Contra todos y a pesar de todo (los vaivenes propios y los factores de poder externos, que jugaran un rol preponderante durante toda la temporada), el Gallo llegó a Santiago del Estero, para enfrentar a Güemes, con la premisa de un único resultado posible, para clasificar al torneo Reducido: ganar. Y habría de conseguirlo, en uno de esos partidos que quedarán en el recuerdo de los hinchas y la historia del club, por acceder al objetivo con mucho de "sabor" a hazaña.
Y es que Morón enfrentaba a varios "rivales" en simultáneo, como el agobiante calor santiagueño, en un cotejo programado para las cinco de la tarde, un estadio absolutamente adverso, con miles de "almas" "Gauchas", expectantes por la posibilidad de acceder a la final por el primer ascenso, siempre y cuando venciera a su visita y se dieran una serie de resultados, comenzando por la derrota de Barracas, ambas variables ausentes en la tarde del lunes, tanto en Campana (en el duelo entre Dálmine y el "Guapo"), como en la propia ciudad capital de Santiago del Estero.
Y el equipo de Lucas Bovaglio se sobrepondría a todo y a todos, fuesen sospechas o realidades, para derrotar con justicia a Güemes, que lejos de "soñar" con disputar la final, con el 2 a 1 en favor del visitante, se quedaría afuera del Reducido, y eso que con el empate le alcanzaba para clasificar y postergar las ilusiones del Gallito.
Pero Deportivo Morón, en una continuidad del muy buen nivel demostrado en las fechas de cierre, aún en la caída sorpresiva ante Santamarina, con aquél primer tiempo brillante y contundente ante Defensores de Belgrano, en el Oeste, los '45 iniciales en la noche de Tandil, donde debería haberse ido al descanso con ventaja de dos y hasta tres goles, pero su falta de puntería, lo privara de un resultado positivo, en un segundo tiempo para el olvido, hasta la victoria trabajada y laboriosa con Almagro, en el Nuevo Francisco Urbano, donde el Gallo justificara con fútbol el triunfo parcial y al quedarse con diez, "resistiera" con solvencia en el complemento, dando señales de todo lo bueno que evidenciara en Santiago, con pasajes de buen fútbol, a la hora de la búsqueda necesaria y con mucho temperamento y aplomo para "bancar" los últimos '20, otra vez con uno menos, sin Cristian Lillo y Bruno Galván, el primero expulsado y el segundo lesionado, ya con el descuento local, en el contexto de un "hervidero" por estadio, adentro y afuera, sea por el intenso calor y la obligación de empatar que "bajaba" de la numerosa parcialidad local.
Así las cosas, con la cuota de tranquilidad e inteligencia para manejar la pelota y presionar a su rival, en todos los sectores de la cancha, y al mismo tiempo, de carácter para salir a buscar el triunfo necesario en "terreno hostil", jugando el encuentro en campo local, a partir del criterio y el despliegue del "cerebro" de este equipo, Gastón González, bien secundado por un Brian Orosco que, cada vez que encara rumbo al arco rival, desequilibra por velocidad y gambeta, Morón desde el inicio se convertiría en protagonista exclusivo de las acciones, obligando al buen equipo de Güemes a oficiar de "partenaire" en su propia "casa".
Con el correr de los minutos, Morón iría acumulando momentos de buen juego asociado y méritos suficientes para estar en ventaja, pero la falta de precisión en el último pase, le impedían contabilizar situaciones de gol, más allá de un tanto bien anulado a Mateo Levato (otra vez, de gran partido, "punzante" en ataque y solidario en el repliegue defensivo), por posición adelantada.
Sobre los '28 del primer tiempo, Gastón González impulsó la pelota por izquierda, para que de primera, Tobías Zárate buscase a Mateo Levato por el centro del área, que controlado por su marca no pudo tomar contacto con el balón, pero sí Cristian Broggi, en posición de delantero diestro, para asistir de gran manera a Brian Orosco, que llegando a la carrera, de frente al arco, y cara a cara con Julio Salvá, la pusiera a contra pierna del ex "1" del Gallo, sobre su palo zurdo, cuando Julio comenzaba a jugarse por el remate cruzado sobre el palo derecho y más lejano. Golazo, segundo consecutivo de Orosco, para poner el merecido uno a cero en favor de la visita, que era mucho más en el juego que el "Gaucho".
Sin sobresaltos hasta el cierre de la primera etapa, Morón justificaba la ventaja parcial y quedaba la sensación que, de hilvanar una contra con acierto, podía comenzar a cerrar el resultado, "jugando" con el nerviosismo y la ansiedad de un Güemes que no encontraba los caminos al arco de Galván.
En el complemento, Lucas Bovaglio decidiría la inclusión de Guillermo Villalba por Tobías Zárate, y la "suerte" le daría un guiño, algunos minutos más tarde, porque más allá de un tiro libre de mucho peligro, en el borde del área, que Nicolás Barrientos, el "10" local, la "colgara" apenas ancha sobre el poste derecho de Galván, un Morón que seguía siendo más, "enarbolaría" un gran réplica, con Alan Schönfeld como "abanderado" (nuevamente, de los más destacados de la tarde santiagueña), haciendo la "pausa" justa para esperar la llegada a su espalda de Levato, que luego de avanzar unos metros, sin oposición (porque la marca se la había "llevado" Schönfeld), ensayara un centro preciso para la cabeza de Guillermo Villalba, que ganando en el salto, metiera un "frentazo" de pique al piso, junto al "caño" izquierdo de Salvá, para dejarlo sin reacción y desatar la euforia del 2 a 0, a los '20 del segundo tiempo.
Seis minutos más tarde, Bruno Galván debería abandonar el terreno, por una molestia en la cintura, ingresando Juan Martín Rojas en su lugar, sin acción desde hacía un largo rato, y obligado a mostrar todo su temple, nada menos que en semejante final. Para colmo, en la primera que le tocara intervenir, debió salir a cortar un peligroso avance del ingresado, Matías Pato, arrojándose a los pies del "18", en el límite de la falta, y cuyo rebote lo aprovechara otro sustituto (autor de uno de los tantos, en el cotejo entre ambos, en el Oeste), Diego Diellos, para rematar al arco sin "golero" de Morón, con Cristian Lillo junto al poste izquierdo, que no tendría más remedio que "meter la mano", para evitar el descuento local. Conclusión: penal para Güemes, expulsión para otro de las baluartes de la tarde santiagueña, como el "capitán sin cinta", Cristian Lillo, y la ejecución posterior de Federico Boasso (también autor de un gol, en el 0-2 de la ida, en Morón), sobre palo derecho de Rojas, cuando el joven arquero del Gallo se había "jugado" sobre su poste zurdo.
Con el descuento local, y 19 minutos por delante, sin el agregado, además del hombre de menos, el equipo de Bovaglio sacaría a relucir, una vez más, el "corazón" que lo distingue, y que en varios encuentros ha disimulado otras carencias técnicas, que sumado a una personalidad para el aplauso, le permitirían "resistir" los embates sin ideas, pero repetidos del local, respondiendo la defensa en gran nivel, y destacándose Juan Martín Rojas en un par de situaciones peligrosas, como un remate que tenía destino irreversible de red, sobre el vértice del travesaño y el "caño" izquierdo, pero la "volada" espectacular" del "12" visitante, dejara "atragantado" el grito de gol fallido de los "Gauchos".
En este punto, es importante destacar que, pese al jugador de menos y el empuje local, Morón jamás resignaría su vocación ofensiva, contando con alguna chance para ampliar el marcador, pero fundamentalmente, para defenderse con la pelota y jugar los últimos seis minutos del tiempo agregado, en terreno rival, bien lejos de su arco.
El "pitazo" final de Pablo Echavarría, de correcto arbitraje, resultaría un desahogo, para los protagonistas dentro del campo de juego, y para miles de corazones emocionados a la distancia, frente a la pc, el televisor, la tablet o el celular, al consumarse uno de los triunfos más trascendentes de los últimos tiempos, con mucho de hazaña y de épica.
Pese a todos y a todo (los vaivenes propios y los factores de poder ajenos), el Gallo cumplió con su parte, se impuso 2 a 1 en Santiago del Estero, y a pesar de los contratiempos del penal y la expulsión, le sobró personalidad y carácter, para acompañar el fútbol que justificaran su clasificación al torneo Reducido.
Ahora, es tiempo de pensar en Quilmes, el domingo 21 en el Oeste (19:15), y el sábado 27 en el "Estadio Centenario".
Y lo mejor de todo... con el "corazón" de este Morón, todo, pero absolutamente todo, es posible.
Aplauso de pie por una alegría, de esas que se atesoran para siempre, pero con la convicción y la fe renovadas de ir por todo.
Vamos Gallo!.
@elgallogustavo.
📸: Deportivo Morón.