Cinco minutos…, hasta que Dante Martín Zúñiga se hiciera
expulsar infantil e imprudentemente, al aplicarle un codazo inexplicable a
Fernando Pascuale, el centrodelantero del “Charro”, en mitad del campo y en el
contexto de una acción tan absurda como negligente.
Cinco minutos…, demasiado poco tiempo para poder analizar un
partido seriamente y demasiado pronto para abandonar todo intento por forzar la
historia repetida y sobreponerse a circunstanciales contratiempos.
Y por favor…, abandonemos las excusas, que sólo nos han
servido de gentiles “vendas en los ojos”, para diferir responsabilidades y
trasladar impericias y culpas propias: porque si bien, en la misma jugada, el
propio “nueve” de la visita debió acompañar a Dante Zúñiga a los vestuarios,
ante una agresión similar en perjuicio de Mariano Omar Barbieri, el yerro
inicial de Pablo Giménez, árbitro del encuentro, no exculpa ni disimula la actitud
irresponsable del volante central del Gallo y, mucho menos, explica o justifica
la repetición de otra actuación vergonzosa (salvo honrosas excepciones), de un
equipo sin alma ni respuesta dentro del campo de juego, y sin ideas, variantes
ni autocrítica fuera del mismo.
En efecto, el “espejismo” forzado (por la pasión y necesidad
imperiosa de creer en “algo”, por sobre nuestra lógica elemental y raciocinio
crítico), a partir de la victoria con fortuna en San Martín, se desbarató como
un castillo de naipes, en tan sólo cinco minutos, para luego dar paso al reiterado
y doloroso partido de siempre, donde el rival de turno, con mayores o menores
condiciones tácticas y técnicas, hubo de superarnos ampliamente en actitud y
aptitud, volcando desarrollo y resultado a su favor con llamativa soltura y
suficiencia, para alzarse con un triunfo merecido y hasta exiguo en las cifras
finales, edificado con vergonzante facilidad y dominado a voluntad y decidido
placer.
Con una marca inaudita de cinco puntos sobre veintisiete
posibles, desde el reinicio del torneo de la “B” Metro y casi en zona de
descenso, socios e hinchas del Deportivo Morón estamos padeciendo una
humillante catástrofe futbolística, que nada tiene de “proyecto”, y sí mucho de
suplicio y tormento mal avenido.
Porque más allá de frases hechas y vacuas, en ocasiones
utilizadas como absurda justificación de lo injustificable y en otras, simple y
sencillamente como “chicana” discursiva barata y agraviante, para descalificar
o mofarse de la inteligencia y la pasión compartida, hoy el socio e hincha del
Gallo está sufriendo un auténtico oprobio futbolístico, rehén absoluto de la
soberbia, la imbecilidad, la incompetencia y los intereses creados fuera del
campo del juego, y que nada tienen que ver con las verdaderas y trascendentes
incumbencias de la institución.
De otro modo, jamás podría haberse tolerado el llegar a este
punto límite, y que sin embargo encarna sólo el principio del despeñadero,
antes de la caída libre al vacío, únicamente sostenido, a contramano de la
razón y el sentido común más elementales, por la obcecación necia, los
intereses creados, el amiguismo y los favores extra futbolísticos.
Con jugadores sin alma, ni compromiso, ni rebeldía
futbolística (salvo excepciones, conocidas por todos), que reivindican “bancar”
al cuerpo técnico ante los micrófonos y en los vestuarios, y demuestran todo lo
contrario cada vez que deben refrendarlo sobre el terreno de juego, único
escenario valedero donde reafirmar convicciones, apoyos y reencausar “proyectos”.
Y un técnico que perdió el rumbo hace largo tiempo (si es
que alguna vez lo tuvo), sin respuestas tácticas, ni mucho menos autocrítica,
para sacarnos de este momento tan acuciante, que alega “amar al club” y sin
embargo se abusa de su condición de ídolo como jugador, para “eternizarse” en
un cargo que lo abandonó hace tiempo, mientras él decidía victimizarse y hallar
enemigos acérrimos en el afuera, sin acusar recibo del daño irreparable que le
está generando al club y sus hinchas, rehenes de su soberbia y su falta de
grandeza.
Unos y otro, sostenidos y justificados de manera absurda, contra
viento y marea, y sin reparar en consecuencia alguna, por una dirigencia obtusa,
autocrática y personalista, que tras el insultante recurso dialéctico y evasivo
del “proyecto”, hace oídos sordos al reclamo legítimo del socio e hincha
auténticos (no de los “aplaudidores”, amigos/obsecuentes, neo y pseudos simpatizantes y “turistas”
comunales), ensimismados en la devolución de favores extra
futbolísticos, en correspondencia con verticalismos y jefaturas militantes, más
allá de cargos y funciones reales en comisión directiva.
Mientras tanto, el torneo se convierte en un suplicio y el
corazón del verdadero socio e hincha del Gallo sufre, se desgarra y sangra, sin
parecer importarle demasiado a nadie, sumado al silencio cómplice e interesado
de medios amigos y/o rentados.
En definitiva, Morón volvió a perder de manera vergonzante,
esta vez frente a Merlo, y el sueño forzado (por la necesidad imperiosa de
creer y aferrarse a “algo”), tras el afortunado triunfo en San Martín, tan sólo
soportó cinco minutos de ilusoria esperanza, para devolvernos con una feroz
cachetada a la cruel realidad.
RECEN POR MI...
Genial. Solo quisiera comentar una cosa. Cuando les preguntan a los jugadores si bancan al proyecto, ¿qué esperan como respuesta? Siempre van a decir que sí. Acaso existe el jugador que salga a decir que no banca al técnico y quiere que se vaya (más allá de jugadores que están en una institución llevados por el único técnico que lo haría, porque ellos saben que no dan el piné para estar ahí). Los jugadores hablan en la cancha. Ayer Zuñiga dijo en el minuto 5: Chau Grana. El resto de los jugadores dijeron en los 85 minutos siguientes: Zuñiga tiene razón, Chau Grana.
ResponderEliminar.....una nota excelente, con la visión real de lo que realmente pasa en el Club, y no, con la visión de los que sostienen la mentira de un "proyecto", que es un invento, y no existe. Si la solución pasara por rezar, rezaría, pero no rezaría solo para que el equipo empiece a ganar y se salve de la "C", sino, para que el Club pudiera ser manejado por gente auténtica de Morón, alejada de la política, aunque eso, no lo vea tan posible hoy día .....tiste y lamenteblemente.
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