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Sin embargo,
el Gallo no pudo salir de un pálido empate en cero, ante el siempre duro
y amarrete conjunto de Eduardo Pizzo, dejando en evidencia que, desde
lo anímico, efectivamente el insólito affaire "Páez-Montero", parece no
haber dejado marcas en el carácter del equipo, aunque sí seguramente en
la resistencia fìsica de aquellos ocho "gladiadores" que debieron
prodigarse en marcada inferioridad numérica, por alcanzar la hazaña de
un empate o, cuanto menos, la alternativa de una derrota módica en los
números, bajo un sol abrasador como el de este mismo sábado y ante una
temperatura igual de agobiante, hace sólo 72 horas.
En
efecto, lo mejor del equipo de Blas Giunta se vería en la primera media
hora del partido, cuando el Gallo hasta por inercia táctica, intentó
como es costumbre una presión alta, cerca de la última línea del
"Cartero", generando faltas y hasta la primera amarilla de Alejandro
Strelau, uno de los zagueros de la visita, que en sólo siete minutos de
juego ya hubo de pegar tres patadas y en consecuencia, hacerse acreedor
del primer cartón amarillo revoleado al diáfano cielo del Nuevo
Francisco Urbano, por el siempre errático Eduardo Gutiérrez, "vitalicio"
y mediocre árbitro de la "B" Metro.
De igual
modo y como también resulta una constante desde la llegada de Giunta,
Morón intentó abrir la doble línea de cuatro planteada por su oponente, a
partir del trabajo por las bandas de Cristian Yassogna y Federico
Domínguez, acompañados en múltiples ocasiones por las subidas de Rodrigo
Lemos y Emiliano Mayola (corrido al lateral izquierdo, para suplir la
ausencia de Gastón Montero), y en varios pasajes de ese primer tiempo
logró plasmarlo con acierto, secundados por otra buena labor de Damián
Toledo y los repliegues de un Mariano Martínez (reemplazo de Leonel
Altobelli), lejos aún de sus mejores versiones, pero con la voluntad y
las ganas de siempre.
Y de tanto ir, a los '15
de la etapa inicial el Gallo dispondría de una ocasión inmejorable para
romper el cerrojo táctico de los de Agronomía: tras otra excursión
ofensiva de Lemos, y como frente a Armenio, su carrera sería detenida
con infracción en el área, por lo menos a criterio de Eduardo Gutiérrez.
Acto seguido y también como ante el "Tricolor" de Maschwitz, Damián
Akerman sería el encargado de patear el penal, en este caso repelido al
córner por Ezequiel Mastrolía, golero de "Comu", luego de una floja y
anunciada ejecución de nuestro máximo goleador histórico.
En
una tarde en la que el Gallo habría de desperdiciar algunas chances,
también dilapidaría un penal, además de otra oportunidad manifiesta de
gol, en la que un envio largo y "envenenado", entre los centrales de la
visita, hallaría a una defensa de Comunicaciones demasiado en línea, y
sería capitalizada por el propio Akerman para quedar mano a mano con el
arquero, aunque su definición de emboquillada se terminaría perdiendo
por encima del travesaño.
A partir de allí y
como si el conjunto hubiese acusado el golpe de las ocasiones
desperdiciadas, la visita hallaría de los '30 en adelante su mejor
momento en el partido, tanto es así que registraría su primera chance de
gol, con un cabezazo apenas desviado de Pablo Vaccaría, a falta de diez
minutos para el final de la etapa.
En el
complemento, lenta y progresivamente comenzaría a hacerse cada vez más
visible, la "factura" física que demandaría el costosísimo juego del
pasado miércoles frente al "Camionero". Ni siquiera el "refresco" del
ingreso de Gerardo Martínez (en lugar de un Emmanuel Pío de prometedor
primer tiempo, titular desde el arranque luego de dos años, y con
innegables destellos de su calidad, mientras hubo oxígeno suficiente en
su sistema), pudo cambiarle la cara a un Morón cada vez más apurado y
con menos claridad en el manejo del balón y los intentos ofensivos, más
allá de un tiro libre del propio Gerardo, en la medialuna del área y
algún que otro remate desde afuera.
Y hasta
pudo perderlo, cuando con Emiliano Mayola (una vez más de lo más
parejito del equipo, a pesar del cambio obligado de posición en el
campo), ya francamente lanzado en ofensiva, por su hueco hubieron de
trepar un par de volantes de la visita, para anticipándose al cierre de
Cristian González y Nicolás Gásperi, Javier Pintos quedara cara a cara
con Sebastián Peratta y antes que pudiese concretar su remate, la pelota
le fuera "extirpada" casi quirúrgicamente por Damián Toledo, corriendo y
arrojándose "in extremis" desde atrás, en un esfuerzo encomiable. Un
Toledo que, un par de minutos más tarde, habría de ver la quinta tarjeta
amarilla (por lo que será otra baja para Giunta, de cara al próximo y
trascendente cotejo ante Platense, en Vicente López), en otro quite tan
claro como el cielo moronense, salvo para el paupérrimo Gutiérrez.
Con
el pitazo final y la mezcla de aplausos con los primeros silbidos de la
"era Giunta" (no para él, claro está, sino para los protagonistas),
sumadas a las noticias que provenían del "Estadio Armenia", con un nuevo
triunfo de Barracas, iba quedando más que claro que, el Gallo había
desperdiciado la chance de aventar fantasmas y de paso, aferrarse al
Reducido, por estas horas y hasta que deba quedar libre, propiedad
exclusiva del "Camionero".
Morón lo intentó,
mientras le dieron las piernas y luego careció de claridad para torcer
la historia, aún jugando más de media hora del complemento con un hombre
de más, ante la segunda amarilla con expulsión de Alejandro Strelau.
En
una tarde de sol, y de sábado en el Nuevo Francisco Urbano, el Gallo
desperdició dos puntos frente al "Cartero", que esperemos no deba
lamentar en el futuro inmediato.
Entre el calor
y las consecuencias físicas del esfuerzo supremo, en ocho de sus
hombres, 72 horas antes y en condiciones igual de agobiantes, el equipo
de Blas Giunta lo buscó como siempre e hizo lo que pudo, mientras les
respondieron las piernas.
Y hasta contó con las
ocasiones, pero las dilapidó, en una tarde en que demostró carácter
como grupo, aunque nada de fútbol como equipo.
Lejos
del conjunto compacto y contundente que supo ser hasta el cotejo con
Armenio, frente a Comunicaciones dejó en el camino dos puntos que
duelen.
Gustavo Adrián Requelme
@elgallogustavo.
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