Tristeza.
Entre tantos adjetivos que se vienen a la mente, tras un 0-4
de local, el que predomina y se instala en el ánimo, con mayor fuerza, es el
de: tristeza.
Y es que Morón fue una “lágrima”, a lo largo de los 90’, sin
fútbol (que, aunque parezca contradictorio, resultaría lo menos grave), pero
también sin actitud ni rebeldía, ni vergüenza deportiva para emparejar las
diferencias con su contrincante, que tampoco se trata del Real Madrid, sino de
un módico aunque bien trabajado Defensores de Belgrano, y que además disputó
cada pelota como si fuese la última y el partido se jugase en el “Juan
Pasquale”.
Con los cambios iniciales de Emilio Lazza en lugar de un
lesionado (¿) Brian Machuca en defensa, de Patricio Núñez por Gonzalo Berterame
en el medio y de Pablo Cáceres en reemplazo de Santiago Sala (con los
refuerzos, Jonathan Cañete y Matías Romero en el banco), Morón no encontró
jamás el rumbo del partido, tanto es así que hasta la apertura del marcador, a
los 37’ de la primera etapa, la visita nos “hacía precio”, con un remate en el
travesaño y otro despejado por Juan Martín Rojas, además de un claro penal no
cobrado por Emanuel Ejarque, de Agustín Gómez a Ezequiel Aguirre y hasta un gol
anulado por un off side más que dudoso.
Con una defensa dubitativa e insegura, mucho peor que lo
evidenciado por momentos frente a Almagro, un mediocampo frágil en la
contención, con un solitario y desbordado volante central (Pablo Ferreira) y algunos
medios de buen pie, pero que si no se hacen de la pelota, el equipo no sólo se
resiente en la creación, sino también en el retroceso, el Gallo le facilitó las
cosas muchísimo a su rival, que además le impuso una intensidad y convicción de
la que careció el elenco de Fabián Nardozza.
Apenas una escapada de Cáceres, que definiría al cuerpo de
Ignacio Pietrobuono, resultaría lo mejor de un Morón “largo” e inconexo entre
líneas, apenas con el aporte impreciso de Gastón González, y la ausencia sin
aviso de Juan Manuel Olivares, sumado a la magra presentación desde el inicio
del “Pato” Núñez, en la derecha, sin desborde en ataque ni oficio en la marca.
Un empujón no sancionado en perjuicio de González, en el
círculo central, derivaría en el desequilibrio por derecha de Aguirre y el
centro preciso para la cabeza de David Sayago, en el punto del penal, que
beneficiado por un Agustín Gómez que en lugar de atender la trayectoria de la
pelota, se daría vuelta para ver la ubicación del delantero, perdiendo por
completo la ubicación de una y otro, para que el “9” tuviese tiempo de
colocarla bien lejos de Rojas, para el 1 a 0 de “Defe”.
Por si fuera poco, a los 44’ de la primera etapa, entre
Rodrigo Arciero y Gómez no podrían evitar una pared en el ingreso al área,
fallando en todos los intentos de quite, tanto es así que, pese a caerse unos
segundos antes, Patricio Moyano tendría la chance de dar el pase desde el piso,
levantarse e ir a buscar la descarga de Aguirre, para quedar solo y mano a mano
con Rojas, venciéndolo con un remate bajo y cruzado al palo izquierdo, para el
2 a 0, que era justo.
A la vuelta del entretiempo, Nardozza intentaría “quemar las
naves”, partiendo al equipo más de lo que ya estaba, haciendo ingresar a
Agustín Curruhinca por Núñez y a Sala en lugar de Ferreira.
Lástima que el intento no tuviese siquiera tiempo de ser
puesto en práctica, puesto que en un par de minutos del complemento, los
“horrores” defensivos, sumados a la ausencia de medios, harían que el “Dragón”
se pusiera 4 a 0 en un suspiro.
Primero a los 5’, luego de un cambio de frente de Ezequiel
Aguirre, que hallaría solo a Patricio Moyano por el sector opuesto y su centro,
rechazado hacia dentro del arco por Lazza y el rebote en Rojas, le quedaría
“servida” a David Sayago para “puntear” el tercer gol de la visita y el segundo
de la cuenta personal del ex Independiente de Avellaneda.
Y sólo tres minutos más tarde, a los 8 del complemento, una
“peinada” que deja al “Topo” Aguirre (una de las figuras de la cancha, junto a
Moyano y Sayago, todos en la visita, lógico) mano a mano con Agustín Gómez, por
derecha, para que el capitán de Defensores se anticipe y con la punta del botín
la impulse junto al palo, con una reacción escasa de Juan Martín Rojas… para el
0-4 con 37 minutos por delante.
De allí y hasta el final (con Jonathan Cañete y Martín
Romero en lugar de Olivares y Cáceres), Morón tendría un par de tiros libres en
los pies de Ezequiel Rescaldani y Gastón González, gracias al “atrevimiento” y
verticalidad de Curruhinca, más una muy clara de Santiago Sala, casi en el
epílogo, que Pietrobuono evitaría con una gran atajada.
Muy, pero muy poco para un equipo que fue una “sombra”
dentro del campo de juego, cayendo con Defensores de Belgrano tras diez años y
generando la derrota más abultada en el Nuevo Francisco Urbano: nunca, desde su
inauguración en 2013, Morón había sufrido una derrota por cuatro goles de
diferencia, en su nueva “casa”.
Tristeza.
Y no sólo por lo que ocurrió (o mejor dicho, no ocurrió
dentro del campo de juego), sino por situaciones del afuera, que siempre, de
una u otra manera terminan repercutiendo en el “ambiente”, como el repetido
atraso en los sueldos, medio aguinaldo y vacaciones de los empleados (que
además están sin obra social y perdieron el acceso a ayudas oficiales, como el
salario familiar), además de medidas tan insólitas como arbitrarias e ilegales,
tal como exigir que los periodistas de medios partidarios que ocupan cabina,
tengan que asociarse a partir de marzo, para poder cumplir con su función
profesional y su labor de informar.
Triste. Muy.
Está dirigencia es una vergüenza, pobre nardozza pobres hinchas, trajeron un rejuntado, ya se había notado con Almagro, que está fecha se comió 4. Arciero, x adin Olivares x coronel, lazza x coronel, romero x garcia, y dejamos ir a kubizin, salega, Úbeda, que negocio hicimos ehh.....Fabiian no se cómo se puede armar un equipo con esto pero pone más pibes del club.
ResponderEliminarVa a estar difícil salir de esta situación. Hay que repensar el equipo titular. Hay jugadores como olivares, Gómez que deben salir ya y reforzar con más marca el mediocampo. Si Fabián no cambia lo van a cambiar los resultados.
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