En un partido accidentado, intenso y cambiante, el Gallo rescató un punto en la última "bola" de la tarde, para quedarse al menos con un empate a dos, frente a Gimnasia y Esgrima de Mendoza, en el Oeste, para darle algo de justicia a su búsqueda "implacable" del complemento, que pese a su falta de claridad, merecía un poco más de suerte, ante una visita que, con un hombre de menos, se dedicó a defender, convertir a su arquero en figura y hacer todo el tiempo posible.
Repitiendo el once titular del último triunfo ante Alvarado, en el "José María Minella" de Mar del Plata, como es habitual, Morón salió a imponer sus condiciones desde el pitazo inicial de Franco Acita, inclinando el juego sobre el terreno del "Pituco", hasta que a los 13 de iniciado el pleito y luego de un par de aproximaciones, Brian Orosco haría un "rodeo" en la banda diestra del ataque local, para sacarse a su marca de encima y con un buen centro al punto del penal, encontraría el cabezazo goleador de Ezequiel Rescaldani (el sexto en la temporada), para ponerla junto al palo diestro y adelantar a los de Nardozza en el resultado.
Claro que también, y por desgracia, Rescaldani hallaría también un choque fortísimo de cabezas con Facundo Nadalín, lateral derecho mendocino, llevándose la peor parte el "9" de Morón, que cambiaría los festejos de gol de sus compañeros, por la preocupación y las muestras de desesperación, para que Rescaldani sea rápidamente atendido por el cuerpo médico.
Con signos inequívocos de mareos, finalmente habría de abandonar el campo de juego en camilla (con cuello ortopédico) y en ambulancia, suspendiéndose momentáneamente el partido, con el uno a cero a favor de Morón, hasta el regreso de la ambulancia, tras llevar al goleador del Gallito al "Hospital Interzonal de Agudos Luis Güemes", de Haedo, para su mejor atención.
En la reanudación, el trámite cambiaría drásticamente, tal vez por la desconcentración lógica que generaría la salud de Rescaldani, en sus compañeros, tanto es así que en una ráfaga de un par de minutos, el "Lobo" mendocino daría vuelta el resultado con dos goles casi "calcados", originados en desbordes desde la derecha de la defensa local, el primero a cargo de Agustín Herrera (con una floja respuesta de Bruno Galván, que no podría retener el remate al primer palo y en el rebote, el balón rebotaría en su espalda y se le metería) y apenas cinco minutos más tarde, otro desequilibrio y envío desde el mismo sector (aprovechando la espalda de Damián Adín y los problemas en la marca de Facundo López), para que en el sector opuesto, Rodrigo Castro la impulse al segundo tanto visitante, que entre los 32" y 37' de la primera mitad daría vuelta la "historia", para sorpresas de propios y extraños.
Con doce minutos agregados, ante la sería lesión de Ezequiel Rescaldani y la demora en la reanudación del juego, sumados también a la luxación de codo izquierdo, sufrida por el "11" visitante, Robertino Seratto, apenas iniciado el pleito, por una acción fortuita, a los 46' de una accidentada etapa inicial, Rodrigo Castro, el autor del segundo tanto mendocino y con diferencia de un puñado de minutos, se haría expulsar de manera infantil, por dos acciones de amarillas insólitas, para dejar a su equipo arriba 2 a 1, pero con un jugador de menos, de cara al segundo tiempo.
Ya en el complemento, con Santiago Sala (que salvaría un gol providencial, en el descuento del primer tiempo, que hubiese significado el 1-3) desde la lesión de Rescaldani y en el entrenamiento, el cambio táctico de Diego Sosa por Santiago Ubeda, Morón comenzaría el asedio sobre el arco de Gimnasia de Mendoza, perdiendo lucidez con el correr de los minutos, en un partido flojo de sus principales intérpretes a la hora de la claridad, pero inclinando literalmente la cancha contra el área de la visita, convirtiendo en figura de la cancha al arquero del "Lobo", Kevin Húmeler, que resolvería con acierto (casi) todas las complicadas y de paso, en complicidad con sus compañeros de defensa y la permisividad de Franco Acita, agotando los minutos con la pérdida de tiempo como método recurrente y apenas sancionado con una amonestación tardía.
Hasta que en el cuarto minutos de descuento, de los cinco agregados por el árbitro, un Diego Sosa "angelado" para el arco, encontraría el merecido empate en el epílogo, de la única manera posible ante un rival refugiado todo el segundo tiempo contra su arco: un golazo desde afuera del área, para anotar el 2 a 2 definitivo y convertir el quinto en su cuenta personal de la temporada, siempre viniendo desde el banco de los suplentes (y nada menos que el tercero al hilo).
En definitiva, con el desahogo del punto "rescatado" en la última "bola" y la preocupación por el estado de salud de Ezequiel Rescaldani, Morón pudo sacar adelante un partido atípico, que se había complicado demasiado, entre imponderables de juego, errores defensivos caros y la falta de claridad en un partido sin demasiadas "luces", individuales y colectivas, pero con una voluntad inquebrantable para buscar por todos lados, hasta el pitazo final.
Tercero en su zona con 42 unidades, el equipo de Fabián Nardozza dio una nueva muestra de carácter y ahora va por Patronato, en otra parada "brava", el próximo domingo, en Entre Ríos.
Y lo más importante: cuando la suerte viene esquiva y el fútbol no fluye, este Morón tiene coraje y corazón para jamás darse por vencido.
@elgallogustavo.
Los árbitros comprados de siempre perjudicandonos, igual nos robaron en Mendoza con el gol de salga. Tapia ladrón
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