La discusión de siempre, no sólo en el fútbol en particular, sino en la vida en general: “el vaso medio lleno o el vaso medio vacío?”.
Morón volvió a empatar sin abrir el marcador, en su visita a
Defensores de Belgrano y sumó su quinto partido sin triunfos ni goles a favor,
aunque al mismo tiempo, alcanzó su tercer cotejo consecutivo con el arco propio
en cero.
Con el debut de Lautaro Disanto (de auspiciosa presentación) desde el arranque, en reemplazo
de Juan Manuel Olivares, que lamentablemente tendrá para un largo período de
recuperación, el regreso de Gonzalo Berterame tras su lesión (sobre la
izquierda y de buen partido, acompañando a Matías Romero en ofensiva), la incorporación por primera
vez como titular de Mariano Bracamonte (uno de los más activos del equipo) y la
variante táctica de Rodrigo Arciero en el mediocampo, sobre la banda derecha,
con el regreso de Brian Machuca como lateral diestro, Cristian Díaz
consiguió buenos “dividendos” con los cambios, tanto es así que durante la
primera mitad, Morón controló al local, le sacó la pelota y jugó en terreno rival, generando un par de ocasiones y dejando una mejor imagen parcial que su oponente,
pero fundamentalmente, mejores sensaciones propias, respecto de partidos anteriores.
De hecho, en ese primera etapa, al Gallo le anularon dos
tantos, uno por una posición adelantada visible de Matías Romero (convertido de
media vuelta por Bracamonte) y en la segunda, por otro off side, presumiblemente
de Machuca, el autor del cabezazo, en una acción tan fina como últimamente nos tienen
acostumbrados en el fútbol local e internacional, incluso VAR mediante.
Como contrapartida, un Morón que le cortó los habituales “circuitos”
a Defensores de Belgrano, apenas “sufrió” con un remate dentro del área de Agustín
Gómez y un anticipo de cabeza de Gonzalo Aquilino.
En el complemento, el Gallo tuvo la más clara, antes del primer
minuto de juego, otra vez en la pies de Romero, tras una buena jugada colectiva
y la asistencia de Bracamonte, pero una vez más, el remate del “9” visitante se
iría lejos y “ancho” sobre el poste izquierdo de Ignacio Pietrobono, desde una posición
inmejorable y en una de esas posibilidades que no suelen repetirse en partidos tan
cerrados y máxime en un equipo como el de Cristian Díaz, al que le cuesta “horrores”
generar situaciones de gol.
De allí en adelante, Morón “peleó” el trámite, pero fue
desdibujándose lenta y progresivamente, sin volver a manejar la pelota ni a
instalarse en terreno rival y llevando algo de peligro, apenas con un puñado de
“pelotas paradas” (sin demasiado riesgo real) y una buena volea desde afuera, de Julián Vitale (otro de los destacados), más el dato relevante del debut de Matías Castro.
Ante ello, el conjunto de Carlos Mayor aprovechó para
intentar “apretar” a la visita contra su arco, más por voluntad que por juego
asociado, provocando algunos "sofocones" bien resueltos por Juan Martín Rojas, en
especial ante un “puntazo” con destino de red, a cargo de Ezequiel Aguirre (que
debió ser expulsado al término del primer tiempo, por una entrada peligrosa, hallándose
ya amonestado, en perjuicio de Nicolás Henry, que lo sacaría de la cancha con signos
de mareo y con ayuda, por el fuerte impacto en su cabeza) y en tiempo cumplido,
sacándole una pelota importante al ingresado Nadir Zeineddin.
Con la evidencia de algunos “signos vitales”, en especial durante
los primeros 45’, el próximo desafío para el plantel y cuerpo técnico será confirmar
esas señales positivas, como una mejora real, el próximo sábado frente a Chaco
For Ever.
Es que, cuando la “mano” viene “torcida”, no queda otra que
aferrarse a ese “vaso medio lleno”.
De todos modos, con las expectativas tan bajas, se hace más
sencillo ilusionarse con un mejor funcionamiento, que nos permita recuperar el
grito de gol “atragantado” y la alegría y el desahogo de una buena semana, por
un triunfo tan necesario, como el "solcito" de invierno, en estos días de intenso
frío.
Esperanza, divino bálsamo del alma.
@elgallogustavo.
📸: Deportivo Morón.
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