Luego de tres empates consecutivos (Barracas en Olavarría y Luna, Fénix en el Oeste y Platense en Vicente López, éste último en meritoria remontada), y a pesar de la significativa racha de once partidos sin perder, el Deportivo Morón necesitaba imperiosamente sumar de a tres, para encaramarse bien cerca de la punta, máxime con los resultados registrados previamente por la séptima fecha de la Primera “B” (postergada en su momento, por el paro de futbolistas profesionales), consumadas las derrotas de Deportivo Riestra, Atlanta, Estudiantes (BA) y Comunicaciones, todos ellos situados por encima del Gallo, en la tabla de posiciones, en la previa del cotejo ante Talleres de Remedios de Escalada, de este miércoles en el Nuevo Francisco Urbano.
En una de sus mejores actuaciones del presente campeonato, en especial en el Oeste, el elenco de Walter Nicolás Otta redondeó un triunfo tan justo como contundente, no tanto en los números finales, como en el desarrollo de los ’90, donde dominaría casi a voluntad a un complicado rival, con momentos de muy buen fútbol y una actuación individual y colectiva superior, en promedio, a los ocho puntos.
De entradas nomás, y como es ya una sana costumbre, en la cancha que fuese, el Gallo mostraría sus “credenciales” de protagonista ambicioso y ávido de ataque y presión alta, generándole al buen equipo de Ricardo Rodríguez, el entrenador visitante, la pérdida sistemática del balón en mediocampo y con ella, la salida rápida por los laterales, con una destacada actuación de Leandro Guzmán (con la “ocho” en la espalda, ingresando por primera vez desde el inicio, luego de su desgarro en Berisso y su vuelta en el segundo tiempo ante el “Calamar”) y un desempeño sobresaliente de Matías Pardo, quien además de anotar un gol (el tercero en el torneo) y estar a punto de convertir un segundo, como para “cerrar el estadio”, luego de una gran corrida y una apilada fenomenal en el área, apenas rechazada sobre la línea), el Gallito comenzaría a ser mucho más que su visita, desde la lucidez conceptual y el talento futbolístico de su doble enganche, con un buen partido de Rodrigo Díaz y un encuentro para el recuadro de Gerardo Martínez, autor de un gol antológico (otro en su “colección” personal de tantos maravillosos) y de ’90 a pura gambeta, calidad y distinción, de un jugador sin igual y sencillamente fuera de serie que, afortunadamente, juega para Morón.
En efecto, a los ’33 del primer tiempo y luego de haberlo intentado un par de minutos antes, Gerardo Martínez consumaría su “obra de arte”, tras recibir en su propio campo, un pase de Cristian Lillo, y al ver (o intuir) adelantado levemente a Alejandro Solito, arquero de Talleres de Escalada, ensayar una emboquillada impresionante de más de media cancha, para superar el retroceso apresurado de un sorprendido golero y clavar el balón en el ángulo superior izquierdo del arco visitante, para hacer delirar al público presente, con uno de los golazos de mejor factura de los últimos tiempos... Sencillamente formidable y para “sacarse el sombrero” y arrojarlo al campo de juego, como en las grandes piezas de teatro de antaño, en presencia de una “obra maestra”.
Sin permitir que el efecto “mágico” del uno a cero se desvanezca, y mucho menos permitir la reacción del rival, sólo cuatro minutos más tarde, Cristian Broggi encararía como suele hacerlo, con verticalidad y convicción hacia el área visitante, abriendo para ello bien la cancha, y cuyo posterior centro generaría la salida apresurada de Solito, ante la presencia “amenazante” del “Bicho" Rossi, para resultar superado en el salto por la comba del balón que, devenido por el sector izquierdo, en los pies de Matías Pardo, diagonal mediante cruzaría un remate inapelable para sentenciar el marcador, con el dos a cero, ocho minutos antes del cierre del primer tiempo.
El segundo período estaría prácticamente de más, con un Morón tranquilo, paciente y confiado, y dueño absoluto de los tiempos y las acciones, generando un par de desequilibrios que hubiesen permitido ampliar el marcador y, al mismo tiempo, sin sufrir zozobra alguna en su propio arco, en una de las noches más tranquilas para Milton Alvarez.
Con el pitazo final de Eduardo Gutiérrez, el Deportivo Morón alcanzaría un triunfo tan festejado como merecido y contundente, para estirar a doce la cantidad de encuentros sin caídas (con siete victorias y cinco empates) y alcanzar el sitial de escolta (junto a Atlanta y Riestra) del nuevo y sorprendente líder, UAI Urquiza, con un partido menos que el conjunto universitario, quien aún debe quedar libre, a falta de cuatro fechas para el final de la primera rueda.
La visita puso los “Tallarines” y el Gallo agregó el “pesto”.
@elgallogustavo.
Foto: gentileza, Prensa Deportivo Morón.