martes, 25 de abril de 2023

Más que tres puntos

Corría el tercer minuto agregado y Morón, con un hombre menos, por la expulsión de Nicolás Henry, por doble amarilla, a los 40' del complemento, empataba en cero con Defensores de Belgrano, en el Bajo Núñez, en un partido que merecía ganar y en el que había generado las chances para justificarlo en la red, pero que una vez más, su anomia de gol lo privaban de una victoria necesaria, hasta que un lateral en ataque forzado por Damián Adín, derivaría en una rápida habilitación a Santiago Kubiszyn, quien desbordaría por el andarivel zurdo del ataque visitante, para enviar un centro preciso al área chica y encontrar el desvío goleador en el uruguayo Franco García, para que el Gallo festeje su segundo triunfo en el campeonato, luego de seis fechas, el primero fuera de "casa" y también de la "era Nardozza", y al igual que la victoria anterior, ante San Martín de San Juan, en el Oeste, en la última "bola".

De esta manera agónica, para un Morón al que todo le cuesta demasiado, más allá de los merecimientos ocasionales, el equipo de Fabián Nardozza se traía del "Juan Pasquale" un triunfo tan vital como bien "trabajado" en los 90', en los que resultara superior a su rival, en varios pasajes del encuentro y que sin embargo no pudiese torcer a su favor, en alguno de aquellos momentos favorables, pese a contar con algunas ocasiones inmejorables para ponerse en ventaja, como por ejemplo, a través de una "trepada" ofensiva del propio Adín, en el primer tiempo, o del "mano a mano" increíble que desperdiciara Ezequiel Rescaldani, al comienzo del complemento, luego de una gran habilitación de Leo Ramos, que lo "depositara" cara a cara con el gol, pero el punta visitante, errático una vez más, rematara al "bulto", esto es, sobre el cuerpo de Ignacio Pietrobono, arquero del "Dragón".

Con el regreso de Damián Adín como lateral derecho, tras cumplir la jornada de suspensión, por su expulsión ante Güemes, en Santiago del Estero y la modificación táctica del ingreso de Pablo Ferreira por Santiago Ubeda, respecto del once inicial en el clásico frente a Almirante, Morón comenzaría presionando "alto" a Defensores de Belgrano, recuperando el balón en campo contrario y monopolizando su manejo, llegando con cierto peligro al área local, en especial, a partir de buenos intentos desde media distancia, todos bien controlados por el "1" del "dueño de casa".

En aquellos primeros minutos, el Gallo justificaría la ventaja, que una vez más, por sus limitaciones a la hora de la definición, lo privarían de plasmarla en el marcador, con la opción más clara en el botín diestro de Adín, que tras una buena habilitación de Brian Orosco, por el carril izquierdo de la defensa local, dejarían al "4" visitante de cara al arco, pero ante el "achique" del arquero, su remate se iría lejos sobre el segundo palo.

Por si fuera poco, en una pésima actuación del árbitro del encuentro, el equipo de Nardozza se vería perjudicado (una vez más), por un claro penal a su favor, no sancionado por Andrés Gariano, ante una mano evidente de Dardo Torres, zaguero del local, que "amortiguara" un cabezazo de Rescaldani, con inequívoco destino de arco rival.

Con el correr de los minutos, Defensores se acomodaría mejor en el mediocampo, emparejando el trámite y hasta generando un par de zozobras en el última línea de Morón, en ambos casos, a través de la presencia siempre elusiva y peligrosa del "Topo" Ezequiel Aguirre, en una cabeceando solo, pero muy arriba y en la otra, definiendo alto, tras una buena combinación entre Nicolás Benegas y Claudio Salto.

Más allá de alguna otra aproximación, de uno y otro, en especial a partir de la pelota parada, el primer tiempo se iría con un cero a cero discreto en el juego, pero con la sensación que el Gallo había sido más, pero no había podido aprovechar su "momento", a diferencia del local, que sólo había generado desequilibrio, en contadas ocasiones y de contragolpe.

En el complemento, con Gonzalo Berterame en cancha, desde los 35' de la etapa inicial, por la lesión de Gonzalo Salega, el ex Atlanta ingresaría de buena manera, tanto es así que, en lo minutos iniciales del segundo tiempo, "apilaría" rivales por la banda derecha, para habilitar por el centro a Leonardo Ramos, que de "primera" asistiría a Ezequiel Rescaldani, cara a cara con el arquero, aunque el rubio punta del Gallito, con todo el arco a su disposición, remataría al centro, a media altura, para facilitar la "salvada" de Ignacio Pietrobono.

Con más lucha que juego, por ambos lados, el partido se iría perdiendo sin grandes matices, rumbo a un cero a cero que parecía inamovible, aunque aún habría tiempo para otro "horror" de Andrés Gariano, en este caso sancionando fuera del área, una infracción de Nicolás Henry (expulsado por doble amonestación) en perjuicio de Aguirre, que debió ser penal para Defensores de Belgrano.

En los instantes finales, la expulsión de Nicolás Henry, a falta de cinco minutos, parecía complicar el cierre de un Morón, que en el balance general había sido mejor que el local, pero sin embargo y en el agregado, Santiago Kubiszyn (había ingresado por Santiago Coronel) "inventaría" un desequilibrio y desborde por la banda izquierda, para encontrar el oportunismo y desvío goleador del uruguayo, Franco García, en el área chica, y darle al resultado un poco más de justicia, y a Morón una "bocanada" de aire tan grande como su necesidad, en la última "bola" del partido.

Un triunfo agónico y vital, que ojalá venga acompañado de una mayor confianza y tranquilidad para encarar lo que viene.

Más que tres puntos.


@elgallogustavo.



       📸: Deportivo Morón.


jueves, 20 de abril de 2023

Con pena y sin gloria: eliminados

Y en Copa Argentina no hubo sorpresas. 

El Morón que viene decepcionando fecha tras fechas, en el torneo de la "B" Nacional, volvió a mostrar sus limitaciones del medio en adelante y sus "horrores" en defensa, repetidos ya hasta el cansancio, para permitir que un pobre San Martín de Tucumán, que también confirmó su deslucido presente, se quedara  con el "pasaje" a la próxima instancia "copera", eliminando prematuramente a un Gallo sin repuestas, anímicas ni futbolísticas, más allá de las fallos arbitrales que lo perjudicaran, en situaciones y jugadas decisivas.

Con apenas dos modificaciones, respecto del once que iniciara el cotejo frente a Almirante (con la vuelta de Bruno Galván al arco, tras larga ausencia, en lugar de Josué Ayala y el regreso de Damián Adín, en reemplazo del lesionado Ezequiel Schelotto), a Morón le costó "hacer pie" en el comienzo del partido, ante un "Santo" tucumano que habría de presionarlo bien arriba, generándole casi la única situación de riesgo en esa primera etapa, a los 30 segundos, a partir de un desborde por derecha, centro y definición alta de Emanuel Dening, capitán y goleador de los dirigidos interinamente por Alexis Ferrero.

Sin embargo, con el correr de los minutos, en una partido deslucido y de escaso relieve individual y colectivo, de los dos lados, las situaciones más claras las tendría Morón, y ambas en los pies de Brian Orosco, primero a partir de un desborde y centro de Franco García, por el flanco derecho, que Ezequiel Rescaldani dejaría pasar, para que la pelota le quedara al "10" del Gallo, de frente al arco, pero para su perfil diestro, remate que rechazaría Francisco Tinaglini, arquero de San Martín, sobre su "caño izquierdo. Y luego, promediando la primera etapa, otro buen desequilibrio individual, en este caso por izquierda, a cargo de Gonzalo Salega (de lo mejor en la tarde santafecina), cuyo centro nuevamente habilitaría a Brian Orosco, que esta vez de zurda, facilitaría otra buena respuesta del "1" tucumano, con un envío potente, pero sin demasiada dirección.

Con estas pocas aproximaciones, se extinguiría el primer tiempo, más luchado que jugado y con contadas emociones, pero con un Morón de discreto desempeño, aunque dada la pobreza compartida con su rival, a tono y en partido.

Ya en el complemento, cuando poco y nada había sucedido, dos jugadas determinarían el desenlace definitivo del encuentro, a partir de dos errores arbitrales de Carlos Córdoba, que perjudicarían claramente a Morón, que a partir de allí perdería la (poca) compostura y se dejaría ganar una vez más por la desesperación: primero, una infracción que debió ser sancionada con amonestación y que por tratarse de Wilfredo Olivera, zaguero de San Martín, hubiese significado su expulsión por doble amarilla, y unos minutos más tarde, a los 12 del segundo tiempo, la falta de Emanuel Dening sobre Nicolás Henry, no sancionada en el mediocampo y en la continuidad de la jugada, la infracción sí convalidada de Brian Orosco, en su intento por cubrir el lateral izquierdo, de cuyo "cobro" sobrevendría la apertura del marcador.

Y allí comenzaría otra "historia", la ya conocida de los errores defensivos costosos, como el centro (similar al segundo tanto de Almirante Brown, el sábado último), con "rosca" al segundo palo, que sobraría a todos, y en el "mano a mano", Agustín Gómez volvería a perder la marca, en este caso con Nahuel Banegas, el autor del cabezazo goleador y antes de mover del medio, la reiterada protesta de Orosco, que determinaría su segunda amonestación y consecuente expulsión, para dejar al Gallo perdiendo uno a cero y con un jugador menos, con escasos segundos de diferencia.

Y es que, según parece, algunos protagonistas confunden el concepto de "rebeldía" (y/o "carácter"), algo de lo que carece este equipo, desde la fecha inaugural del campeonato, puesto que "rebelarse", quiere decir "romper el esquema" para procurar cambiar la realidad, intentando otras cosas desde el juego, con mayor compromiso e imaginación, pero no "pelearse" o discutir con el árbitro o los rivales, hasta resultar expulsado, porque eso implica un acto de irresponsabilidad y hasta de inmadurez deportiva o ingenuidad, y el fútbol, claro está, es un juego de "vivos", esto es, de jugadores "despiertos" y emocionalmente lúcidos y estables, para sacar "ventajas" lícitas, de todas las facetas de un deporte de contacto y antagonismos.

Con el resultado en contra y el jugador de menos, la "película" repetida volvería a exhibirse, profundizada por la desesperación colectiva y la confusión de los cambios, hasta que en una contra de tantas, con Morón "regalado", pero ni siquiera en ataque, tanto Maximiliano Coronel, como Gómez,  habrían de detener su marcha, para protestar por un off side inexistente, dejando que el delantero tucumano se "libere" rumbo al arco, para ceder al medio de área, para que solo y sin ningún defensor a la vista, el ingresado Mauro Verón sentencie el resultado, que pudo ser más amplio, de no mediar alguna atajada de Galván, una rechazo de Coronel al palo propio y la mala puntería rival.

En el cierre, toda la frustración de un Morón otra vez derrotado, se vería reflejada en el reclamo airado de Fabián Nardozza, Guillermo Crudo, su ayudante de campo y hasta del propio Orosco, contra un Carlos Córdoba que claramente perjudicó al Gallo con un par de determinaciones decisivas para el resultado, pero que en definitiva, no tiene responsabilidad en las limitaciones individuales y colectivas, de un equipo siempre errático, incapaz e impotente, que no puede consigo mismo.

Como siempre, lo mejor de la tarde santafecina, la gente del Gallo que "copó" su cabecera y transformó al estadio de Unión en el Nuevo Francisco Urbano.

La fidelidad de esa gente, merece algo mejor. 

Y merecen también respuestas..., dentro y fuera de la cancha.


@elgallogustavo.



      📸: Copa Argentina.


domingo, 16 de abril de 2023

"Clásico" empate, con "sabor a poco"

En un partido emotivo, en especial, en el segundo tiempo, Morón tuvo todo para quedarse con el clásico barrial, frente a Almirante, pero a diez del final, una sucesión de errores propios en defensa, ya un "karma" para este equipo, en la actual temporada, lo privó de tres puntos merecidos y que le hubieran venido muy bien no sólo en la tabla, sino en el ánimo de conjunto.

Ante una multitud del Gallo, que regaló en la tarde del sábado, un marco imponente e inolvidable (tal como nos tiene acostumbrados), esta vez el equipo dirigido por Fabián Nardozza, supo contagiarse del entorno para jugar con el carácter y la convicción que se disputan esta clase de partidos, poniéndose dos veces arriba en el marcador, primero a través de una gran definición de emboquillada de Brian Orosco, tras una habilitación milimétrica de Gonzalo Salega, en el epílogo del primer tiempo y luego, consumado hacía un ratito, el primer empate de la visita, una golazo formidable de Nicolás Henry, apenas pasado el cuarto de hora del complemento, recibiendo un rechazo en defensa, para "matarla" con el pecho y sacar un zurdazo inapelable, a media altura, lejísimo del alcance del arquero.

Y allí debió "cerrar" el cotejo para el Gallo, para felicidad de la multitud que festejaba la vuelta al triunfo en el clásico, pero también para un equipo que había sido superior desde los 30' del primer tiempo en adelante, se había puesto en ventaja en el momento justo e incluso había sido capaz de reponerse del empate en uno de Almirante, a los 13' del complemento, mérito a una gran definición de Tomás Bugallo, pero sin embargo, una vez más, sus carencias defensivas, repetidas en cada encuentro, hicieron imposible mantener un resultado favorable.

Es que ganaba Morón, después de varias fechas, victoria que le permitía salir del fondo de la tabla, y dentro del campo de juego (que lució mejor que en anteriores ocasiones), justificaba ese triunfo parcial, en su juego, pero fundamentalmente en sus ganas y su convicción de ganarle al líder, hasta que, a los 35' del segundo tiempo, Gerónimo Ulibarri (que había reemplazado al "Galgo" Schelotto, lesionado en el final de la primera mitad) pierde ante la experiencia del "Gurí" García, permitiéndole enviar un centro "envenenado" al "corazón de área", que en su trayecto, no pudo ser rechazado por Santiago Ubeda, menos por Maxi Coronel, que en lugar de saltar, pareció agacharse, ni por Agustín Gómez, que perdería la marca de Germán Rivero, el autor del definitivo 2 a 2, que ante semejante sucesión de "licencias" defensivas, sumadas al estatismo de Josué Ayala, no tendría más que empujarla a la red, para que Almirante festeje un empate, frente al último de la tabla, que debió ser derrota del puntero.

"Rehén" de sus defectos repetidos, Morón se quedó con un vibrante empate 2 a 2 frente a Almirante, pero con "sabor a poco", por el cambio de actitud que demostró en el clásico y porque fue mejor que su rival, además de hallarse dos veces en ventaja, como jamás antes en lo que va del actual torneo.

Ojalá, más allá del resultado final, el Gallo se aferre a esa mejora colectiva, para que los triunfos vayan apareciendo y con ellos, la tranquilidad necesaria para salir del fondo de la tabla.

Toda esa gente que lo sigue, incondicionalmente, se lo merece.



@elgallogustavo.



      📸: Deportivo Morón.




   📸: Gentileza, Ariel Orellano.

jueves, 6 de abril de 2023

Felices Pascuas...

Al cabo de un prolongado bostezo de más de 90 minutos, matizado por algunos muy breves momentos de interés y atención circunstancial, Morón empató sin goles en su visita a Santiago del Estero, ante un Güemes con similares carencias y presente, aunque con la voluntad de un protagonismo impulsado por su localía, y que pese a sus buenas intenciones, no lograra superar a la pobre realidad del Gallo, que sigue sin poder ganar, con una repetida anomia ofensiva y con errores en defensa, esta vez no usufructuados por las limitaciones de su rival.

Con el regreso de Agustín Gómez, tras cumplir la fecha de suspensión por acumulación de amarillas, por el lesionado Maxi Coronel, y las ausencias de Diego Sosa y Brian Orosco (flamante papá), más la aparición desde el banco de Agustín Allione, Fabián Nardozza dispondría por primera vez, desde su llegada, de un doble cinco más tradicional, con Pablo Ferreira y la vuelta de Santiago Ubeda (por Gonzalo Berterame), por primera vez juntos, Gonzalo Salega por izquierda, desde el minuto cero y Santiago Coronel más "suelto" que en partidos anteriores, nuevamente con Leo Ramos como delantero centro y Franco García, por afuera, aunque sin la gravitación de otros partidos.

En un primer tiempo "soporífero", las necesidades compartidas, lejos de provocar un espectáculo interesante, por la búsqueda, que suele generar mayores espacios, ni el "Gaucho" santiagueño, ni el Gallo del Oeste pudieron hilvanar algo de fútbol asociado, mucho menos situaciones frente a los arcos, más allá de un remate desde afuera del "Topo" Coronel y una buena intervención de Josué Ayala, enmendando una mala salida inicial, tras un tiro de esquina, negándole el gol a Iván Maggi, el "9" local.

Ya en el complemento, Ezequiel Rescaldani reemplazaría al uruguayo García, desde el reinicio del juego, teniendo la más clara del segundo tiempo y del partido, en su botín izquierdo, luego de la mejor combinación visitante, en la noche de Santiago, a un toque y en velocidad, en el borde del área, para que el punta del Gallo, como le viene pasando, cada vez que le queda alguna, la tire irremediablemente afuera.

Dentro de la "chatura" de una partido sin relieve y con muy escasas luces, como el propio estadio, que sufriría un breve corte de luz al comienzo del partido, Maximiliano Casa, el "7" local, resultaría de lo mejor y más desequilibrante, dentro de un trámite anodino, y en el que se "prestarían" la pelota, uno y otro, no por gentileza, sino por una imprecisión constante y compartida en ambos conjuntos, incapaz de generar tres pases seguidos con acierto y destino.

Pero el referido punta zurdo de Güemes, se las arreglaría para traerle complicaciones a Damián Adín (además de contar con una chance clara de gol, en el complemento), tanto es así que provocaría las dos infracciones de amarilla, que terminarían por sacar del partido al lateral diestro de la visita, apenas pasado el primer cuarto de hora del segundo tiempo.

Y si lo de Morón había sido pobre e ineficaz con once, con un hombre de menos, el arco de enfrente le quedaría lejísimo y la tenencia de la pelota resultaría una quimera, factores que el equipo de Walter Perazzo aprovecharía para apretar un poco más al Gallo contra su arco, con decisión pero escasa lucidez ofensiva.

Aún así, un tiro libre en el ángulo, formado entre el travesaño y el poste derecho de Ayala, más un cabezazo de Lucas Cano a las manos del "1" de Morón y la más clara de todas, el ingreso de Iván Maggi solo por izquierda, para cruzarla apenas desviada sobre el "caño" zurdo del arco de la visita, terminarían por inclinar la balanza para el lado del "Gaucho", y dándole un poco más de "color" al punto conseguido por el Gallo, que sin embargo, y en el balance de los 90', jugó uno de sus peores partidos del torneo, y eso que no viene siendo precisamente un "dechado de virtudes", pero por lo menos en los cotejos anteriores, cualquiera fuese el resultado final, generó las chances de gol, que en las noche de Santiago no existieron.

El pitazo de Lucas Comesaña, de mal partido como nos tiene acostumbrados, le daría un poco de sosiego al alma atribulada de los hinchas de Morón, que necesitados de un triunfo, debieron toparse con otra actuación decepcionante, pese a repartir puntos.

Ahora será tiempo de quedar libre, el próximo fin de semana, y al regreso a la competencia, siempre en el "subsuelo" de la tabla de posiciones, recibir al líder de la zona, nada menos que Almirante, en el Nuevo Francisco Urbano, en un cotejo que para muchos hinchas puede resultar el límite de la paciencia, para un equipo que hasta aquí, no ha demostrado nada: ni juego, ni carácter, ni rebeldía.

"Felices Pascuas. ¿La casa está en orden?"...


@elgallogustavo.



       📸: Prensa, Güemes (SdE).


lunes, 3 de abril de 2023

"Estados alterados"

Morón volvió a perder y suma seis puntos sobre 27 posibles (con un triunfo, tres empates y cinco derrotas), mientras se hunde cada vez más en el fondo de la tabla de posiciones de la Zona "A", del torneo de la Primera Nacional, al cabo de nueve jornadas.

Por si fuera poco, suma doce goles en contra en nueve presentaciones, apenas por debajo de San Telmo que recibió 14 goles (pero suma ocho puntos, con dos victorias y un cotejo menos, porque ya quedó libre) y lo más preocupante, reúne tan sólo cinco goles a favor, al igual que Alvarado, que acumula ocho unidades en igual cantidad de partidos.

Más allá de las estadísticas y los números fríos, el Gallo no mereció perder frente a Patronato, que sacó la diferencia en su segunda llegada y después manejó la ventaja con "oficio", pero también es cierto que Morón no supo empatarlo, mucho menos ganarlo, dilapidando cada una de las ocasiones de gol generadas frente al arco de Julio Salvá, a la postre una de las figuras del encuentro, ni siquiera de penal, ante una infracción inexistente en perjuicio de Gonzalo Salega, y que Leonardo Ramos desperdiciara, con un remate débil y anunciado, a los 25' del complemento.

Cronológicamente hablando, el equipo de Fabián Nardozza, con el único cambio obligado de Pablo Calderón en reemplazo del suspendido Agustín Gómez (que en Mendoza llegara al límite de amonestaciones), comenzaría imponiendo condiciones en el juego, en especial en "tres cuartos", a partir de las sociedades entre Brian Orosco, Santiago Coronel y Gonzalo Berterame, con un buen partido de Pablo Ferreira como único volante central, lapso durante el cual el Gallo controlara a Patronato y le generara no menos de cuatro situaciones claras de gol, todas bien conjuradas por el "1" del "Patrón", nuestro conocido Julio César Salvá, incluyendo un penal no sancionado por un paupérrimo Franco Acita, por una mano que no vio o deliberadamente decidió obviar.

Pero como suele pasarle a este equipo, en su mejor momento del partido, un retroceso defensivo casi amateur, le permitiría a la visita, en su segunda llegada, habilitar a Jorge Valdez Chamorro, para meter un derechazo esquinado, con tiempo y espacio para controlar el balón y elegir el palo, ante una línea de volantes locales superada, una defensa demasiado "hundida" contra su arco y un Josué Ayala que de "arriba" resulta "amo y señor" de su área, pero de abajo, cada vez que lo prueban, es gol rival, como en este caso.

A los 19' del primer tiempo, y con el resultado adverso, más allá de los merecimientos de uno y otro (al fútbol se gana con goles y no por acumulación de puntos, como en el boxeo, dicho sea de paso), de a poco y con el correr de los minutos, el equipo volvería a demostrar su condición de "mandíbula floja", continuando con las simbologías pugilísticas, pero fundamentalmente, iniciaría una camino de no retorno, que es la imposibilidad de manejar el apuro y la desesperación por el empate, para caer primero en el desorden y más tarde en la anarquía táctica dentro de la cancha.

En el agregado de la primera etapa, y luego que un remate desde afuera, de Santiago Coronel, se estrellara en el poste diestro de Salvá, una mano evidente, pero polémica a la hora de sancionarla con penal, del debutante Facundo López, en lugar del lesionado Maxi Coronel (colaboración mediante, de un pique impredecible, propio de una campo de juego cada fecha más impresentable), Franco Acita dudara en cobrar, el remate desde los once metros que, por segunda fecha consecutiva, el palo derecho evitara el segundo gol rival, para mantener a Morón en partido, pese a que Ayala adivinara el "caño", pero lejos estuviese de contener el remate de Damián Arce, otro de los destacados en la visita.

Ya en el complemento, la poca claridad evidenciada por Morón, en el primer tiempo, se iría extinguiendo con el paso del tiempo y la ansiedad que bajara lógicamente desde el afuera, se convertiría en apuro, luego en desesperación y más tarde en anarquía, en un equipo evidentemente incapaz de manejar la frustración ajena y propia.

En lo individual, a diferencia de los sucedido en Mendoza, hace una semanas atrás, lo mejor del Gallo se vería desde los laterales, con un buen partido, tanto de Damián Adín como de Nicolás Henry, más la voluntad inquebrantable del uruguayo, Franco García, de lo mejor del partido, yendo a todas, "fajándose" con la defensa visitante y generado sus propios espacios, para rematar desde afuera con peligro o "pivotear" para la llegada de los volantes.

Y una vez más, el ingreso de Gonzalo Salega (por Berterame), desequilibrante por la banda izquierda, para desbordar a una segura defensa de Patronato, con otro ex Morón, de buen partido, como Cristian González, determinante en el penal (que no fue) malogrado por Leonardo Ramos y en un par de situaciones más, que podrían haber generado mayor peligro, de no mediar una terminación siempre imperfecta, con centros de pelota parada o en movimiento, con centros bajos, débiles y repetidos, sencillos para la cabeza del defensor visitante, estacionado en el primer palo.

La salida de Pablo Ferreira, en lugar de un Diego Sosa que, nueve fechas mediante, no se entiende bien en qué posición se desempeña, terminaría por "romper" el desarrollo del partido, generando un "agujero" en el círculo central, que Walter Otta interpretaría con acierto, agregándole al muy buen partido del "inoxidable" Nicolás Domingo, la asistencia de Fabio Vázquez, para que la visita con oficio y toda la gama de "malas artes", manejara los tiempos, buscando un segundo gol que no concretara, pero evitara que Morón y su necesidad se lo llevara por delante.

Y es que, por más que el Gallo terminó jugando con Orosco (y luego Matías Ledesma), Santiago Coronel, Gonzalo Salega, Diego Sosa, Franco García, Leo Ramos y Ezequiel Recaldani (por Calderón), no pudo generarle zozobra a la sólida defensa de Patronato, en los minutos finales, ya que para que la pelota le llegara a los volantes de creación, para que a su vez, estos habilitaran a sus delanteros, hacía falta previamente alguien que recuperara el balón en el medio, y del lado de Morón, no quedaba nadie para cumplir esa tarea.

Y cuando pudo acercarse con peligro, en el descuento, una vez más afloraría la figura de Salvá, para ahogarle el grito a Recaldani, con un remate potente y contra el palo y, en la jugada siguiente, se quedara con un cabezazo de Ramos que parecía tener destino de red.

Volvió a perder Morón y más allá de los números, y la paupérrima campaña, preocupa la nula asimilación del equipo a la presión lógica del afuera, que lo desestabiliza, lo desespera y lo entrampa en su propia vorágine.

Mucho trabajo para Nardozza y a repensar los objetivos iniciales.

Ni campeonato, ni reducido. A mejorar, para mantener la categoría, sin tener que penar hasta la última fecha.

Y si por el camino, la "taba" cambia la suerte, pues bienvenido sea.

Otra no queda.

Y que los responsables primarios, los "padres de la criatura", se concentren en mejorar la realidad, en lugar de pelearse con los rivales de turno o molestarse por las opiniones libres de los propios. No todos se callan la boca por "salir en la foto".


@elgallogustavo.



       📸: Deportivo Morón.