de esos cotejos eventualmente "perdibles", a la hora de las especulaciones a priori sobre el calendario por venir, este plantel del Deportivo Morón capaz de alcanzar cualquier proeza o "batacazo" futbolístico, por imperio de una carácter sin igual, cuanto menos desde 1990 a esta parte, y una actitud innegociable a la hora de calzarse la camiseta, debía por si fuera poco, enfrentar al líder del campeonato visiblemente disminuido en sus potencialidades reales, debido a una serie inacabable de lesiones que afectan a sus mejores y más imprescindibles "soldados", y que lejos que permitir la recuperación de aquellos que se hallan en la última etapa de puesto a punto, va sumando semana a semana, nuevas "camas" a una "enfermería" que parece un mal designio del destino, desde finales de 2017.
Con la vuelta de Milton Alvarez, tras purgar ante Mitre de Santiago la jornada de suspensión, por haber alcanzado en Floresta el límite de cinco amarillas acumuladas, el único "sobreviviente" titular de la última línea que habitualmente suele plantar Walter Otta, sería el capitán, Emiliano Mayola, a la postre y junto al propio y enorme "uno" del Gallo, de las figuras descollantes de la "resistencia" moronense en territorio de la "Crema".
En efecto, sin Maximiliano Paredes, ni Sebastián Martínez Aguirre (bastión de la defensa desde su arribo, en el último mercado de pases), ni Nicolás Martínez, Cristian Broggi ocuparía el lateral derecho, y Valentín Perales el puesto de primer zaguero central, con muy buenos rendimientos de ambos, en especial del rionegrino, de gran partido, detrás de los mencionados Alvarez y Mayola en un imaginario "podio" en la noche de Rafaela.
Por el lateral zurdo, Lautaro Formica seria el designado para reemplazar al silencioso y rendidor Nicolás Martínez, consituyendo el rosarino la pieza más floja del andamiaje de emergencia ideado por el cuerpo técnico del Gallo, puesto que errático en los pases y a destiempo en la marca, por su banda los volantes locales, en especial Enzo Gaggi, hallarían las vulnerabilidades necesarias para llegar hasta el fondo y desbordar al ex Villa Dálmine, propiciando la acciones de mayor riesgo para una defensa de Morón que, en líneas generales, sufriría con los centros cruzados al área, ya sea en movimiento o a partir de pelotas paradas.
En el mediocampo, ante la inasistencia a último momento de un recuperado y desequilibrante Nicolás Ramírez, Walter Otta y Félix Benito apostarían a una zona de volantes con menos generación de juego, pero mayor capacidad de quite y lucha, con Emiliano Méndez nuevamente desde el inicio (de buen rendimiento, en especial en el complemento, luego de algunas dudas en el primer tiempo), Cristian Lillo y Emmanuel Giménez, para que éste último se desdoblase, cuando la situación lo permitiese, para aportar su buen pie en ayuda de Leandro Guzmán, el encargado de romper líneas y generar desequilibrios ofensivos, algo que lograría y con acierto, en especial en el primer tiempo, y en el lapso del complemento en que aún conservara energías, puesto asimismo a retroceder y colaborar en la contención, ante cada posesión rival.
En ofensiva, con Javier Rossi unos metros más atrasado, intentando colaborar con sus medios y desde allí emprender las embestidas ofensivas, nuevamente Facundo Pumpido habría de quedar como una suerte de "llanero solitario", debatiéndose con la firme defensa del líder del torneo y, sin embargo, ganando una vez más todo lo que le "tiraran" por arriba, "pivoteando" y preocupando constantemente a la última línea de Rafaela, redondeando otra actuación para el aplauso, por su voluntad, su generosidad y lo que "obliga" a sus marcadores, aún como única referencia ofensiva y lejos de su mejor hábitat, el área rival.
Dentro de un primer tiempo donde Morón se le plantaría "mano a mano" al puntero, apretándolo desde la salida y en cada rincón del terreno, mientras le durase a los intérpretes el oxígeno necesario para ponerlo en práctica, el conjunto dirigido por Lucas Bovaglio se mostraría confuso y perdido en el campo de juego, claro que con puntas como Manuel Bustos y Mauro Albertengo, el Gallo no se podía dar el lujo de descuidarse ni siquiera un segundo, tanto es así que en las dos que los delanteros locales pudieron vulnerar la línea de fondo visitante, el propio Bustos, en ambas, habría de desperdiciar dos chances inmejorables, sólo en el área chica y frente a un desguarnecido Milton Alvarez.
Con el cierre de una primer mitad pareja, donde Morón había logrado suplir su "mal de ausencias" y su falta de juego de asociado, en la solidaridad y el sacrificio de sus once "guerreros", el local se retiraba a vestuarios sin haber jugado para nada bien, pero aportado las situaciones de riesgo más notorias, más allá que el Gallo contaría con la suya, y bien clara, en los segundos previos al pitazo del árbitro, cuando Cristian Lilllo capitalizaría una pelota inmejorable bajada de cabeza por Pumpido, para desviarla apenas por encima del parante zurdo de un atónito Ramiro Macagno, arquero de la "Crema".
En el complemento, la sabiduría y madurez de un Deportivo Morón que sabe perfectamente lo que le conviene y en consecuencia propone, desde su banco de suplentes, habría de "enredar" aún más a los locales en el juego que mas le convenía a un diezmado Gallito, emparejando las acciones en mitad del campo y extinguiendo cada intento ofensivo de los locales, minutos tras minuto más confundidos y sin "brújula" ante el murmullo ensordecedor de una parcialidad local que no observaba respuestas en sus jugadores.
Hasta que el ingreso de Rodrigo Depetris, a falta de media hora para el final del encuentro, actuaría de "revulsivo" en propios y extraños, puesto que en un par de acciones demostraría bastante más que el resto de los puntas locales, generado dos jugadas casi "calcadas", entre los '25 y los '35 de la etapa final, primero despilfarrando un cabezazo solitario en el área chica y sin marcas y más tarde, ante el desborde por izquierda de Mauro Albertengo, el balón en centro al área del Gallo viajaría hacia el segundo palo, donde el propio Depretis le asestaría un cabezazo goleador al balón que, de no mediar la atajada "Monumental" del enorme "uno" de Morón (tal vez, en "honor" al nombre del escenario del cotejo), debió haberse convertido en el uno a cero de Rafaela, pero para eso el Gallo tiene un arquero como hace tiempo que no se ve en el Oeste, desde los tiempos del gran "Chiche" Migliardi.
De allí y hasta el final del encuentro, el equipo de Bovaglio intentaría torcer a un Morón agotado físicamente, por un desgaste superlativo, pero imposible de doblegar desde el corazón y la entrega, y las veces que tuvo que sufrir al menos un poco, habría de aflorar la figura indiscutida de Milton Alvarez para agigantar su estatura y minimizar las dimensiones reales del arco visitante.
Y si hasta se contó con un par de contras letales que podrían haberle dado el triunfo al Deportivo Morón, una encabezada por Rodrigo Díaz, ya con el "cumpleañero" Damián Akerman en cancha, y la más nítida de todas, en los pies de Maximiliano Jerez, quien ingresando sólo por la banda derecha, casi en tiempo cumplido y desde inmejorable posición, no podría darle violencia a un balón que terminaría mansamente en las manos de Macagno.
Con el pitazo final de un Sebastián Ranciglio demasiado "celoso" a la hora de sancionar las faltas visitantes (habría de amonestar a tres jugadores del Gallo, Formica, Mayola y Méndez, entre el minuto uno y el '21 del primer tiempo), no justipreciando con la misma vara las infracciones de los "dueños de casa", un Deportivo Morón diezmado por un mal de ausencias que parece interminable y en el desafío más exigente tal vez del calendario, habría de llevarse un "puntazo de oro" de Rafaela, para quedar a sólo un paso de concretar el objetivo primero de la permanencia en la categoría, algo que virtualmente podría lograrlo el próximo lunes 3 de abril, en el Oeste y frente a Boca Unidos, para consumado tal trascendente logro, comenzar a pensar en otros anhelos, como el regreso a la zona de los clasificados al Reducido (hoy se halla décimo, a un punto del noveno y último cupo) y por qué no, soñar con pelear palmo a palmo por el campeonato y primer ascenso a la Superliga, sabiéndose a escasas cuatro unidades del único líder, precisamente Atlético de Rafaela, quien en la próxima jornada deberá quedar libre, con tan sólo cinco fechas por disputarse hasta el final del certamen.
A un paso del objetivo y a cinco fechas del desenlace tan soñado.
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@elgallogustavo.