En el "estreno" de la dupla técnica conformada por Alejandro Julián Méndez (en su segundo ciclo, en el banco del Gallo, luego de ocho años) y Walter Reinaldo Pico, el Deportivo Morón se mostró de mayor a menor, en los '90 frente a Defensores de Belgrano, y tras irse al descanso con una ventaja merecida por la mínima, y hasta exigua en los números, dadas las ocasiones que generara en el arco rival, en el complemento se replegaría demasiado y permitiría que la visita, primero controlara el desarrollo del juego, para más tarde justificar la igualdad en el marcador, y en los minutos finales, de no ser nuevamente por la figura emergente de Bruno Galván, hasta podría haberse quedado con los tres puntos, en un partido que, en líneas generales, coincidiera en el uno a uno definitivo, en base a los merecimientos de uno y otro, cada cual en su "etapa" de predominio y desequilibrio.
Con la vuelta de Nicolás Martínez sobre el lateral zurdo de la defensa, en lugar de un Juan Celaya que terminaría afuera de los primeros "18" de Méndez-Pico, y el ingreso desde el inicio de Matías Pardo, por la ausencia obligada de Gastón González, con un traumatismo de tórax, como "saldo" indeseado de la visita del Gallo en Sarandí, desde lo nominal, el Morón de la nueva dupla técnica no ofrecería, como se aprecia, demasiadas diferencias con el último "once" en cancha de Walter Otta, en la previa de su renuncia post Arsenal, aunque sí las evidenciaría desde el planteo táctico con un dibujo que habría de oscilar, entre el 4-4-3 y el 4-2-3-1, pero más allá de lo "numérico", mostraría a un Deportivo Morón mucho más ambicioso y vertical en la búsqueda del arco contrario, con mayor vocación ofensiva, desde lo conceptual, como así también en la cantidad de protagonistas involucrados en ataque, a partir de la utilización integral de las bandas, con laterales que habrían de incursionar permanentemente en terreno contrario, hasta finalizar la jugada en el área rival, y volantes externos rápidos y participativos, iniciando las "excursiones" ofensivas desde más adelante y con mayor grado de compañía, además de cumplir menos obligaciones de cobertura defensiva.
En el medio, con Matías Nizzo y Cristian Lillo, como ejes de la contención, el primero con un recorrido más vertical (hacia adelante y atrás, según quién ostentaba la posesión de la pelota) y el segundo con mayor trayecto hacia los costados, cubriendo las subidas de volantes y laterales, otra de las diferencias más marcadas, en lo táctico, resultaría la posición de Nicolás Ramírez, "flotando" mucho más suelto por delante de los mencionados y sin necesidad de "hacer la banda" como rol principal, quien habría nuevamente de transformarse, en apenas un par de minutos e intervenciones, en el jugador más determinante de aquél primer tiempo, donde volvería a erigirse en figura y a "enloquecer" a los volantes y defensores rivales, con su gambeta indescifrable en velocidad y su panorama para levantar la cabeza y ver al compañero libre o mejor ubicado.
Así las cosas, "Nico" Ramírez, con la "diez" en la espalda, comenzaría a gestar desequilibrio, asistido, unos metros más adelante y sobre la derecha, por Matías Pardo, otro de buen retorno, en especial en esa primera etapa, del mismo modo que Junior Mendieta habría de mostrarse como descarga por el andarivel zurdo, "triangulando" a uno o dos toques, como máximo, en ese "circuito" de virtuosos con Ramírez y Pardo, para la llegada siempre franca y alternada de Junior o "Pichin", en el área rival, donde habría de aguardarlos un Facundo Pumpido, sin necesidad de retroceder tantos metros para tomar contacto con la pelota.
En los primeros '30 de la etapa de inicio, el Gallo mostraría lo mejor de su repertorio, con un buen juego de conjunto en el medio y mucha profundidad en el área de Defensores, creando no menos de cinco o seis situaciones manifiestas de gol, en los pies de Pardo, Ramírez, Pumpido y Mendieta en dos ocasiones, hasta el gol de "Pichin", sobre los '36 del primer tiempo, a partir de una pelota recuperada por Junior, extendida luego a Ramírez (lo dicho, con rapidez y precisión, a un toque), para que el jugador más destacado del partido, el nuevo "diez" del Gallito, desbordara, levantara la cabeza y observara la llegada solitaria de Pardo, por el centro del área, que con un "puntazo" justo superaría al arquero, para marcar la merecida diferencia parcial en favor del equipo de Mendez-Pico.
Como contrapartida, los errores defensivos ya conocidos y repetidos, en especial en la zaga, y dentro de la misma, en particular de un Sebastián Martínez que no logra "remontar la cuesta" de sus flojos rendimientos en el presente torneo, le generarían a Bruno Galván un par de "sustos", en ambos, cuando la velocidad de Ezequiel Aguirre le ganara a la falta de "timming" del uruguayo, para dejarlo mano a mano con el "uno" del Gallo, resolviendo con escasa puntería, para fortuna transitoria de Morón.
En el complemento, las urgencias de la visita, en la búsqueda del empate, lo llevarían a adelantarse unos metros en el campo, aunque fundamentalmente, resultaría el propio Deportivo Morón, quien le permitiría primero controlar el juego, y más tarde justificar el empate, a partir de un repliegue sostenido y permisivo, que convertiría al Gallito del segundo tiempo, en una auténtica "sombra" del que ilusionara en los primeros '45 (quizá producto de la "asfixiante" presión alta que ejerciera en la primera etapa, que le pasara "factura" física en los segundos '45) .
Con los ingresos de Diego Dorregaray y Gustavo "Tortuga" Fernández, Fabián Nardozza se la jugaría a "igualar o morir", en presencia de estatismo local y la preeminencia en el juego de sus dirigidos, hasta que sobre los '23 de la etapa final, una de las tantas aproximaciones de Defensores, terminara con un centro desde la izquierda de la defensa del Gallo, con destino al "corazón" del área, donde Gustavo Fernández, entre Sebastián Martínez y Maximiliano Paredes (de buen partido en terreno ajeno, pero otorgando ciertas ventajas en el retroceso defensivo), se elevara más que todos, con la comodidad suficiente para el elegir el palo zurdo, bien lejos del alcance de Bruno Galván.
Con el partido igualado, acorde a un segundo tiempo en el que el "Dragón" justificaría el resultado, ante el "quedo" pronunciado de Morón, la dupla Méndez- Pico buscarían retomar las "riendas" del desarrollo, con los ingresos de Damián Akerman y Gerardo Martínez (por Facundo Pumpido y Matías Pardo) y más tarde, de Nisim Vergara por el mejor de la tarde, un agotado Nicolás Ramírez, pero más allá de alguna aproximación aérea y en especial, un tiro libre de Gerardo, no contaría con la chances netas, ni mucho menos con la claridad en el juego del primer tiempo, para hallar un nuevo y definitivo desnivel.
Por el contrario, en aquellos minutos finales del encuentro, quien contaría con las opciones más claras de desequilibrio, resultaría la visita, emergiendo una vez más, como desde su debut en el arco del Gallo, en el cierre del primer tiempo con Agropecuario, la figura de un "enorme" Bruno Galván, para "ahogar" el grito de gol en un par de ocasiones, en especial, una cabezazo a "boca de jarro" de Luciano Goux, luego de un tiro de esquina desde la izquierda, "atajadón" que habría de repetir apenas segundos después, ante el rebote de la propia jugada.
El pitazo de Yamil Possi, de buen arbitraje, marcaría un final con empate 1 a 1, que se ajustaría a un desarrollo con dos tiempos bien marcados y distintos, uno con notorio predominio del Gallo y otro, con el "quedo" local y el aprovechamiento integral del "Dragón" (tanto es así, que "Nico" Ramírez resultaría el más destacado del primer tiempo, y el propio Bruno Galván, la figura decisiva de Morón en el complemento).
Con buenas sensaciones colectivas y sanas intenciones conceptuales, este Deportivo Morón de Alejandro Méndez y Walter Pico, deberá consolidar lo bueno de los '45 iniciales, procurando extenderlo o por lo menos sostenerlo, en el resto del tiempo, además de "atacar" el problema reiterado y a la fecha insoluble, de una defensa que ofrece ventajas en cada partido, que a la postre se "pagan" caro en el resultado.
Y a pensar en Gimnasia y Esgrima, en Jujuy, el próximo domingo desde las 17, en un compromiso tan complicado como importante, para ponerse a prueba con un rival exigente, pero también ante las propias dudas y errores recurrentes, de un Morón que necesita ganar solidez y convicción en sus nuevas ideas, para consolidarse como equipo y cerrar los partidos, por lo menos aquellos que "despuntan" favorables.