Y la mejora con Atlanta pareció un "espejismo", luego de la pálida imagen que el Deportivo Morón demostrara en Caballito, ante un Ferro que con muy poco, lo derrotara con justicia y, de no mediar la muy buena tarde de Julio Salvá, la caída hubiese sido más abultada, casi como un nefasto "deja vu" del anterior compromiso en el mismo escenario, tan esquivo que jamás pudo imponerse el Gallo, en la historia, por lo menos enfrentando al "dueño de casa".
Con la vuelta del capitán, Emiliano Mayola, y el ingreso desde el inicio de Francisco Oliver, como lateral zurdo, en lugar de Nicolás Martínez, y de Lucas Chacana por un lesionado Nicolás Ramírez, el equipo de "Cacho" Sialle "deambularía" sin rumbo, en la tarde Caballito, sin tenencia del balón, ni presencia ofensiva, ni contención en el medio, ni seguridad en la última línea, ante un local que venía de tres partidos sin victorias y encontró en Morón, la oportunidad justa para salir de "perdedor".
En efecto, salvo los primeros minutos, donde Morón pretendería ejercer una presión alta, como ante el "Bohemio", no tardaría mucho para que el local se sintiera cómodo con su mayor volumen de juego y comenzara a "lastimar" por los costados, con la constante subida de sus laterales, en especial de Rodrigo Mazur, por el izquierdo, una de las figuras de la cancha, sólido en la marca y "punzante" en ofensiva, como si se tratara de un delantero.
Con el fútbol de Nicolás Gómez y Renzo Tesuri, Ferro se haría dueño antes de los '15 iniciales, del protagonismo en terreno ajeno, con pelota dominada, colocando siempre en posición de gol a sus laterales y "merodeando" el área visitante, con el criterio de Cristian Bordacahar y la voluntad de Franco Toloza, en su presentación con la camiseta del "Verde", recién arribado de Colegiales.
Mientras la apertura del marcador, parecía cuestión de tiempo y justeza en la última "puntada" de Ferro, por el lado de Morón, el poco fútbol disponible provenía de la zurda de Ezequiel D' Angelo, poco y mal acompañado por Kevin Gissi, que volviera a mostrar su costado más "flaco", y sin acompañamiento por las bandas, con una regular expresión de Fabricio Alvarenga, y otra decididamente pobre de Lucas Chacana.
En el medio, ni Matías Nizzo, ni Lucas Pérez Godoy podrían imponer condiciones en esa zona, perdiendo con la habilidad y el toque de primera de Gómez y Tesuri, y más allá del buen partido de "Oeste", no porque el local haya sido el "Barcelona", sino porque Morón ni siquiera llegó al nivel del "Girona" o el "Rayo Vallecano".
En ese "desconcierto" generalizado, con Ferro "toqueteando" siempre peligrosamente cerca de Julio Salvá, Renzo Tesuri habilitaría de primera a Rodrigo Mazur (a quien Salvá, minutos antes, le había contenido un mano a mano, ingresando increíblemente solo por su sector), que enviaría un centro al primer palo, dentro del área chica de Morón, que impulsado en primera instancia hacia atrás, por Lautaro Torres, derivaría en un "taco" de Bordacahar, y cuando el debutante, Franco Toloza, se aprestaba a rematar al arco, desde escasos metros, la "barrida" de Oliver derivaría el balón hacia el costado, donde Valentín Perales se la llevaría "puesta", para vencer a propio arco, ante la sorpresa de Salvá y darle de la manera más impensada, la merecida ventaja a un Ferro que era mucho más, a los '45 del primer tiempo.
En el complemento, de arranque nomás, Sialle mandó al campo de juego, a Damián Akerman y Mauricio Alonso, de regreso al banco, en mejoría paulatina de su pubialgia, en lugar de Kevin Gissi y Lucas Chacana, tal vez buscando el efecto que tuvieran los cambios, en el entretiempo con el "Bohemio".
Sin embargo, dentro del contexto de un equipo "perdido" en el terreno de juego, ni Alonso, visiblemente disminuido por una lesión rebelde y el goleador eterno, demasiado solo para tener que bajar a buscar la pelota e intentar luego progresar con ella en ofensiva, lograrían "torcer" el curso de un segundo tiempo, que más allá de un corto lapso, al inicio, donde Morón dominaría las acciones y se aproximaría al arco local, aunque sin generarle peligro real a Andrés Bailo, aún en ese "puñado" de minutos favorables al Gallo, desde lo territorial y actitudinal, Ferro en cada contra, parecía más cercano al segundo que Morón del empate.
Con el correr de los minutos, Ferro retomaría las "riendas" del encuentro, haciéndose nuevamente "dueño" de campo y balón, con el fútbol que al Gallo le faltaría, máxime a partir de la salida de Ezequiel D' Angelo, el único capaz de generar alguna "pincelada" de desequilibrio y habilidad, para permitir el ingreso de un Agustín Lavezzi, que sólo contribuiría al "barullo" en los últimos metros.
Mientras la visita no generaba una acción de gol, en todo el complemento (y casi nos animaríamos a decir, en los '90), el local contaría con varias opciones para estirar el resultado, de no mediar no menos de tres o cuatro intervenciones decisivas de Julio Salvá, para mantener a Morón en "partido", por lo menos desde lo "numérico", porque en el desarrollo jamás estuvo a "tiro" del empate.
Por eso, el "pitazo" final de Julio Barraza, esta vez de buen desempeño, sin polémicas, Ferro regresaría al triunfo, luego de tres partidos, a expensas de un Morón que volvió a evidenciar las carencias individuales y colectivas, de un equipo desordenado y sin ideas, que perdiera en todo el partidos las "segundas pelotas" y los rebotes.
Con un último cotejo por delante, antes del receso, el próximo domingo 1° de diciembre, ante Estudiantes de Río Cuarto, desde las 17, en el Nuevo Francisco Urbano, el Deportivo Morón intentará clasificar a una "Copa Argentina" cada vez más lejana y que ya no depende exclusivamente de su propio resultado.
Pero lo más importante, deberá volver a "lidiar" con sus propias carencias, para terminar el año de la mejor manera, y si es posible con una victoria, que sume para el semestre definitivo, aunque no llegase a alcanzar para la clasificación "copera", por segunda edición consecutiva.
Lo "positivo": no deberá hacer demasiado para modificar la pálida imagen de Caballito.
"A cruzar los dedos", como diría "Riberito".
@elgallogustavo.