Morón fue una "sombra" de sí mismo, en su mejor versión de los últimos partidos y cayó sin atenuantes por 2 a 0, en su visita a San Martín, en la "Ciudadela" tucumana, resignando la racha de cuatro triunfos consecutivos y seis cotejos sin derrotas, en una actuación para el olvido, que pudo ser peor en la "chapa" definitiva del resultado, de no mediar la impericia de los puntas locales en una decena de contras, en el complemento.
Extrañando la ausencia de Santiago Coronel, ausente por acumulación de tarjetas, el ingreso lógico de Agustín Allione no pudo suplir la cuota de fútbol que suele aportar el "Topo", ya sea para asociarse con sus compañeros en búsqueda del desequilibrio en terreno contrario, como para mantener la pelota bajo la "suela", cuando el equipo necesita algo de pausa o aquietar el ímpetu de la búsqueda rival.
Por si fuera poco, tampoco estaría disponible Brian Orosco, desgarrado en el clásico frente a Nueva Chicago, reemplazado por Santiago Kubiszyn, de otras características al "10" titular, y por lo general, de mejor rendimiento como "revulsivo", en los segundos tiempos, una vez que los rivales comienzan a evidenciar signos de cansancio.
En el fondo, Pablo Calderón ingresaría en lugar de Maximiliano Coronel, también ausente por llegar al límite de las cinco amonestaciones, no aportando las soluciones que necesita una zaga que, tras tres partidos sin grandes errores ni distracciones determinantes, en la jornada pasada volviera a manifestar vulnerabilidades, entonces no explotadas por Chicago, pero este domingo sí, por Emanuel Dening y compañía, autor de ambos tantos y una auténtica "pesadilla" para el fondo del Gallo, insoluble durante los 90 y pico de juego.
Y es que Morón jamás salió al campo de juego de la "Ciudadela", o tal vez siquiera abordó el avión rumbo a Tucumán, porque la versión de equipo que salió a enfrentar a San Martín, nada tuvo que ver, en lo futbolístico y actitudinal, con aquél que revirtiera una situación muy compleja, desde el agónico triunfo ante Defensores de Belgrano, en adelante, con su "pico" de rendimiento en Floresta, en la victoria ante All Boys, con el conjunto endeble, timorato y hasta "verde", en situaciones puntuales y determinantes del juego, que facilitaran la producción rival, con un Morón que nunca estuvo en partido ni resultó competitivo, frente a un local muy superior.
Desde el inicio, el conjunto de Pablo Frontini apostó a "ahogar" a la visita, en su propio campo, con una presión alta que impidiera que Morón se "defendiera" con la pelota o al menos, intentara progresar a partir del juego asociado, pese a la ausencia de sus dos mejores referencias, "inclinando" la cancha desde la actitud y la intensidad, imponiéndose en todos los cruces, desbordando por velocidad y decisión y ganando todos los rebotes y segundas pelotas, aprovechando las facilidades de una visita que lo esperaría demasiado atrás, otorgándole el espacio y el tiempo necesarios a los intentos ofensivos locales.
Por eso, no sería de extrañar que a los 10 minutos, una centro desde la derecha, a cargo de Rodrigo Colazo, el "9" del "Ciruja", la pelota cayera entre los centrales de Morón, y ambos (Agustín Gómez y Pablo Calderón) atentos al balón y no a la marca, descuidaran el anticipo goleador de Emanuel Dening, la mayor referencia de área a tener en cuenta, para que el capitán de San Martín la impulsara al fondo de la red y le volviera a convertir al Gallo, al igual que en "Copa Argentina".
Lejos de "aflojar" con la primera diferencia, el local insistiría en su búsqueda, mientras Morón no lograba hacer "pie", ni mucho menos emparejar el trámite, absolutamente sometido al rigor físico y futbolístico de su rival, que cuando se lo propusiera o "afinara" la puntería, habría de irse al descanso con algún gol más.
Hasta que a los 40' de la etapa inicial, una acción infantil de Calderón (que tenía agarrado a Dening fuera del área y al ingresar a ella, sería arrastrado por el "11" local, en su fingida y previsible caída), para darle la excusa justa a un árbitro siempre "localista" como Rodrigo Rivero, de sancionar un penal pueril, pero penal al fin ("cobrable"), que el propio Dening cambiaría por gol, para definir el "pleito", con más de un tiempo por delante.
Por si fuera poco, en el tiempo agregado, y luego de un rechazo largo, Agustín Gómez reaccionaría con una empujón de atrás, sobre Colazo, tan innecesario como evidente, para que Rivero tuviera la segunda excusa perfecta de la tarde tucumana, y con la roja directa al "6" de Morón, "sepultara" las ya escasas posibilidades de ponerse en partido, de un Morón intrascendente, ingenuo y desconocido.
En el complemento, el equipo de Fabián Nardozza casi no generaría peligro en el arco del seguro Darío Sand (que en la única que le tocó intervenir, en el cierre del primer tiempo, lo hizo y muy bien, ante la "volea" de Gonzalo Berterame) y San Martín podría haber ampliado la diferencia en más de una ocasión, pero la falta de puntería y de criterio de sus delanteros, muchas veces en superioridad numérica, respecto del retroceso de los defensores visitantes, privarían al "Ciruja" de una diferencia mayor, haciéndole "precio" a un Morón "desteñido" y ausente sin aviso, en la tardecita tucumana.
En definitiva, en un escenario siempre complicado y ante un rival en levantada, la derrota final no resulta lo más preocupante, pero sí la forma, con un Morón sin respuestas futbolísticas ni anímicas, durante los 90 y pico de minutos de juego.
Tropezón, mala tarde o "baño de realidad"?... Veremos.
Ahora, a recuperar la "memoria" (de corto plazo) con Temperley.
@elgallogustavo.
📸: Deportivo Morón
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