Morón regresaba a su estadio, para jugar por primera vez, en el presente torneo de la Primera Nacional, en el Nuevo Francisco Urbano, con la necesidad de recuperarse de la caída en Jujuy, con errores determinantes en el arco propio y una ineficacia manifiesta y repetida para concretar en el arco contrario, recibiendo la visita de Instituto de Córdoba, sin triunfos en el campeonato, aunque con una sola derrota y apenas un gol convertido en cuatro presentaciones, además de sufrir un brote de covid en la semana, con cinco futbolistas afectados (dos titulares) y otros tantos integrantes del cuerpo técnico, incluido su entrenador, el ex arquero, Mauricio Caranta.
En el caso del elenco de Lucas Bovaglio, por primera vez
“metía mano” en el once de inicio, tras repetir formación durante las cuatro
jornadas anteriores, con la vuelta de Cristian Lillo en el medio (pese a que a
punto estuviera de alejarse del club, cuando le anunciaran allá por enero, que
no iba a ser prioridad en la consideración de la secretaria técnica y del
cuerpo técnico, por entonces recién designado) en lugar de Norberto Palmieri y la
presentación desde el inicio de Tobías Zárate, en reemplazo de Guillermo
Villalba y en búsqueda de mayor contundencia ofensiva.
Desde el pitazo inicial de Jorge Broggi, Morón volvería a
proponer su habitual esquema de equipo “corto”, con escasa distancia entre
líneas y mucha presión en la salida del rival, lo que redundaría en importante
beneficios, no sólo para una rápida recuperación del balón y el control del
mismo, sino para llegar a sacar una diferencia parcial de dos goles, a partir
de fallas en las entregas cerca del área de “La Gloria”.
Así las cosas, a los '11 del primer tiempo, de una buena
jugada sobre el sector izquierdo del ataque local, Alejandro Faurlin, el
volante diestro de Instituto, rechazaría corto dentro del área, “regalándole”
la pelota a Alan Salvador sobre el lado opuesto, que saliendo apenas para
sacarse de encima a su marca, rematara de manera notable, de zurda, arriba y
junto al poste derecho de Jorge Carranza, para darle al Gallito la primera
diferencia en la tarde del Oeste.
Estimulado por la ventaja inicial, Morón comenzaría a
justificar el uno a cero, dominando las acciones y generando opciones para
ampliar el resultado, en un par de ocasiones a distancia, con el remate de
Gastón González que “estallara” en el travesaño visitante y el derechazo apenas
desviado de Luciano Guaycochea, y la más clara de todas, promediando la primera
etapa, con una buena habilitación del referido Luciano Guaycochea a Matías
Gómez (de lo mejor de la etapa inicial, junto a Alan Salvador), sobre la
derecha, para que el “Monito” aprovechara la llegada de González como “distracción”, para finalmente enviar
el centro preciso al área con destino a Tobías Zárate, que sólo frente a
Carranza, no pudiera abrir el botín para darle más ángulo a su remate, que
impactaría en la pierna derecha del golero visitante, evitando de esta manera
el segundo de Morón.
Sin embargo,
sin demasiada contención en el mediocampo, un Instituto de buen juego y mejor
pie, empezaría a llevar peligro al arco local, “desnudando” una vez más las
“licencias” que otorga este Morón en su defensa, en particular entre los
centrales, sector donde Franco Verón se adelantaría en falso un par de veces,
dejando el “hueco” justo para que Damián Arce hiciera valer su habilidad como
en aquella situación que Cristian Paz, llegando con la justo, pudiese desviar
al tiro de esquina un remate solitario y franco, por el centro del área, que de
otro medo tenía destino irremediable de gol.
Con el correr
de los minutos, en aquella primera etapa, el partido se plantearía de ida y
vuelta, con dos equipos muy similares, de buen pie y peligrosos en ataque, pero
permeables en sus últimas líneas, aunque con una diferencia determinante para
el resultado final del encuentro: la seguridad de Jorge Carranza en el arco,
por el lado de los cordobeses, para evitar algún gol más del Gallito, y como
contrapartida, las dudas que comenzaría a evidenciar Matías Mansilla, quien
venía de una tarde “negra” en Jujuy y ante Instituto repitió dudas y errores.
Ya en el
complemento, la dupla técnica “alternativa” del visitante, conformada por
Claudio “Café” Sarría y Daniel “Miliki” Jiménez, realizarían dos cambios
fundamentales para la levantada de su equipo, pero también para el destino
final del partido: Joaquín Mateo (debutante en “La Gloria”) y Rodrigo Garro reemplazarían
a Tomás Allende y Alejandro Faurlin, respectivamente, ambos de flojo primer
tiempo.
Y desde su
ingreso, Joaquín Mateo empezaría a generar “dolores de cabeza” por izquierda, complicando la tarea de la
defensa de Morón, con sus gambetas y su desequilibrio tanto para desbordar, como
para hacer la diagonal y encarar o buscar un compañero por el medio.
Sin embargo,
cuando el desarrollo comenzaba a complicársele al equipo de Bovaglio, el Gallo
hallaría otro “regalito” de la última línea de Instituto, para poner un dos a
cero exagerado por entonces: cesión corta para Carranza, que obliga al arquero
a salir del área para evitar con sus pies que Guaycochea se haga del balón,
pero de cuyo rebote largo, Tobías Zárate, hijo del “ Roly” y de interesante
debut, mostrara su “estirpe familiar” y desde afuera del área, con el arquero a
mitad de camino y en el piso, la colocara con precisión sobre el poste zurdo,
para el 2 a 0 de Morón y su primer gol como profesional en nuestro medio, a los
'11 del segundo tiempo.
Por
desgracia, la alegría de la mayor diferencia le duraría demasiado poco al local,
ya que apenas un minuto más tarde, en una gran acción individual sobre la banda
izquierda de la ofensiva visitante, el ingresado Joaquín Mateo dejara en el
camino a Cristian Paz y de cara a Matías Mansilla, venciera la floja
resistencia del “uno” de Morón, a quien la pelota se la “escurriría” entre las
piernas, para el pronto descuento de Instituto.
De allí y en
adelante, la visita se animaría al empate, controlando las acciones y generando
zozobra a la última línea de Morón, en cada ataque profundo, usufructuando
también los cada vez más pronunciados errores en la marca y las dudas de
Mansilla, como en aquella jugada que por poco no terminara en un nuevo
“blooper”, ante el rechazo de Guillermo Villalba (en cancha por Tobias Zárate)
y que de su intento defectuoso, la pelota le rebotara en la espalda y por poco
Gonzalo Castillejos no aprovechara para “facturar” el empate, a falta de diez.
Casi como un
“espejismo”, un remate desde la mitad de cancha, de Mariano Bracamonte
(reemplazante de Alan Salvador) por poco no se convertiría en un golazo y la
tranquilidad en el resultado, con un derechazo de emboquillada, que Carranza
reaccionaria justo a tiempo para enviarla por encima del travesaño, a falta de
cinco para el tiempo cumplido.
Con Norberto
Palmieri en el campo, por Matías Gómez, Morón no lograría “defenderse” con la
pelota en el medio, ni tampoco defender con mayor acierto, pese a la “línea de
cinco” en el fondo, permitiendo que “La
Gloria” se le viniera encima de manera sistemática, hasta que a los “44, una
infracción innecesaria de Alan Schönfeld (reemplazante de Luciano Guaycochea),
muy cerca del área, terminara con un tiro libre preciso de Rodrigo Garro, a los
'90, que tal vez con un pequeño roce en la barrera, no lograría ser controlado
por Matías Mansilla, una vez más, de floja respuesta.
Con el 2 a 2
consumado, en la ultima del encuentro, Germán Pacheco (que ingresara por Gastón
González), habilitaría por izquierda a Villalba, que sobre el primer palo la
“puntearía” al gol del triunfo, pero otra gran reacción de Jorge Carranza
evitaría el desnivel en el descuento.
El pitazo
final de Jorge Broggi, de buen desempeño, más allá de alguna jugada puntual,
como una infracción clara no cobrada a la visita, reclamada como penal de
Leonel Bontempo, pero apenas fuera del área, de acuerdo a la imagen de la
televisión, a Morón se le escaparía sobre el epílogo, un triunfo que había
resignado mucho antes en el trámite del partido.
Entre errores
en el arco, debilidades defensivas y la escasa efectividad para aprovechar sus
momentos y ocasiones, el Gallo volvió a dejar puntos en el camino.
Mucho por
mejorar.
@elgallogustavo.
Equipo livianito,sin marca en el medio Centrales flojisimos,y arquero que perdió la confianza después de una actuación desastrosa sin recuperación. Instituto con bajas ,sin haber ganado,nos pellizco 2 puntos como local.No tenemos más de lo que se ve. Apelemos al milagro.
ResponderEliminarUrgente hay que cambiar al arquero y al 2. Bien por el regreso de Lillo y habrá que ver qué pasa con Zarate. La dirigencia actual nos llevó a este presente de terror. No hay más que esto, por suerte no hay descensos, pero ojo el 2022.
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